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jueves, 29 de mayo de 2014

Mayo me pone ñoña

Mayo es, sin duda, la época de la BBC (bodas, bautizos y comuniones). Época en la que todo el mundo anda enloquecido intentando cumplir con todos los compromisos sociales a los que se ve invitado.

Yo no he tenido ni boda ni bautizo ni comunión pero eso no impide que mi agenda se haya visto desbordada de manera poco habitual en mí, que por norma general tiene menos vida social que una ameba.

En mayo me han tocado (y me faltan) cumpleaños, caminatas por el campo de las que ya sacó Forlán el suficiente partido la semana pasada, despedidas de compañeros de trabajo que se van a vivir a fríos países y dos desvirtualizaciones. Vamos, que mi vida social se ha disparado a límites insospechados y no es que me queje, porque la verdad es que me lo he pasado estupendamente en todos mis eventos y he tenido oportunidad de poner cara a varia bloggers a las que les tenía ganas desde hacía tiempo y reencontrarme con otras a las que hacía tiempo que no veía.

He vuelto a disfrutar con Inma, Dolega y Mamá de una Monita y he tenido la suerte y el privilegio de conocer a Matt, Yo y mis Mini Yos, Desmadreando y Drew. Sí, Eva, a Drew. Muérete de envidia. Esto es cosa del Karma por tener que aguantar a tu gato troleándome todo este tiempo.  Gracias, chicas, por estos buenos momentos, por esas risas y por estas experiencias compartidas que nos hacen ver que detrás de cada monitor hay una persona real con una sonrisa y un abrazo. Gracias por esa sensación de conocernos desde hace tanto tiempo. Espero tener muchas desvirtualizaciones y muchos reencuentros más porque, a pesar de que estoy incubando una gripe y que el mes de mayo parece no poder estirarse más, no me arrepiento de ninguno de mis planes; tanto con los 1.0 (a quienes no digo nada porque ya lo saben todo) como con los 2.0

Ésta debería ser una entrada contando las cosas surrealistas como que un guitarrista callejero se haya puesto a cantarle a la Monita en mitad de la plaza de Santa Ana o cómo se puede volver loco a un camarero ampliando cada vez más una mesa en una terraza de Gran Vía mientras los forofos del fútbol pasan dando voces pero estoy ñoña, qué le vamos a hacer. Debo de estar con las defensas bajas con esto de la incubación de virus y sabiendo que tengo que ir a planchar y a limpiar el baño en cuanto termine de redactar este post empalagoso porque las bacterias y las arrugas no entienden de momentos bajos.

Hubiese preferido tener un plan también para hoy (con “hoy” me refiero al domingo pasado, que ya sabemos que este blog emite en diferido) y tener excusa para no hacer nada por compromisos sociales son ineludibles. Pero como no hay forma de procrastinar, me despido con lagrimillas en los ojos que achacaré a la inhalación de vapores de lejía. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Anuncios Pesadillescos XCVIII: De “genialidades”

¿Qué pasaría si vamos por la calle y vemos a un tío leyendo unos anuncios en la calle y remezclándolos de forma creativa? Por ejemplo, ve carteles que rezan más o menos lo siguiente: “Recogemos, cortamos el pelo, bañamos y devolvemos a su perro” o “Cigarrillos y tabaco” o “Se venden animales y pájaros a comisión” (aquí añado yo que la vida no se compra, amiguitos). Y, a partir de aquí, empieza a flipar con cosas como “Quiero un perro que recoja y limpie el baño, me devuelva el cigarrillo, dé tabaco a mis animales y comisión a mis pájaros” También parece que busca a alguien que venda a su perro, recoja su corte de pelo, compre su animal y anime a su pájaro. Luego se arrepiente y busca un sitio que recoja su comisión, venda a su perro, queme su pájaro y le venda el cigarrillo. Ahí ya se vuelve completamente majara y decide pajarear su compra, recoger su voluntad y muchas cosas más.

Repito, ¿qué haríamos si vemos a alguien soltando esa perorata en medio de la calle? Al menos yo tengo claro que me cambiaría de acera pensando que es un chalado y que lo mismo pretende que yo le pajaree la comisión o me fume a su perro. Pero ¿y si el chalado es Bob Dylan? ¿Pensaríamos diferente y diríamos que es un genio? ¿Cuál es el límite entre la genialidad y la locura? ¿Una vez que te has hecho famoso puedes decir la primera sandez que se te ocurra y eso provocará que todo el mundo asienta aprobatoriamente para que nadie piense que no hay quien entienda de qué corchos hablas? ¿Está la genialidad sobrevalorada? Y,  más preocupante aún, ¿todo esto tiene algún sentido para anunciar un banco? Supuestamente, la idea es elogiar a quienes se replantean las cosas y quieren romper esquemas. Esto me parece muy bien pero hay formas y formas de romper esquemas y si tengo que entender que mi banco interpreta estos desvaríos como replantearse las cosas lo más probable es que me cambie de banco. Está bien eso de romper esquemas pero seguir un criterio de demencia para ello creo que es bastante contraproducente. Tal vez les den un “speech” para que parezcan de lo más “cool” y te hablen con frases sin sentido. Me imagino al bancario diciendo algo como “Vamos a recoger tu depósito, bañar tus ahorros y pajarear tu comisión”. Me daría por pensar que van a utilizar mi dinero para el blanqueo de capitales o algo peor y encima pareceré cómplice y acabaré en la cárcel y yo en la cárcel seguro que soy un caramelito con este sex-appeal y este gracejo que gasto. Voy a durar menos que un sobre de comisiones en las manos de un político con nariz de pájaro que fuma mientras juega con su perro y su mujer le corta el pelo.

Se me va mucho la olla, ¿no? Eso es porque soy un genio, que no entendéis nada, simples mortales.


