Y llegamos, con este post, al desenlace de este viajecito que hemos hecho.
El domingo por la mañana, dormir y descansar.
Al mediodía, comer en casa pero en cantidades ingentes y otra mini-siesta.
Por la tarde, tras un cafecito para espabilarnos de la siesta, hicimos la maleta (bueno, más bien la hice yo pero seamos generosos y corporativos) y partimos hacia la Estación.
Esta vez mi churri no me engañó con el tren. Pero esto no quiere decir que todo fuera un lecho de rosas. En principio, esto puede parecer guay, con las siguientes salvedades:
1- La cortina estaba cerrada, por lo que no podía solazarme mirando por la ventanilla y no la podía abrir porque…
2- El poder de abrirla lo tenía un señor todo colorado y canoso que iba sentado enfrente mío (creo que era Papá Noel de incógnito). Aparte de esto, en un par de ocasiones se rascó donde un hombre de bien no debería rascarse nunca delante de la gente. Un espectáculo fascinante, sí.
No me gusta nada que me toque en los asientos donde llevas gente delante. No quieres estar pendiente de ellos pero lo estás y no quieres moverte mucho por si molestas, por si le das una patada al que llevas enfrente o por si piensa que le estás tirando los trastos.
De manera que, como no podía despatarrarme mucho ni mirar por la ventanilla ni dormirme, porque me pone nerviosísima que un desconocido me vea dormir, aproveché para hacerme la manicura, depilarme las cejas con el peligro intrínseco de sacarme un ojo con la pinza en una sacudida del ferrocarril y escribir (a mano, toma ya) la crónica del viaje con la que, sin duda, os he deleitado durante el lunes, el martes y hoy miércoles. Si hubiese perdido el tiempo en mirar por la ventanilla, mis uñas ahora serían un asco, llevaría unas cejas que ni Macario y estaría aquí sentada pensando en qué contaros. Ahora simplemente estoy sentada descifrando los jeroglíficos que escribí en la libreta. El tren se meneaba mucho.
Conclusiones finales
Transporte, shopping y ocio: No las hemos tenido todas con nosotros.
Comida y descanso: Creo que he engordado de tanto y tan bien que he comido y dormido. Sospecho que mi suegra pretende hacer pâté conmigo en Nochevieja.