Marrameowww!!!
Domingo, seis de la tarde. Yo dormito en mi cojín cuando, de
repente, la bruja me arranca de mi agradable estado de letargo a la voz de
“Forlán, ¿qué piensas escribir para mañana? Llevas todo el fin de semana sin
dar ni un palo al agua y mañana es lunes y tienes que dejar tu entrada programada”.
Hiperventila un poco. Yo levanto la cabeza con los ojos semicerrados y digo que
no voy a escribir nada, que no me ha pasado nada interesante y que estoy muy a
gusto haciendo el vago. Que paso de levantarme del cojín para menear mis zarpas
sobre el teclado. Nada, me niego.
“Eso no puede ser. Si me pediste escribir en el blog tienes
que mantener una rutina y escribir. ¿O te crees que esto es un cachondeo?”,
continúa ella, impertérrita. Le digo que los gatos no entendemos de
obligaciones; que hacemos lo que nos sale de la punta de los bigotes según se
presente la ocasión pero a ella le da un ataque de Drama Queen y me suelta
“¿pero es que no ves que nos debemos a nuestro público?”. Mira, bonita, al
público te deberás tú, que tienes que demostrar el doble para que te valoren la
mitad. Yo soy mono y gracioso. Ellos son los que se deben a mí. Soy un
blogo-divo. No tengo más que ponerte la cocina perdida de café para convertirme
automáticamente en el centro de atención. No me hace falta estar todo el día demostrando lo interesante que
soy. Lo sé desde el principio y por eso puedo estar aquí durmiendo tan
tranquilo mientras tú te rasgas las vestiduras, te muerdes los codos y te mesas
los pocos cabellos que tienes.
Y ahí ya se vuelve completamente loca y me suelta que no se
puede contar conmigo, que soy un irresponsable, que no me gano el pienso, que
siempre es ella la que tiene que tirar del carro y no sé cuántas cosas más.
Hubo un punto en que desconecté y me puse a lamerme la pata izquierda como si
me fuera la vida en ello con tal de no escucharla.
“Pues me voy a dar una vuelta y como no haya un post
programado para cuando vuelva, que sepas que tu colaboración en el blog ha
terminado, hombre ya. Que encima de que me robas protagonismo tengo que
soportar que te me subas a las barbas”. Contesté que si no se depila el vello
facial y va por la vida con aspecto de haberse escapado de un circo es problema
suyo y sólo suyo y que no hace falta que me ande contando sus intimidades, a lo
que reaccionó resoplando y se fue dando un portazo.
Y ahora puedo dedicarme a dormir a pierna suelta sin tener
que oírla. Qué bien, oye. No pienso escribir nada. Bien sabéis que yo, cuando
me propongo algo, lo llevo hasta las últimas consecuencias y siempre me termino
saliendo con la mía.
Que no escribo nada, leñes. Que no.
Prrrrrr.