P.S. Dedicado a Mandarica, que me hizo ver el anuncio con otros ojos:


martes, 27 de mayo de 2014

Ustedes Dirán LXXXVII: Cuando te conviertes en marca registrada (sugerido por Madre con Carné)

Nuestra Madre con Carné me sugirió que analizase el capítulo de los Simpson donde Homer se empeña en conocer el origen del logotipo igualito a su cara que descubre en un anuncio de jabones japoneses. Sí, la cosa se las trae pero es que Madre con Carné es todavía más surrealista que yo y se ve que le hace gracia verme sudar metida en semejantes berenjenales. Más tonta soy yo, que me dejo… En fin, que no se diga. Allá vamos y que salga el sol por Antequera.

Supongo que el capítulo lo habréis visto (y si no sois fans de los Simpson hacéoslo mirar porque,  en términos psicológicos, “nosepuentendé”). Por si acaso, os hago un breve resumen. Homer Simpson ve un día un anuncio japonés, de estos llenos de colorines y flashes y un montón de parafernalia destinada a volver epiléptico al televidente de turno, donde en la caja de jabón se aprecia el logotipo de la marca, resultando que dicho logotipo es igualito a la cara de Homer. Ni corto ni perezoso, se pone en contacto con la fábrica para averiguar cómo es posible que se hayan inspirado en su persona para diseñar el logotipo. Al final resulta, claro está, que ni inspiración ni leches, que todo había sido fruto de la más pura de las casualidades, dado que el dibujito nació tras la conjunción de los dibujitos de dos empresas que se habían fusionado.

Lo que llamaba la atención a Madre con Carné de este tema, era el hecho de que se meta un anuncio ficticio dentro de una serie ficticia. Ficción dentro de la ficción, para entendernos. Como yo tal vez sea más rara que ella, en realidad lo que me dio por pensar dos cosas.

En primer lugar: ¿Qué dos empresas deberían fusionarse para dar como resultado la imagen de mi careto? Uno de los logotipos tendría que ser un tucán, eso lo tengo clarísimo. Sólo así podría justificarse esta napia prominente. Dados los tres pelos que tengo, el otro logotipo debería de ser algo parecido a una fregona vieja y usada, aunque dudo que exista una empresa que tenga tan mal gusto como para querer que su imagen de marca se asocie a una fregona que haya conocido mejores días, aunque si son capaces de ponerle el nombre de una salsa picante a un gel íntimo ya me puedo esperar cualquier cosa.

En segundo lugar: ¿Cómo reaccionaría yo si un día viese un logotipo igualito a mí en un anuncio (con la salvedad de que no soy un dibujo animado)? Seguramente primero me quedaría ojiplática y luego vendría corriendo a contarlo en el blog, que para eso una tiene un medio de comunicación abierto al mundo donde puedo hacer partícipe a la humanidad entera de las cosas que me pasan. Conociendo el largo historial de cosas raras que me han pasado en esta vida, tampoco me sorprendería demasiado que un día tuviera que contaros algo así. Estad atentos a vuestros monitores, por si acaso.

P.S. Mandadme propuestas, que no le hago ascos a "casi" nada. 

lunes, 26 de mayo de 2014

Crónicas Felinas XCII: Ese esquivo Morfeo

Marrameowww!!!

Mis humanos se quejan mucho de que los despierto por la mañana cuando a mí me da la gana. Cuando yo decido que es hora de levantarse empiezo a ronronear en sus orejas y a sentarme encima de sus cabezas hasta que se hartan y se levantan. Mi difunto compañero Luhay tenía estratagemas más violentas, como su famoso mordisco en el dedo gordo del pie (marca registrada) así que, en comparación con eso, ser despertado por mí debería parecerles gloria bendita. Hasta agradecidos deberían estar pero son unos ingratos y, lo que es levantarse, se levantan, pero protestando y haciéndome saber que soy un mal gato, que no dejo dormir, que si no me he dado cuenta de que es domingo y no sé cuántas cosas más.

El caso es que ellos, mucho quejarse, mucho quejarse pero no vienen luego a contar en el blog cómo me despiertan ellos cada vez que estoy echándome la siesta, ¿a que no? Pues sí, aquí estoy yo para desvelar la verdad y desenmascarar a estos terroristas del sueño. Lo hacen y muy a menudo, además. En cuanto ven que yo estoy acurrucadito y tan a gusto, me despiertan a traición con cosquillas en la barriga o besitos en el cogote, que no hay cosa que me dé más asquito que los besos humanos. A Luhay le encantaban pero yo me muero de repugnancia sólo de recordar las porquerías que comen; a saber la de miasmas que pueden llegar a pegarme, uno que está vacunadito con todo el dolor de su culete y tiene que andar tragando antiparasitario cada tres meses, como para arriesgarme a que me contagien algo y tener que soportar más vejaciones por parte del veterinario. Más vale prevenir que curar. En cuanto me besan me toca lavarme la cabeza y así no hay quien duerma.

Eso por no contar cuando uno está soñando que persigue conejos por las verdes praderas de los Alpes (sí, como Heidi pero en plan felino y menos moñas) y en ésas uno de los conejos se da la vuelta y veo que de pronto tiene la cara de la bruja y lanza un gritito agudo del tipo “Ayyyyy, qué gatito más bonitooooo”. Me despierto sobresaltado y me percato de que el grito, efectivamente, venía de la bruja, que es una especialista en esta técnica de tortura que me deja al borde del infarto y con un tic la mar de chungo en el ojo izquierdo.

Pues eso no lo cuentan, no. En esta santa casa no hay quien duerma, leches. Y luego ¿de qué se quejan? ¿De que les dejo dormir apaciblemente durante siete horas y a la octava les hago levantarse porque ya estoy hasta las narices y quiero que alguien me haga un poco de caso? ¿De eso se quejan? Que prueben a echarse quince siestas diarias y que les despierten en siete de ellas y luego me cuentan. Los humanos no tenéis ni idea de lo duro que es eso, de verdad.


Prrrrrr.

jueves, 22 de mayo de 2014

¿El buen carácter implica no tener carácter?

