Hoy toca anécdota de infancia. Supongo que porque estoy más
vieja y ya tengo que empezar a contar batallitas.
Yo debía tener unos cuatro años y vivía en un edificio viejo
de Argüelles. Era viejo a principios de los ochenta así que no sé si estará demolido
ya a estas alturas. Lo que sí supe fue que años más tarde (muchos años más
tarde) en ese mismo edificio se localizó una célula terrorista. Ya tengo algo
para contarle a mis gatos.
Bueno, los terroristas aquí no pintan nada así que continúo
mi relato. Salí con mis cuatro años y mi madre a hacer unos recados. Como yo
era (y soy) una caprichosa repelente, se me antojó un libro de cuentos que mi
madre acabó adquiriendo, supongo que por no oírme.
Volvemos a casa. Mi madre abre la puerta del piso y yo veo a
alguien asomarse por la puerta del dormitorio principal, que quedaba justo
enfrente, pasando el salón.
El hecho de ver un desconocido merodeando por mi casa a mí
no me inquietó en absoluto. Me pareció de lo más normal. Como mi madre no lo
vio, siguió su camino hacia la cocina a preparar pescado, dejando las llaves
puestas por dentro de la puerta.
Yo, ajena a todo peligro, me senté en el sofá del salón
(justo delante de la puerta del dormitorio) tan feliz con mi librito. El ladrón
habrá pensado que la única posibilidad de fuga la tenía pasando por delante de
la niña que tan amablemente le había encubierto o que era tan tonta como para
no enterarse de lo que pasaba ahí (ya os aclaro que la respuesta correcta es la
segunda pero el delincuente no tenía tiempo de pararse a analizar).
El ladrón se precipitó raudo hacia el salón y abrió la puerta
para salir. Mi madre, al oír el tintineo, me gritó desde la cocina “Nena, deja
las llaves”. El amigo de lo ajeno volvió a cerrar la puerta al salir (qué cosa
tan ordenada y pulcra, madre), por lo que las llaves volvieron a tintinear y mi
madre repitió “Nena, que dejes las llaves”. Ahí sí que reaccioné. Una cosa es
estar obstruyendo a la justicia y otra que te acusen injustamente de tocar algo
cuando no lo has tocado así que, en mi defensa, alegué “Yo no he sido, mamá. Ha
sido el señor que se ha ido”.
Vi salir a mi madre de la cocina más lívida que la merluza
que preparaba, y asomarse al patio de luces al grito de “Un ladrón!!!!”.
Empezaron a salir vecinos de todas las puertas. Nuestro vecino de enfrente,
armado con un palo, diciéndole a mi madre “No volváis a entrar, que puede haber
otro escondido en el armario”. El vecino del palo entra en casa, revisa todos
los recovecos y declara que el área está despejada. Llega una vecina en el
ascensor y dice que vio a alguien bajar corriendo por las escaleras.
Mi madre flipa con la inutilidad de su hijita para alertar
del peligro. Hasta el día de hoy se pregunta qué se me pudo pasar por la cabeza
para que ni preguntase qué pintaba ahí una persona que yo no conocía de nada.
No robó nada porque estuvimos muy poco tiempo fuera y no le
dio tiempo. Como prueba del delito nos quedó de recuerdo la huella de una
zapatilla en el alféizar de la ventana del salón. Como facineroso no sé si
sería muy bueno pero presiento que hubiese hecho una gran carrera como
trapecista de circo. Saltar desde una barandilla sobre el vacío en un cuarto
piso requiere una preparación física sin parangón.
Jajajajaja qué bueno dios, ¿pero cómo no lo contaste hasta ahora? xDDD Sólo te faltó preguntarle al ladrón si te leía el cuento :P
ResponderEliminarEs que lo bueno se hace esperar...o me daba vergüenza, no sé. Jajajaja. Sí, la verdad que me podía haber sentado en su regazo a que me leyese algo. Cachis. Un besote!!!
EliminarAy madremia que mortal eres jejej de manera que tan feliz con tu librito!! Me meo de imaginarte!! Desde luego tu madre lleva toda la razon!!! Pobre, vaya susto!! Menos mal que se quedó en eso jeje Besitos guapa.
ResponderEliminarSí, por suerte se quedó en anécdota porque se ve que el ladrón era sólo un ladrón y no llegaba a límites superiores. Me podría haber secuestrado tranquilamente, la verdad. Ahora que lo pienso de más mayor, estoy super agradecida de que realmente no nos pasó nada malo ni a mi madre ni a mí. Un besote.
EliminarQue buena historia, y bueno no te averguences q algunos crecemos y seguimos igual de despistados, jajaja.
ResponderEliminarBueno, no te creas que yo he cambiado mucho desde entonces... aunque supongo que ver a un desconocido en mi casa me mosquearía. Jajaja. Un besote.
