Marrameowww!!!
Los gatos tenemos pelos. Informo de esto por si no os
habíais enterado, que los humanos siempre habéis sido un poco despistadillos.
Pues eso. Que, como tenemos pelos, en verano tenemos calor.
Y es por este motivo por el que cuando llega la temporada estival hacemos del
suelo nuestra cama improvisada y ahí nos tiramos el día entero, estirados cual
babosas. No es que nos guste estar en esa pose tan indigna pero es lo único que
nos ayuda a paliar los efectos de la calorina.
Corrijo. Era lo único hasta la semana pasada. Hubo un día
por la mañana en que llegó a casa un señor con una caja enorme. Esto me lo
contó Munchkin porque, como es sabido, yo corrí a esconderme bajo la cama en
cuanto escuché el timbre.
La bruja escondió la caja misteriosa porque, al parecer, el
envío era para el consorte. Cuando éste llegó del trabajo, sacó el artilugio de
la caja y se puso a trastear con su nuevo juguetito. Su aspecto era como el de
la turbina de un avión. Una cosa enorme y bastante ruidosa que al principio nos
causó bastante recelo pero, al poco rato, nos percatamos de que aquello soplaba
aire fresquito, por lo que tardamos poco en subirnos a la mesa de centro para
disfrutar de la brisilla desde este emplazamiento.
Lo malo es que no está siempre encendido por lo que, cuando
veo que el calor empieza a apretar y los pelos me sobran, me aseguro de que
haya algún humano en las inmediaciones y, acercándome al cacharro, me estiro y
le doy con las patas al lugar de donde sale el vientecillo. Es un truco
infalible. En cuanto me ven empiezan “Ayyyy, mira qué mono lo que haceeeee. Si
es que es más listoooo. Mira cómo sabe que de ahí sale el aireeeee”. Cuanto más
estiren las vocales, mayor habrá sido mi porcentaje de éxito. Y así es como
consigo que el aparato funcione y me refresco un poco. Creo que el sistema para
hacerlo funcionar es un poco más sencillo, porque yo no veo que ellos estiren
las patitas ni pongan cara de buenecitos frente al invento pero, de momento, yo
sigo usando mi técnica hasta que dé con la clave de otra menos aparatosa que me
permita conservar un poco más de dignidad. Total, ya tendré tiempo de ponerme
digno cuando haga menos calor. No puede andar uno siempre haciéndose el
exquisito; hay veces en que es más fuerte el instinto de supervivencia.
La bruja, que es bastante palurda, huye de él como alma que
lleva el diablo. Intenta ponerse en algún sitio estratégico donde el aire no la
alcance porque dice que ella no tiene calor. Eso va a ser porque tiene la
sangre fría, como la víbora que es. Yo creo que no llega ni a mamífera. Tendré
que preguntarle un día a Bruja Madre si por casualidad no habrá puesto un
huevo.
Dicen las malas lenguas que sabe cloquear bastante bien.
Prrrrrr.