Debatíamos acerca de esta pregunta el otro día con mi compañera A. Las circunstancias no vienen a cuento pero el caso es que, tanto ella como yo, tenemos personalidades bastante dóciles y preferimos ceder antes que entrar en conflicto. Ella dice que eso es de ser buena persona. Yo creo que es más bien porque somos unas pavotas sin remedio pero es cuestión de opiniones.

El caso es que, según nuestra experiencia, el mayor inconveniente de ser mansita como el cordero de Noritt es que si algún día los astros se alinean de tal manera que te enfadas por algo, todo el mundo se asombra y hasta te lo echan en cara diciendo “Hay que ver cómo te pones, hija”. Mientras tanto, pulula por el mundo gente que está siempre peleada con la humanidad en general y lo habitual es verla de mala gaita. Sin embargo, a esa gente nadie le chista. Parece casi evidente que si te ha tocado en suerte (o en desgracia) una personalidad afable, eso te hace perder automáticamente el derecho a cabrearte y a pegar un puñetazo en la mesa de vez en cuando. La alternativa sería convertirse en un mal bicho a quien nadie se atreva a llevarle la contraria pero está claro que, de donde no hay, no se puede sacar, así que ahí seguimos tanto A. como yo, aguantando nuestra cruz y permitiendo que todo el mundo nos pase por encima, no ya sólo porque nuestra forma de ser nos impide reaccionar de otra manera sino porque, si se diese la casualidad de que de repente comenzásemos a conseguirlo, tal vez nos respetarían más pero no tanto por haber sacado las uñas sino porque puede  parecer que nos hemos vuelto un poco ciclotímicas o que nos hemos dado a las drogas duras y estamos sufriendo los efectos de un síndrome de abstinencia de los chungos; y éstas no son buenas cualidades para un puesto de trabajo. No está la cosa como para andar haciendo experimentos, tampoco.

De esta serie de divagaciones importantísimas para el devenir del Universo en general, surgió el tema del “carácter”. Cuando se dice que alguien tiene carácter es inevitable pensar en alguien o bien con mala leche o bien, al menos, que no se calla nada y canta las cuarenta en cuanto es menester. ¿Significa esto que nosotras, por ser más tranquilitas, no tenemos carácter? Porque hasta donde yo sé, sí lo tenemos. La diferencia radica en que tenemos buen carácter, que no es lo mismo que no tenerlo.

Así que desde aquí reivindico, por un lado, el derecho inherente de la gente pusilánime a pillarse un buen rebote y montar un pollo de órdago de vez en cuando y, por otro, que la palabra “carácter” se utilice siempre acompañada de un adjetivo, ya que carácter, lo que es carácter, tiene todo el mundo; hasta el más anodino de los seres, sí, en cuyo caso tendría un carácter anodino para hacer juego con el resto de su persona.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Anuncios Pesadillescos XCVII: Náufrago (Spanish Version)

Dolega lo vio antes que yo, pero como es más maja que las pesetas, me pasó el dato para que yo fuera como una loca a buscarlo. Y, como siempre, lo que le llama la atención a ella, me llama la atención a mí. Pocas cosas tan rocambolescas he llegado a ver en materia publicitaria. Y si prestamos atención al título del post, podemos ver que a estas alturas ya he visto noventa y siete cosas rocambolescas, que se  dice pronto.

Supongo que casi todo el mundo ha visto la película Náufrago, donde el protagonista se tira la película entera perdido en una isla desierta hablando con un coco. Imagino que de aquí habrán sacado la idea para que el actor del anuncio, se dedique a departir en su isla con otro objeto inanimado. En este caso algo más autóctono: Un fuet.

Como lo leéis. La acción comienza con el hombre hablando a no sabemos quién, diciéndole que se siente afortunado de tenerle con él, aunque estarían mejor con una cuerda o un mechero o una pantalla de LED (no sé de qué le valdría en una isla sin electricidad pero tal vez esto último deba achacarse a la confusión provocada por el síndrome de estrés post-traumático) pero que todo esto no le importa porque su compañero es único. Ahí es donde se abre el plano y podemos constatar que, efectivamente, está hablando con un fuet. Envasado, eso sí.

Ahí hacen un flashback donde vemos cómo llegó el fuet a su vida, arrastrado por la corriente hasta la orilla de su playa (tal vez se haya caído de algún crucero que pasaba por allí). Él lo recoge con amor y da vítores de alegría ante tal hallazgo. Luego lo vemos intentando pescar utilizando el fuet como cebo en la caña de pescar. Imagino que tendría mejores resultados si sacase el embutido de su envoltorio pero se ve que no leyó muchas guías de supervivencia en condiciones extremas. Vamos, al menos esto es lo que yo me imagino con la escena. A lo mejor es que, para entretenerse, se dedica a arrojar a su amigo al mar para posteriormente pescarlo y así tener una sana diversión con la que tendrá horas de entretenimiento aseguradas. Dado de que ensalza la gran virtud del fuet de tener la puntita hacia arriba, tal vez también pueda utilizar esta característica morfológica como si de un gancho se tratase, a ver si consigue pillar un coco y así ya son tres para jugar a las cartas o algo. Hay que buscar alternativas.  

Ahora bien, amor, lo que se dice amor del bueno, se ve que siente más bien poco por su compañero, porque ya le advierte que la relación va a durar un suspiro, mientras saca una navaja y se dispone a cortar en trocitos al fiambre que hasta el momento había sido su único apoyo. Menos mal que al final no se bajó ningún coco, porque temo profundamente por su futuro.

Qué falta de humanidad. 

martes, 20 de mayo de 2014

Ustedes Dirán LXXXVI: Yo vivía feliz en mi ignorancia (sugerido por Zum)

Tras un tweet que publiqué donde comentaba que, estando en la sala de espera del médico tenía que soportar a dos señoras haciéndonos a todos el resumen de la gala de Supervivientes de la noche anterior, mi querida Zum me comentó que ya no seguía el programa desde que habían echado a la Pelopony. Se me quedó un ojo más pequeño que otro y le pregunté quién se suponía que era la Pelopony. Me dijo que mejor la buscara. En mi total ignorancia le consulto “¿Pero busco por Pelopony, directamente?” creyendo, ilusa de mí, que la chica tendría un nombre de persona normal. Zum me contestó que claro, que buscase por Pelopony. Le faltó preguntarme de qué guindo me había caído. Y es que tengo que reconocer que no sigo el programa y ésta era la primera noticia que tenía de la existencia de este personaje.