EliminarQué bueno Álter, te lo tomaste con la mayor naturalidad del mundo, un señor en casa, desconocido que entra y sale a su antojo, jejeje.
ResponderEliminarLo importante es que se quedó en una anécdota y ahora que la has compartido nos has hecho a pasar a todos un rato divertido...
Besitos
Sí, a mí me parecía de lo más normal, oye... Soy así, de alma generosa. Mi casa es tu casa. Jajajaja. Un besote.
Eliminarjaaja, pero niña!! Está claro que el ser miedosa te salió de mayor, porque en ese momento, tú tan tranquila con tu lectura, jeje. Yo me hubiera muerto de miedo!!
ResponderEliminarImagino todo lo que le tuvo que pasar por la cabeza a tu madre!
Un besito.
Sí, sí, me salió de mayor, después de un par de sustos que me dieron en la calle.
EliminarEs que creo que yo ni sabía lo que era un ladrón o por qué si alguien estaba en mi casa iba a tener malas intenciones... yo qué sé, cosas de niña de cuatro años. El papel de mi madre ya fue más chungo porque yo también lo hubiese pasado fatal en su lugar. Besotes.
Que lenguaje, facineroso!!! ¿era verano? porque teestoy imaginando llegar acalorada a casa, ver al "facineroso" en tu casa y sentarte en el sofá de escai a leer el cuento.... ¿fué asi? ahora que lo sea, ya soy una más de tus adivinas jejejejejejeje.
ResponderEliminarmenos mal que solo fue un susto porque si os hubiera pasado algo... Besos.
Pues la ventana estaba abierta así que debía de hacer calor, sí. No recuerdo si el sofá era de escai (estuve en ese piso sólo hasta los seis años) pero tal vez lo fuera. Combinaría con el empapelado de las paredes (se aprecia en la foto donde salgo con el disfraz de hada, ese era el piso de Argüelles). Besotes!!!
EliminarOstras Álter, qué susto! Yo de pequeña era muy caguica, hubiese salido corriendo! Eso me ha hecho recordar una pesadilla muy vívida que tuve en la que entraban unos tipos en mi habitación (de eso hace como 4 años), y salí gritando y dándole golpes en el pecho a Mr. X hasta que me desperté y vi que era él...Qué mal rato! Por lo menos no te quedó trauma...¿no? Besotes!
ResponderEliminarNo, trauma no me quedó ninguno. Supongo que porque lo vi todo desde mi inocencia infantil y no me dio por plantearme el peligro que aquello había supuesto para nosotras. Un besote!!!
EliminarEres increible, y estas batallitas molan para conocerte mejor.
ResponderEliminarBuen día.
Gracias, gracias... Lo que no sé es qué aprendizaje se puede sacar de esta batallita ¿Que soy tonta del bote? Jajaja.
EliminarBesotes.
JO, no me quiero ver yo en una de esas, qué miedo.
ResponderEliminarYo soy muuuuyyyyyyy miedosa, posiblemente habría reaccionado igual pero para que se fuera...
Yo también soy muy miedosa pero se ve que con cuatro años no sabía yo lo que era un ladrón, qué se yo. Si me pasa ahora, me da un soponcio. Jajaja. Besos.
EliminarJolines, tú tan tranquilita y tu madre debía estar acojonaita la buena señora... Y encima le respondes a lo de las llaves!! jajajaja. Qué bueno!!
ResponderEliminarClaro, a ver si se iba a pensar que andaba yo trasteando, con lo bien que me estaba portando, jajaja. Besotes.
EliminarAla que miedito por dios! En serio no te pareció raro??? jo, eres la más valiente del universo, yo si veo un desconocido me cago viva (ups, perdón!) con 4 con 24 y con 40 seguro que también!
ResponderEliminarBesos
Si me hubiese pasado ahora, salgo por patas, ya te lo digo yo. Pero se ve que con cuatro años era más valiente o más tarada, qué se yo... Besotes!!!
EliminarQué historia!! Y qué suerte que no os robara nada ni os hiciera más daño que el susto. Nunca se sabe, pero puede que lo mejor que hiciste fuera quedarte sin decir nada y dejar que se fuera, porque si te hubiera dado por llorar y tu madre le hubiera descubierto, a lo mejor no hubiera salido tan bien. Qué horror debió pasar la mujer. Me alegro mucho que acabara bien.
ResponderEliminarMe encantan los ñacos de 4 años. Tienen una lógica aplastante.
La verdad es que tuvimos mucha suerte, sí. Las cosas podían haber sido bastante más tremendas... Tal vez sí que fuera mejor que por una vez me haya estado calladita. Jajaja. Besotes!!!
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