Supongo que os lo imagináis pero igualmente os informo que
sigo con la fiebre mundialista. El pasado sábado Uruguay se enfrentó a Portugal
en el partido de octavos de final y, con gran alegría por mi parte, ganó. He de
decir que no pude verlo porque justamente ese día había quedado yo para hacer
el pingo con mis amigos y no era plan de dejarlos tirados. Aunque tengo que
admitir que hasta último momento tuve un angelito en el hombro derecho
repitiendo “Son tus amigos; no puedes hacerles eso y abandonarlos por ver cómo
unos que ni conoces dan patadas a un balón” y en el izquierdo un demonio
ondeando una bandera al grito de “Soy Celesteeeeee, soy Celesteeeeee.
Celesteeee soy yoooo”. Ganó el angelito porque en el fondo soy una buena
persona. El sitio al que fuimos no tenía pantalla plana (ni de ninguna otra
clase), así que no me quedó otra que poner la radio porque una cosa es estar
con mis amigos y otra cosa es no enterarme de lo que pasa con mi Cavani.
El caso es que ganaron (con algunas lágrimas de emoción fugándose
de mis ojitos, aunque haya gente que no entienda cómo se puede uno emocionar
tanto por algo así; yo sí lo entiendo) y me hizo mucha gracia y mucha ilusión
haber recibido tantos mensajes de españoles alegrándose por la victoria. Tengo
que decir también que me dio mucha penita que los españoles hayan vuelto ya a
casita, aunque un posible encuentro entre España y Uruguay me diera tanto miedo.
También me dio pena Argentina, porque parte de mi familia es
argentina, y Colombia, porque tengo una amiga colombiana. Yo quiero que la copa
se quede en América y se van reduciendo las posibilidades. Al día siguiente del
partido de Colombia vi que mi vecino de abajo, que es colombiano, había quitado
ya su bandera y me dio un dolor de corazón… soy una sentimental en el fondo.
Pero lo que más gracia me hizo fue que ayer me encontré en
el trabajo con alguien que es de mi empresa pero no trabaja en mi centro, por
lo que lo veo de pascuas a ramos y, según me vio, me dio la enhorabuena. Es
curioso cómo alguien puede darte la enhorabuena por algo en lo que no has
participado ni has tenido ningún mérito. Iba a decirle que yo no había jugado
ni había marcado ningún gol pero me dio miedo que pensase que me había tomado a
mal el comentario. Para nada. Fue muy de agradecer pero me pareció gracioso
cómo los triunfos futbolísticos tienden a asociarse directamente con los aficionados.
También tenemos una cierta tendencia a decir “ganamos” cuando nuestro equipo
gana. Debo decir en mi defensa que yo, además, uso el “perdimos”, no como otra
gente que en estas circunstancias sí usa la tercera persona del plural.
Mañana toca el partido de cuartos contra Francia. Veremos qué
tal “nos” sale el asunto… yo por aquí sigo, comiéndome las uñas.
P.S. Por si os apetece verlo, os dejo un pequeño vídeo de
cómo se vivió el triunfo del pasado sábado en la explanada de la Intendencia de
Montevideo.
P.S.2. En la vista previa el vídeo se me sale del margen. No sé si luego realmente quedará así pero no he sido capaz de arreglarlo. Si queda así de chapucero, mis disculpas, y si alguien me desasna y me enseña cómo modificar el ancho del vídeo, le estaré eternamente agradecida.
P.S.2. En la vista previa el vídeo se me sale del margen. No sé si luego realmente quedará así pero no he sido capaz de arreglarlo. Si queda así de chapucero, mis disculpas, y si alguien me desasna y me enseña cómo modificar el ancho del vídeo, le estaré eternamente agradecida.