Así que me encomendé a San Google para que me sacase pronto de mi terrible ignorancia. Una cosa os digo: Ten cuidado con lo que deseas. Esta chica es como la versión española de Lady Gaga. Tiene un vídeo (tal vez tenga algún otro pero no he tenido paciencia ni ganas para ver algo más) llamado “Sentir” donde, luego de un introductorio de más de un minuto y medio donde se pelea tanto con una conocida como con un supuesto novio, donde los tres hacen alarde de una encomiables aptitudes interpretativas, comienza una musiquilla discotequera con dos estrofas y un estribillo que se repite hasta más allá de los límites del aguante humano. El mensaje que nos deja es bastante inquietante. Según la magistral interpretación del principio, parece ser que al novio no le gusta nada, pero nada nada, que ella se dedique a bailar y cantar y al mundo de la noche en general y ella, la muy pavota, le había prometido no volver a dedicarse a tales actividades, sin cumplir, claro está. Entonces, se propone enamorarlo a toda costa y, por la letra de la canción podemos intuir que el dueño de su corazón es un celoso compulsivo de éstos que más vale tenerlos lejos pero ella, a pesar de todo, quiere conquistarle en vez de decirle que se vaya a tomar viento fresco, que la deje seguir con su vida y que, si no le gusta el trabajo al que se dedica, mejor se busque a otra porque seguro que ella encontrará a otro que la valore con todas sus circunstancias. Pues no, es algo como “pienso seguir haciendo lo que me dé la gana pero quiéreme, quiéreme, quiéreme” y suelta frases del estilo de “Dejar de amar no será tu opción” o “No pienso rendirme, nunca voy a irme” (Miedo extremo me da esto último). No, nena, evidentemente, ni él es para ti ni tú eres para él. Mejor que cada cual siga su camino y tan felices.

En resumen, que me ha desconcertado mucho esta muchacha. Cosas que suceden cuando se junta un Neanderthal con una psicópata en potencia. 

lunes, 19 de mayo de 2014

Crónicas Felinas XCI: Ya no están para trotes

Marrameowww!!!

Si pretendía yo que mis humanos siguieran atendiéndome durante mi convalecencia (que ya no es tal pero la idea es que ellos se lo crean) mejor que abandone toda esperanza. Más bien me va a tocar a mí cuidarlos a ellos porque este domingo me percaté de que los pobres ya tienen una edad y no están para mucho meneo.

La cosa fue tal que así. El sábado se levantaron a las seis y media de la mañana, lo cual ya me hizo sospechar que algún plan tendrían porque no es que les guste demasiado levantarse al alba sin tener ocupaciones.

Dicho y hecho. No aparecieron hasta pasadas las siete de la tarde, con dos amigos suyos. Como es costumbre en mí, yo corrí a esconderme en el dormitorio pero eso no me impidió parar la oreja para enterarme de cuál era la actividad que los había tenido entretenidos todo el día y por qué la bruja y el consorte parecían más malogrados de lo habitual. Resulta que no se les había ocurrido otra cosa que irse a andar por el campo todo el santo día. Según supe, habían estado en los pinares de Valdemaqueda. Al parecer, el lugar les gustó y se lo pasaron hasta bien pero parece que no tienen en cuenta que ya no pueden exigir demasiado a sus maltrechos cuerpos. Dieciséis kilómetros andando por el monte, con sus subidas, sus bajadas, su sol, su calor… Que para quien sea un deportista nato debe de ser una bagatela pero éstos son de los que no van andando a la esquina si no es estrictamente necesario. ¿Estarán atravesando una de esas crisis que les dan a los humanos según se acercan a los cuarenta y quieren demostrarse a sí mismos y al resto de la humanidad que están hechos unos chavales?

El caso es que se fueron a dormir prontísimo, por lo que obligué al consorte a levantarse a las siete de la mañana, que ya estaba bien de tanto dormir y yo me aburría. La bruja se levantó más tarde, que ella es más difícil de convencer.

El estado deplorable en el que llegaron el sábado no es, ni de lejos, tan preocupante como el aspecto nefasto con el que se levantaron el domingo. El consorte se pasó todo el día fastidiado de las cervicales y la bruja tenía unas agujetas que le impedían realizar cualquier movimiento con normalidad. Daba hasta penita verlos, aunque eso no impidió que yo anduviese dando saltos por la casa, instándoles a tirarme juguetitos y a jugar conmigo y colándome en cuanto sitio prohibido encontré para obligarles a hacer contorsionismo para sacarme de debajo de los muebles. Sí, lo hago a posta. Ya sabemos que mi meta es fastidiar, aunque tengo que andarme con ojo, no sea cosa que se queden sin fuerzas para darme de comer.

Me da a mí que va a pasar mucho tiempo antes de que alguien les intente convencer de lo sanas que son las actividades campestres.

Prrrrrr.

jueves, 15 de mayo de 2014

Premios nonagésimo sexto y nonagésimo séptimo: Otro liebster y el premio de nombre pretencioso

Que sí, que me estoy haciendo la loca con las chorradas aleatorias, lo sé. Pero es que ya os he dicho que ando escasa de tiempo (y algo escasa de anécdotas reseñables también, para qué negarlo) y Guille me ha entregado dos premios en el lapso de una semana, por lo que desde aquí le doy las gracias por salvarme la entrada una semana más.

Uno ya lo tenía. Es el Liebster Discover New Blogs, que viene acompañado de nuevas preguntitas:

1-¿Te gusta la lluvia? ¿Por qué?

