Mayo es, sin duda, la época de la BBC (bodas, bautizos y
comuniones). Época en la que todo el mundo anda enloquecido intentando cumplir con
todos los compromisos sociales a los que se ve invitado.
Yo no he tenido ni boda ni bautizo ni comunión pero eso no
impide que mi agenda se haya visto desbordada de manera poco habitual en mí,
que por norma general tiene menos vida social que una ameba.
En mayo me han tocado (y me faltan) cumpleaños, caminatas
por el campo de las que ya sacó Forlán el suficiente partido la semana pasada,
despedidas de compañeros de trabajo que se van a vivir a fríos países y dos
desvirtualizaciones. Vamos, que mi vida social se ha disparado a límites
insospechados y no es que me queje, porque la verdad es que me lo he pasado
estupendamente en todos mis eventos y he tenido oportunidad de poner cara a
varia bloggers a las que les tenía ganas desde hacía tiempo y reencontrarme con
otras a las que hacía tiempo que no veía.
He vuelto a disfrutar con Inma, Dolega y Mamá de una Monita
y he tenido la suerte y el privilegio de conocer a Matt, Yo y mis Mini Yos,
Desmadreando y Drew. Sí, Eva, a Drew. Muérete de envidia. Esto es cosa del
Karma por tener que aguantar a tu gato troleándome todo este tiempo. Gracias, chicas, por estos buenos momentos,
por esas risas y por estas experiencias compartidas que nos hacen ver que
detrás de cada monitor hay una persona real con una sonrisa y un abrazo.
Gracias por esa sensación de conocernos desde hace tanto tiempo. Espero tener
muchas desvirtualizaciones y muchos reencuentros más porque, a pesar de que
estoy incubando una gripe y que el mes de mayo parece no poder estirarse más,
no me arrepiento de ninguno de mis planes; tanto con los 1.0 (a quienes no digo
nada porque ya lo saben todo) como con los 2.0
Ésta debería ser una entrada contando las cosas surrealistas
como que un guitarrista callejero se haya puesto a cantarle a la Monita en mitad
de la plaza de Santa Ana o cómo se puede volver loco a un camarero ampliando
cada vez más una mesa en una terraza de Gran Vía mientras los forofos del
fútbol pasan dando voces pero estoy ñoña, qué le vamos a hacer. Debo de estar
con las defensas bajas con esto de la incubación de virus y sabiendo que tengo
que ir a planchar y a limpiar el baño en cuanto termine de redactar este post
empalagoso porque las bacterias y las arrugas no entienden de momentos bajos.
Hubiese preferido tener un plan también para hoy (con “hoy”
me refiero al domingo pasado, que ya sabemos que este blog emite en diferido) y
tener excusa para no hacer nada por compromisos sociales son ineludibles. Pero
como no hay forma de procrastinar, me despido con lagrimillas en los ojos que
achacaré a la inhalación de vapores de lejía.