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jueves, 14 de julio de 2016

Los mundos del churri

Hace un tiempo el churri se compró una esponja para la ducha porque decía que la que tenía ya estaba para el arrastre. El caso es que yo veía pasar los días y en la bañera seguían cohabitando en paz y armonía la esponja vieja y la nueva. Como no me gusta que haya cosas dando vueltas por casa cuando no tienen un propósito claro (ya sabéis que yo soy un poco histérica en cuanto al orden y que ando rozando peligrosamente el TOC), decidí consultar al churri el motivo de la convivencia de las esponjas.

Lo malo fue que elegí un mal momento, ya que me dio por preguntárselo cuando él ya estaba a punto de quedarse dormido, lo cual siempre deriva en conversaciones que traspasan los límites del surrealismo y me terminan poniendo de los nervios, como fácilmente podréis comprobar a continuación. La transcripción no es fiel al cien por cien porque es casi imposible poder recordar de memoria algo así pero voy a intentar reproducirla de la forma más fidedigna posible.

—Churri, ¿por qué tenemos en la bañera tanto tu esponja antigua como la nueva?

—Porque soy un cenutrio.

—Sí, eso ya lo venía sabiendo desde hace un tiempo, pero sigo sin entender el motivo por el que tenemos dos esponjas tuyas en la bañera.

—Es que es una historia metafísica muy complicada de explicar. Escapa al entendimiento de la mente humana.

—Ya me imagino, ya.

—Y eso.

—¿Y eso qué?

—¡Las esponjas!

—Ah, pues creo que fueron unos de los primeros seres vivos que existieron. Fuera del agua parecen una piedra dura pero una vez que se mojan son de lo más suavecito. Pero tal vez deberías preguntarle a tu madre, que como bióloga supongo que sabrá asesorarte mejor. Aunque, siendo entomóloga, imagino que te podría dar más información sobre cucarachas o algo así. ¿Para qué quieres saber sobre las cucarachas?

—No quiero saber sobre las cucarachas —digo haciendo acopio de toda la paciencia que me va quedando—; lo que quiero es saber por qué no has tirado la esponja vieja. Déjalo. Ya la tiro yo.

—¿Por qué vas a tirar la vieja?

—Pues porque digo yo que si tienes una nueva es porque no quieres la vieja.

—Quiero las dos.

—Pues eso quiero saber: el motivo.

—Ahhhhhh. Vale. Pues porque la nueva es más exfoliante que la vieja y a veces no me apetece desollarme vivo de buena mañana.

Acabáramos. Ya veis todas las vueltas que tengo que dar para conseguir una simple información. Información que, por otra parte, no me va a servir de mucho porque al final me toca tener que estar viendo las dos esponjas cada vez que entro en la bañera pero, al  menos, pude poner fin a esa especie de interrogatorio a un demente. Tengo que empezar a elegir mejor la hora en la que libro mis batallas porque este tipo de conversaciones me reportan mucho estrés. Como dice siempre mi madre, al final tanto gregre para decir Gregorio.


P.S. Me voy de vacaciones, que las ando necesitando mucho. Creo que tardaré unas tres semanas en reincorporarme a la vida blogueril. Si tardo cuatro, no penséis que he muerto. Si tardo cinco, pues lo mismo sí. ¡Feliz verano a todos!

miércoles, 13 de julio de 2016

Anuncios Pesadillescos CLXXXI: Confort y compañía

El de hoy va de una marca de electrodomésticos de la que yo, en mi absoluta ignorancia, no había oído hablar en mi vida pero a la que están dando bastante bombo.

Un hombre entra en su casa. No es una casa cualquiera sino un pedazo de mansión de diseño, de estas que no sabes bien si vives en un hogar o en el Guggenheim. Enciende el aire acondicionado con su móvil (a 18 grados; eso es para pasmarse de frío, en mi opinión) y vemos a un chico rubio tomando notas y haciendo cálculos tumbado boca abajo. En un primer momento esto puede inducirnos a pensar que es su hijo universitario estudiando en su maravilloso dormitorio de diseño pero no os dejéis llevar por la primera impresión. Al alejarse el plano, vemos que en realidad lleva bata de laboratorio y que está colgado de la lámpara del techo. Ya podemos prever que se trata de un anuncio muy normal.

El dueño y señor de la mansión, sin percatarse de la presencia del científico-araña, encamina sus pasos a la cocina, donde su mujer y su hija desayunan tranquilamente ¿Dónde andaba este hombre a la hora de desayunar? ¿Se ha pasado toda la noche por ahí de farra? No me extraña que la mujer y la hija ni lo miren cuando entra. La prueba definitiva de que viene de fiesta la tenemos en el momento en que abre el congelador. ¿Pretende desayunar calamares congelados? Eso es muy de borracho fiestero.

Y eso también daría la explicación de por qué no se percata del hecho de que, dentro del congelador, tiene a otro científico tomando notas, con el pelo lleno de escarcha y claras habilidades para el contorsionismo.