No. No me gusta. Nunca. Ni siquiera en verano para que refresque. No quiero que refresque. Quiero calor y conservar el pelo liso y que no se me estropeen los zapatos. Pues eso, que sé que es necesaria pero si pudiera manejar las nubes a mi voluntad les diría que se fueran a llover sobre las plantitas y a mí me dejaran en paz.

2- ¿Cuál es tu filosofía de vida?

¿Tengo de eso? Creo que no sigo ningún patrón más que disfrutar de la vida tal y como viene. Intentando buscar siempre el lado positivo de las cosas. Supongo que ésa es mi filosofía.

3- ¿Estás enamorado?
Si por “enamorada” entendemos el estado de estupidez en el que uno se ve inmerso en la adolescencia y primera juventud, pues debo decir que, por suerte, no, no lo estoy. Me gusta poder centrarme en lo que hago sin tener que estar espantando de mi cara una sonrisa bobalicona cada diez minutos.

Pero, después del embobamiento, llega el amor de verdad. El que es calmo y se acopla al resto de aspectos de tu vida sin intentar opacarlo todo alrededor. Ése mola y sí, ése lo tengo, así que la respuesta sería afirmativa.

4-¿Qué tipo de literatura prefieres?

Soy muy de novela negra aunque últimamente la distópica está empezando a cobrar mucho protagonismo en mis estanterías.

5- ¿Como de importante es para ti el dinero?

Es importante cuando notas que te falta para cubrir gastos básicos. Eso es algo muy desesperante. Todo lo que exceda de ahí puede ser deseable (o muy deseable, como en mi caso) pero no importante.

6- Di algo que te guste mucho.

Escribir, la música, una reunión con gente querida, mi churri, mi gato, bailar como una loca, hacer el ganso, reír, sentir el sol, vivir… Es imposible quedarme sólo con “algo”.

7-Di una meta que tengas.

Que nadie pueda hablar mal de mí. Al menos, no con fundamento.

8-¿Cuál es la última meta conseguida?

Haberme tomado un yogur en lugar de un helado. La operación bikini, ya sabéis…

9-¿Te sientes coherente?

De a ratos. Eso no suena muy coherente…

10-¿Qué es lo que más te gusta de ti?

Físicamente, mis ojos y mis manos (antes también los pies pero un juanete amenaza con emerger y ya no les tengo tanta simpatía).

Interiormente, creo que soy de fiar y tengo fortaleza para enfrentarme a las adversidades aunque al principio monte un berrinche.

11-¿Qué es lo que menos te gusta de ti?

Físicamente, mi nariz. Le quitaría un par de centímetros y me quedaría tan pancha. También la haría más recta, que tiene una curva que no me mola nada.

Interiormente, que soy muyyyy orgullosa.

Y el otro premio tiene un nombrecito que se las trae y que no he sabido traducir: “The cracking chripmouse bloggywog award”. Se supone que tengo que contar siete cosas sobre mí pero os acabo de contar once en las preguntas así que creo que por hoy vais servidos.

No sé a cuánta gente se lo tengo que pasar así que se lo voy a pasar a Eva, de Opiniones Incorrectas, que sé que estas cosas le gustan. Y si alguien más lo quiere, libre es de hacerse con él, así como con el Liebster, si a alguien le falta a estas alturas.


¡¡Buen finde!! 

miércoles, 14 de mayo de 2014

Anuncios Pesadillescos XCVI: Lecciones de seguridad

Hace mucho que no publico anuncios sobre aseguradoras. Empezaba a pensar que habían leído esta sección y se estaban esmerando en hacer cosas algo mejores pero, por lo que veo, sólo estaban recargando energías para volver a la carga con fuerza renovada.

Ya de por sí nunca me gustó la mascota de esta compañía de seguros. Era un erizo de peluche que me daba mucha grima, la verdad, pero cuando ya había empezado a acostumbrarme a él, resulta que el erizo se reconvierte en dibujito animado y vuelve acompañado de dos colegas. En este caso, un camaleón y una tortuga.

Se encuentran los tres departiendo amigablemente mientras comen en la cafetería de la oficina. Sé que es la cafetería de la oficina porque están comiendo en tuppers y dudo que en un restaurante sean tan cutres como para servirte la comida en un tupper aunque lo mismo la idea prosperaría, con lo que nos gusta últimamente el snobismo y las cosas raras. Cuanto más incómodos tengas a los clientes, más cool es el local y mayor sablazo les puedes meter. Así es como se ven bares de hielo o con tocones de madera en lugar de asientos, ¿Por qué no ofrecer unos spaghetti de la noche anterior recalentados en el microondas? Ay, que me desvío… Pues eso, que están comiendo, da igual dónde ni en qué. El caso es que Erizo Infernal le pregunta a Tortuga Mochilera (así bautizada por mí porque lleva una mochila a la espalda) si tiene ganas de puente (fin de semana largo, para los del otro lado del charco). Tortuga Mochilera explica que se va con la autocaravana, al tiempo que acciona el mando de una alarma, que provoca que los faros que lleva acoplados a los hombros (sí, lleva faros acoplados a los hombros, sí) se iluminen brevemente. Es lo que tiene de bueno ser tortuga (o caracol, en su caso); que puedes llevarte la casa a cuestas donde quieras.

El camaleón se queda asombradísimo de esa tecnología punta y dice “Flipo en colores” mientras su cara va cambiando de colorines. Es éste el momento en que me di cuenta de que se trataba de un camaleón porque confieso que hasta entonces me había parecido una lagartija o una salamanquesa, siendo generosa. A continuación, Lagartija-Camaleón le pregunta a Tortuga Mochilera a santo de qué lleva un casco de motero de los años treinta con sus gafitas y todo. Tortuga Mochilera arguye que con eso está más protegido. Erizo Infernal replica que se vaya tranquilo porque tiene todos los seguros con la super compañía anunciante. Coche, hogar, mascotas y vida. Para recalcar todo esto, vemos que Tortuga Mochilera porta unas ruedas en la parte delantera y una ventanita en el caparazón, por donde se asoma un mini-gatito. Vamos, que casi le falta decir que, teniendo un seguro de vida, para qué quiere casco.

Brillante deducción. Este erizo es un genio. Voy a contratar un seguro de incendios y a dejarme el gas abierto que, total… 

martes, 13 de mayo de 2014

Ustedes Dirán LXXXV: Al rico mito infantil (sugerido por Mientras Leo)

Desde “Entre Montones de Libros”, blog que os recomiendo visitar si no sabéis qué leer, y si lo sabéis también, me sugirieron que hablase de cosas en las que creíamos cuando éramos pequeños.

Como ya os conté una vez, yo era más de hacer creer cosas a los demás que de creer cosas yo misma pero sí reconozco que con algún mito urbano piqué.

Por ejemplo, y sin ir más lejos, con aquello de que no te pusieras bizca porque si te daba un aire te quedabas así. Lo malo es que, lejos de amedrentarme ante tal perspectiva, lo único que consiguieron fue despertar un genuino interés científico en mi persona; lo que provocó que me pasara el día entero poniéndome bizca y abanicándome los ojos para demostrarlo empíricamente. O tuve mucha suerte o realmente podemos confirmar que se trata de un bulo. Quienes me han desvirtualizado pueden confirmar que no soy bizca. Narigona sí, pero la culpa no la tuvo ningún aire. Es de nacimiento.

Por cierto, y al hilo de esto, sé que hay gente a la que le decían que lo que provocaba que te quedaras bizco era que en ese momento sonaran las campanas de la iglesia. Menos mal que eso a mí no me lo decían porque yo no tenía ninguna iglesia cerca y no era plan de ir a apostarme en las escaleras de la iglesia del pueblo como si fuese una indigente, aunque si me veían bizca lo mismo me podía haber sacado un dinerillo.

Otros mitos, sin embargo, no hicieron ninguna mella en mí. Aquello de que no te tragaras el chicle porque se te pegaba a las tripas no me causaba la más mínima inquietud. No sólo tragaba chicles sino también papel, gomas de borrar y cuanta porquería se me cruzase en el camino. Era como una cabra pero con coletas en lugar de cuernos. Dicen que cuando los niños comen ciertas cosas es porque tienen alguna carencia alimentaria pero no se me ocurre qué carencia podía tener yo para sentir esa imperiosa necesidad de zampar goma de borrar (de la de Milán, que yo era una sibarita y no comía cualquier goma de mercadillo). Sí, ya sé que me vais a decir que la propuesta era hablar de cosas en las que creíamos, no en las que no creíamos pero ya me conocéis y sabéis que los Ustedes Dirán yo los interpreto un poco a mi manera, como todo en esta vida.

Por los personajes fantásticos (léase brujas, ogros, vampiros y demás siniestros seres) tampoco me dio nunca, aunque los fantasmas sí que me daban un poquito de respeto. Bueno, me lo daban y me lo siguen dando, que no es que viva obsesionada con el tema pero vete tú a saber. Apenas conocemos lo que hay más acá como para saber lo que hay más allá.
En resumen, nunca fui de dejarme comer mucho el coco. Creo que soy más inocente ahora que antes y, claro, así me va…

P.S. ¿De qué te apetece que escriba? No seas tímido y cuéntamelo. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Crónicas Felinas XC: Como un toro

Marrameowww!!!

Como os he visto interesados por mi estado de salud (o como disimuláis muy bien) vengo hoy con las novedades en el avance de mi dolencia intestinal.

Me congratula comunicaros que a estas alturas ya estoy completamente recuperado aunque continúo con comida de dieta. Me quitaron las latas carísimas y me empezaron a dar otras que también eran carísimas porque las primeras se habían agotado en la Veterinaria (ya os conté que parece haber pandemia en el vecindario). Las segundas no me gustaron. De sabor no estaban mal pero tenían una textura de paté que no me molaba nada. El paté, para los franceses (que no se ofenda mi amorcito), así que ahí tuve a la bruja detrás de mí unos cuantos días cortándome el paté en trocitos porque así lo comía mejor y, cuando me ponía muy pijotero, me lo daba en la boquita (esto lo hacía por fastidiar, lo reconozco, pero el caso es que ella es tan pava que picaba con la tontería).

Luego de eso y de otras dos sesiones de pinchazos, cuando ya vieron que empezaba a hacer mis cosas como se supone que debo hacerlas (confieso que me causaba gran regocijo ver a los humanos observando mi cajón de arena como si de un cuadro de Miró se tratase,  analizando formas, texturas y mensaje a transmitir), me empezaron a dar pienso. No cualquier pienso. Un pienso también carísimo, pero me lo tenían que mezclar todavía con un poco del paté famoso. Así que, ni corto ni perezoso, empecé a comerme el paté y a dejar el pienso abandonado a su suerte. Yo soy así, hago lo que sea con tal de desconcertar al personal. Cuando ya me daba mucha hambre, me acababa también el pienso. Y ahora ya ni paté ni leches en vinagre. Pienso carísimo y a correr. Me parece que se me ha acabado el chollo con tanto mimoseo. No sé cómo hacer para seguir dando penita y volver a ser el centro de atención, que parece que estoy perdiendo protagonismo ante mi mejoría y ya no contemplan con tanto interés mi cajón. Un vistazo rápido y a otra cosa. No es justo. Yo que estaba poniendo todo mi esmero en crear obras cada vez más vanguardistas. No entienden nada de arte los ignorantes éstos.

Pues lo dicho, que tengo que idear algo para que sigan pendientes de mí y sigan gastando un pastizal en mis elementos culinarios, que se creen que me puedo alimentar de cualquier cosa y no son conscientes de que soy un gato de prestigio con montones de seguidores y tengo que cuidar mi alimentación, que como engorde va  a bajar mi caché y a ver qué le digo a los fans. Se admiten sugerencias.

En resumen, que estoy en plena condición física para continuar mis andanzas y no dejaros a solas con la bruja, que yo lo sufro a diario y sé lo duro que es eso. Jamás consentiré tamaña desgracia. En el fondo, os tengo aprecio.