Sube raudo y veloz al baño (supongo que para ver si duchándose se le pasa la melopea) y, colgado de un gancho en la puerta, vemos a un tercer científico, que también toma notas sobre el funcionamiento de la lavadora, a la que el protagonista arroja una camiseta con muy poca puntería (aunque esto no es de extrañar, dado su estado).

Y ya, por último, vemos la casa desde fuera. Esto sobraba pero se ve que les gusta darnos envidia y ponen un cartelito donde nos informan que su mejor centro de investigación es nuestra casa.

Así que podemos suponer que sus electrodomésticos traen, aparte de los años de garantía, una caterva de científicos psicópatas de serie. Son los electrodomésticos ideales para gente que vive sola. No sólo tendrás la ropa limpia y la casa fresquita, sino que aparte tendrás compañía.

Aunque no se los ve muy habladores, la verdad. Seguramente se comuniquen mediante notitas, como cuando íbamos al instituto, aunque imagino que los adolescentes de ahora se comunicarán vía whatsapp y habrán abandonado el noble arte de la misiva manuscrita.

Por tanto, la conclusión del anuncio es que hay que reivindicar las notitas en clase. ¿Os parece traído de los pelos? Pues anda que un tío metido en el congelador es muy normal.

lunes, 11 de julio de 2016

Crónicas Felinas CLXXXIV: Declinando ofertas

Marrameowww!!!

El otro día me llegó un mail muy curioso. Bueno, le llegó a la bruja pero en el asunto ponía “A la atención de Forlán”. La bruja, en un evidente ataque de celos, me plantó delante del monitor y me dijo “Esto es para ti”.

En el mismo explicaban que me escribían desde una empresa inglesa y que me remitían la información acerca del blog de la que disponían y me instaban a mandar el resto de datos a fin de incluir el blog en un directorio de periodistas que trabajan en diferentes medios de comunicación españoles para que dichos datos estén disponibles para los gabinetes de prensa. No sé si alguna vez habéis visto a un gato riendo pero os prometo que me dio un ataque de los buenos.

En primer lugar, por el hecho de que alguien nos considere periodistas tanto a la bruja como a mí. En segundo, porque no tiene pinta de que hayan investigado mucho el blog si le dirigen el mail a un gato (que soy un gato de lo más molón, qué duda cabe, pero sigo siendo un gato). Esto de no haber leído un poco más concienzudamente el contenido del blog no denota demasiado rigor periodístico por parte de esta gente. Dudo que un gabinete de prensa esté demasiado interesado en si como el pienso o no como el pienso o en la preferencia de la bruja de las camas individuales sobre el colchón matrimonial.

Mi sección la catalogaban como “Opinión”. Bueno, sí, es mi opinión sobre diferentes temas domésticos que acontecen entre las cuatro paredes en las que vivo pero no sé si Reuters, Efe o la Deutsche Welle puedan considerar mis vivencias como de interés público ¿Tal vez sea esta mi oportunidad de tomar el mando y hacerme con el control del mundo a base de manipular la opinión pública?

Lo más gracioso de todo era que decían que la categoría del blog era “Mujer/Belleza”.  Creo que la bruja es mujer (o eso me han dicho) pero… ¿Belleza? Pffffffffffffmuahahahahaha. Ay, es que cada vez que me acuerdo me entra hasta hipo del ataque de risa.

La bruja, que es muy de investigar ella, anduvo buscando la empresa y, a simple vista, parece legítima (aunque no demasiado profesional, como salta a la vista) y, por supuesto, no mandamos ningún dato. Pedían la dirección, el teléfono y hasta el fax. Dijo la bruja que no tenía suficiente con estar incluida en los ficheros automatizados de media España como para incluirse ella sola en los ingleses (con lo chunga que está la cosa últimamente).

Así que, por una vez, la bruja y yo nos hemos puesto de acuerdo y nos quedamos como estamos porque ni ella va a resultar creíble dando consejos de belleza con ese careto ni yo tengo ganas de opinar de temas de actualidad, con lo cansado que es luego tener que debatir con los trolls. Con lo a gustito que estoy yo en mi cojín despotricando de la bruja.

Prrrrrr.

jueves, 7 de julio de 2016

Juntos, pero no revueltos

Hoy vengo con otro post de reflexión trascendental.

El otro día me dio por pensar cuándo y con qué propósito se habría inventado la cama de matrimonio. Supongo que lo ideal sería buscar en Internet y así desasnarme pero yo prefiero montarme mi propia película para no estar influenciada por datos reales, que eso mata siempre la ilusión y la frescura.