Prrrrrr.

jueves, 8 de mayo de 2014

Nonagésimo quinto premio: Molo mucho pero no entiendo ná



Pues sí, hoy debería tocar chorrada aleatoria pero, como ya os dije la semana pasada, estoy más liada que la pata de un romano, así que aprovecho para  poner en la vitrina este premio que me entregó Mis Mellis el pasado 24 de abril.

Como veis, el premio se llama “Este blog sí que mola” así que, por si acaso teníais dudas de si este blog molaba o no, que sepáis que ahora cuenta con un certificado oficial de “molaridad”. No tiene preguntitas ni tengo que contar cosas sobre mí ni hacer el pino puente ni nada. “¿Entonces qué es lo que no entiendes, batracia?”, os preguntaréis.

Pues que no haya que responder preguntas no significa que no tenga normas, y son éstas:

♥ Agradecer a la persona que te premia.
♥ Visitar a los premiados.
♥ Visitar el origen del premio en unasonrisaparamama.com
♥ Nominar 5 blog que te gusten
♥ Explicarles las normas (puedes hacer un copia y pega)

Y no lo entiendo bien. Lo de agradecer sé hacerlo: ¡¡Muchas gracias, Misme!! Qué maja y resalá eres aquí y en Ciudad de Donde Eres…

Vale, cumplido.

Pero… ¿visitar a los premiados? ¿A mis premiados o a los premiados de Misme? Y encima me dicen que tengo que explicar las normas. Pues vamos apañados… Bueno, pues ya visitaré tanto a la creadora del premio como a los nominados de Mis Mellis. Como sabéis, programo las entradas con antelación y no es plan de ir a visitar como la de la lejía, diciendo “Vengo del futuro”. Lo mismo le da un jamacuco a alguien y no es plan.

Pues hala, nomino a cinco blogs que molan y cada cual que entienda las normas como quiera:


Pimiento y Tomate, de su blog homónimo

Mandarica, de “Mejor será que corras

David de “Kassius9

Naar de “Tirando pa´lante


A ver si lo entendéis mejor que yo… ¡Buen finde!

miércoles, 7 de mayo de 2014

Ganador del Premio al Anuncio más Pesadillesco del Año

¡¡¡Y llegó el gran día en el que conoceremos, por fin, al galardonado con el PAPA 2014!!!

Tras el recuento meticuloso de votos, informo que la cosa estuvo reñida entre "De tampones: Mi mente no está preparada para esto"  y "De lotería de Navidad: Que vuelva el calvo, por favorpero, finalmente, por una diferencia de apenas dos votos, podemos anunciar con emoción que el flamante ganador del PAPA 2014 es para:

De lotería de Navidad: Que vuelva el calvo, por favor

¡¡Enhorabuena al anuncio ganador!! He aquí tu galardón, que paso a colgar también en la entrada original:



Seguro que sus creadores están de lo más orgullosos.

Me despido emocionada dándoos las gracias por haber participado como jurado. Sin vosotros, esto no hubiera sido posible. Snif..

martes, 6 de mayo de 2014

Ustedes Dirán LXXXIV: Publicidad del sol naciente (sugerido por Zum)

Mi  encantadora Zum me propuso hace ya algún tiempo que destripase algún anuncio japonés.

El tema me ha llevado cierta labor de investigación porque una no se dedica a bucear en la red a la búsqueda de estas cosas (aunque, viendo las perlitas que me he encontrado, creo que voy a tener que hacerlo más a menudo).

He encontrado de todo. Desde un tío disfrazado de perro bailando para animar al niño de la casa y ofreciéndole lo que creo que es un consomé (es complicado saber qué leches anuncian) hasta unos seres extraños que captan acólitos para una secta donde comen caramelitos (o algo así. Yo qué sé), pasando por gente que come chicle al tiempo que baila danzas tribales con una especie de mascotas de baloncesto. Rarísimo, todo.

Ante tal avalancha de imágenes surrealistas, me costó lo mío decantarme por uno pero, cuando lo vi, supe que éste era el mío.

Es un anuncio de insecticida donde un tío con traje amarillo nos enseña el bote de producto y nos dice vete a saber qué desde detrás de un mostrador sobre el que se desplazan unas cuantas cucarachas falsas. Se sabe que son falsas porque van adelante y atrás, adelante y atrás…   Rocía con el invento a las cucarachas raras, da unos grititos agitando una mano en el aire (creo que dice algo como “por fin os habéis ido a tomar por saco, malditas”)  y sale a un callejón tarareando no sé qué cuando, de repente, el hombrecillo se pone a dar saltitos muy raros (creo que estudió en la misma escuela de danza a la que acudió Jim Carrey cuando hizo La Máscara) y realiza movimientos pélvicos con los que supondrá que las mujeres van a caer desmayadas como en las mejores épocas de Elvis Presley, al tiempo que continúa atacando con su poderoso veneno a unas cucarachas de plástico sujetas con palitos o con alambres (no he alcanzado a verlo bien pero se ve claramente que eso lo está moviendo alguien). Sigue bailoteando y hasta la tapa de un cubo de basura le sirve de implemento para reforzar el show, utilizándolo como escudo al tiempo que lo agita en el aire. Pero nuestro personaje amarillo (por el traje, digo) no sólo baila, sino que canta (o grazna) algo como Buri Burí, que repite hasta el hartazgo. Tal vez sea la marca del insecticida… Es que tengo el japonés oxidado, sabréis disculpar. Tendría que haber visto “Humor Amarillo” en versión original.

Por cierto. Después de escribir toda esta parrafada he visto que en Tú Tubo hay cierta polémica en cuanto a si el anuncio es japonés o koreano pero, como comprenderéis, así se va a quedar. No voy a ponerme ahora a buscar otro anuncio ante la duda de estar cometiendo un error a la hora de aplicarle un gentilicio al anuncio. Si os preguntan, este spot es japonés de toda la vida.


Que sí, que os lo pongo. Esta vez voy a ser buena. A disfrutar:

lunes, 5 de mayo de 2014

Crónicas Felinas LXXXIX: Se aceptan mimitos

Marrameowww!!!

Os escribo esta semana en un estado de convalecencia y hartazgo que no es ni medio normal. Resulta que el martes me puse malo de la barriguita y allá que me llevaron al veterinario. Desde entonces, me han estado llevando casi todos los días (a excepción del jueves y el viernes, que me salvé por ser festivos).

Ya he perdido la cuenta de la cantidad de pinchazos que se ha llevado mi cogote y, es ver el transportín y echarme a temblar. Juro que yo me resisto haciendo toda la fuerza que puedo con las patas traseras pero la bruja conoce unas técnicas de placaje que ya las quisieran para sí los porteros de discoteca y no hay manera, oye. Al final la muy asquerosa siempre se sale con la suya y me mete en ese trasto infernal para llevarme a ese antro de tortura. A veces me lleva ella y otra me lleva el consorte pero el resultado siempre es el mismo: pinchazo al canto.

Parece ser que hay una pandemia en el barrio porque ya nos hemos encontrado en la veterinaria con más gatitos y perritos aquejados de la misma dolencia. No sé si a ellos les pincharán tanto como a mí o si es sólo en mi cuerpecito donde los veterinarios se han decidido a practicar su arte como banderilleros pero me están dejando como un colador y estoy más que harto. A ver si me recupero pronto y no tengo que ir al veterinario en una buena temporada aunque, ahora que lo pienso, el tiempo está empezando a ser más caluroso y recuerdo que cuando el tiempo es caluroso siempre me llevan a pincharme otra cosa (vacuna, creo que la llaman).

Aunque esto de estar medio pocho también tiene sus ventajas, no os creáis. Me están dando de comer unas latitas riquísimas (y carísimas, según he logrado escuchar no sin cierto regocijo por mi parte) y todo son mimos y atenciones. “¿Cómo está mi pequeñito?” “¿Quieres jugar?” “¿Quieres acurrucarte aquí?” “¿Quieres agujerear el sofá?”. Vale, esto último no me lo han ofrecido pero al tiempo. Sólo es cuestión de poner una cara que me haga parecer aún más desamparado y seguro que termino consiguiendo mi objetivo.

Lo dicho, que estar malito es un rollo pero siempre se puede sacar alguna ventaja de la enfermedad. Por cierto, si os doy algo de penita, siempre se acepta que me enviéis juguetes. Aceptaría también comida pero como la bruja y el consorte tienen que seguir órdenes estrictas de no darme de comer nada más que las latas carísimas, lo más seguro es que la comida no pasase la censura.

Ya os seguiré manteniendo informados de mi estado de salud y del estado de salud mental de mis humanos, que tienen que levantarse en mitad de la noche a darme una latita y esto está mermando considerablemente sus ya débiles facultades mentales. Con un poco de suerte, conseguiré convencerles de que me dejen agujerear el sofá más pronto que tarde.

Prrrrrr.

jueves, 1 de mayo de 2014

Haciendo amigos

No entiendo el éxito de Richard Clayderman. Ya está. Ya lo he dicho. Qué a gusto me he quedado. Tal vez con este post pierda seguidores o tal vez hordas de fans de Richard Clayderman le pongan precio a mi cabeza y me esperen en la puerta de mi casa o a la salida de mi trabajo, dispuestas a lincharme. No hay dolor; tenía que quitarme este peso de encima.

Es que no me entra en la cabeza eso de coger temas de Céline Dion o de Whitney Houston e interpretarlas al piano. Esas canciones valen algo por la voz de quienes las interpretan. Si les quitas la letra se quedan en nada y sólo valen para dormirse. Que si el hombre compusiera no tendría yo nada que objetar (que para gustos, colores, oye) pero es que así no puedo ni llamarlo músico. Lo dejo en “arreglista” y va que se mata. Y esos pelos que me lleva, que ésa es otra. Se ve que es la moda entre los pianistas de este siglo. ¿Cómo olvidar al que acompañaba a José Manuel Parada en “Cine de Barrio”? El mismo estilismo. Me hace sospechar que a lo mejor puedan pertenecer a alguna logia dispuesta a hacerse un día con el control mundial y nosotros aquí tan tranquilos, sin ser conscientes de la amenaza que se cierne sobre nosotros en forma de música soporífera.

Hoy reconozco públicamente que ese tipo de musiquillas me causa aversión. Recuerdo que, de pequeña, cuando oía algo de ese estilo en la radio, le decía a mi madre que sonaba igual que el aparcamiento de El Corte Inglés. Por lo visto, a mis siete años, “música de aparcamiento” era una categoría musical en toda regla, como quien dice “música de cámara”. O sea, que se ve que desde mi más tierna infancia estos arreglos musicales me daban  urticaria.

Y por si viene luego mi madre a chincharme, antes de que lo diga ella, lo digo yo. Confieso que fui muy fan de Kenny G.

(Espacio dejado deliberadamente en blanco para que os carcajeéis un rato)
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(¿Ya?)
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(Venga, ya. Se terminó el cachondeíto. Paso a dar mis explicaciones).

Pero Kenny G no es lo mismo. Primero porque compone sus propios temas sin andar versionando a nadie , segundo porque el saxofón siempre es otra cosa y tercero porque nunca he escuchado a Kenny G en el aparcamiento de El Corte Inglés y, por supuesto, nunca he escuchado nada suyo como cortina musical de algún Power Point hortera plagado de fotos de la naturaleza y frases de Paulo Coelho que haya recibido (y han sido unos cuantos).

Presidente/a del club de fans de Richard Clayderman: No trollees mi blog, que eso está muy feo. Arriba está mi correo para que me pongas a caer de un burro. ¿Quién sabe? Lo mismo nos hacemos amigos/as por correspondencia. Querer asesinar a alguien es una ocasión tan buena como cualquiera para forjar nuevas amistades. 

P.S. Recordad que tenéis hasta el próximo martes a las 23:59 para votar el anuncio más pesadillesco del año pinchando aquí