Duermo en cama matrimonial pero más de una vez me he planteado poner dos camas individuales, como los matrimonios puritanos. Para esto hay varios motivos. El primero y fundamental es que al churri le gustan los colchones blandos porque los duros le destrozan la espalda mientras que a una servidora le sucede justo a la inversa. El colchón que tenemos (que habrá que cambiar en breve porque ya tiene casi diez años) es más bien duro porque era el que tenía yo en mis épocas de soltería. Esto trajo serios conflictos (para el churri; para mí no porque dormía como una reina) hasta que mi prima nos reveló que existían unos toppers para poner encima del colchón que lo hacen más blando o más duro, a voluntad, así que esto quedó resuelto comprando uno blandito en tamaño individual y colocándolo en su lado de la cama. Ahora también hemos descubierto que existen colchones con una mitad dura y otra blanda. Valen una pasta gansa pero sería nuestra solución ideal. Se ve que no somos los únicos con este problema.

El segundo motivo, no tan fundamental pero de solución más difícil, es que el churri se despatarra mucho y como yo no ocupo gran cosa siempre termino durmiendo en una esquinita, en el poco espacio que me dejan él y los gatos, muy dados también a ocupar mi espacio vital.

Siempre que visito castillos medievales y sitios así veo que ya de entonces existía la cama matrimonial. ¿Cuál es el motivo por el que se inventó algo en lo que, normalmente, alguno termina durmiendo incómodo porque hay otro que da más vueltas que una peonza? Porque la pasión arrebatadora bien puede vivirse en un colchón individual y luego cada cual a dormir a pierna suelta en su camita. Yo creo que el motivo es que en la antigüedad no existía la calefacción central y con lo complicado que era calentar esos casoplones, por lo menos durmiendo acurrucados se combatía mejor el invierno. Pero en verano esto termina siendo un problema; no soy yo demasiado partidaria de que me planten un brazo sudoroso encima. Dicho sea de paso, en invierno también existe un inconveniente y es que, si la otra persona se pone de lado, sucede el fenómeno que yo identifico como “el tunelcillo” y que consiste en que queda un hueco por debajo de la manta o del nórdico, por donde se cuela todo el aire frío.

Así que yo sigo abogando por las camas individuales. Se perderá el romanticismo y pareceré una mojigata pero iba a poder dormir de lo más cómoda, calentita o fresquita según mande la ocasión.

lunes, 4 de julio de 2016

Crónicas Felinas CLXXXIII: ¡¡Hasta la trufa!!

Marrameowww!!!

Sinceramente, no alcanzo a comprender cómo funciona el sistema de justicia en esta casa.

Ha sucedido lo que procedo a relataros, a ver si no me termináis dando la razón y admitiendo que esto es un abuso y una cacicada en toda regla.

Como ya bien sabéis, en esta casa dormimos los cuatro (dos humanos y dos felinos) en la misma cama por las noches. Porque, a pesar de nuestras rencillas, somos una familia unida. Por norma general, los primeros en llegar son los humanos y, cuando nosotros detectamos que ha llegado la hora de dormir, pues nos acurrucamos por ahí como buenamente podemos (generalmente, yo en la almohada entre los humanos y Munchkin a los pies) y a roncar todo el mundo.

Pues resulta que, la otra noche, el consorte se metió en la cama (más bien se tiró encima porque, con el calor que hacía, no había quien se atreviera a meterse) y, como la bruja no había llegado todavía porque andaba echándose sus potingues nocturnos como si eso le fuese a cambiar la cara al levantarse, yo aproveché y me tumbé cuan largo soy en su lado de la cama.

Pues viene la bruja, enciende la lamparita, coge su libro, se sienta a mi lado y empieza “Venga, Peque, muévete. Pero muévete… Si no te mueves te voy a hacer cosas malas. Ah, ¿no te mueves? Pues te hago maldades”.

Y las hizo. Me tiró del rabo, de los bigotes, de las orejas y me hizo cosquillas en los pelillos de dentro de estas últimas. Yo estaba hasta las narices pero no pensaba moverme ni un milímetro. A ver: si ese día había llegado yo antes ¿por qué motivo tenía que dejarle a ella el sitio bueno? Que se buscase un rinconcito y se hiciese un ovillo ahí, que no es tan complicado. Pues nada, ella con todo su morro terminó cogiéndome en volandas, echándome de ahí y poniéndose ella en el sitio chachi.

Decidme si no es la mayor injusticia de la que hayáis sido testigos jamás. ¿Dónde está escrito que la humana ésta vaya a tener más derechos que yo sobre el uso del lecho? Por la misma regla de tres, cualquier día de estos viene y se me come el pienso del platito porque, total, como parece que todo es de esta señora (por llamarla de alguna manera), pues que viva la Pepa y que cunda la anarquía y el descontrol. Aquí no hay un respeto ni unas normas ni nada. Todo se hace y se deshace según le venga bien a ella pero una cosa os voy a decir, ¿eh? ¡Una cosa os voy a decir y que quede bien clarito! El día que yo me rebele se van a enterar estos humanos de lo que valen un peine y un palito rascador. El día menos pensado se me hinchan los bigotes y ya veréis la que lío.

No va a quedar títere con cabeza porque los voy a destrozar todos a arañazos.

Pffffff (que no estoy hoy para ronroneos).