Marrameowww!!!
Ya os contó la bruja que, con el cambio de horario en su
trabajo, ahora se levanta a las cinco y cuarto de la mañana, por lo que es
ella, con cara de zombi en rehabilitación, la encargada de ponernos el
desayuno. Estoy esperando el día en que nos ponga un café con leche y ella
intente masticar el pienso sin terminar de dilucidar qué narices está pasando.
Lamentablemente, ese día aún no ha llegado pero, dado que
ahora los viernes y sábados cae muerta en la cama a las doce y media de la
noche como tarde, esto nos ha dado carta blanca para poder levantarla los
sábados, domingos y fiestas de guardar a las ocho y media de la mañana. Si
pensaba que los fines de semana iba a poder dormir hasta tarde como antaño, va
lista. Ya nos hemos enterado de que ahora la encargada del desayuno es ella,
por lo que hasta tiene que agradecer que le permitamos dormir hasta después de
la salida del sol.
Lo que más me divierte del todo es que, una vez que ya hemos
conseguido que se levante (el servicio de despertador comienza a funcionar a
las ocho pero ella consigue snoozearnos
media hora más utilizando técnicas de bruja malvada), nos pone el pienso,
comemos cuatro granos y nos tumbamos a la bartola en el sofá para seguir
durmiendo. La cara de cólera de la bruja es algo indescriptible “¿Para esto me
levantáis de la cama, con lo a gusto que estaba? No tenéis corazón. Bla, bla,
bla…”. Total, que se resigna y se pone a desayunar mientras lee vuestros blogs
y redacta las tonterías que tenga pensado contaros la semana que entra.
Pero como nos gusta fastidiar, esto tampoco dejamos que lo
haga tranquilamente. Una vez que coloca sus posaderas en la silla frente al
portátil, la hacemos levantarse cada quince minutos para que nos vuelva a poner
el platito, comamos otros cuatro granos y repitamos el proceso hasta que sendos
platos estén terminados o a la bruja se le haya agotado la paciencia y pase de nosotros,
cosa que sucede con poca frecuencia porque, a insistentes, no nos gana nadie.
Mientras tanto, el consorte duerme a pierna suelta hasta el mediodía,
totalmente ajeno al sufrimiento de la bruja. Antes lo despertábamos a él,
porque era el primero en levantarse entre semana pero ahora la china le ha tocado
a la bruja y tendrá que apechugar.
Y cualquier persona normal diría “pues me echo después una
siestecilla para estar más descansada” pero la bruja no. La bruja pugna contra
el sueño porque dice que le da rabia desaprovechar el tiempo en dormir (con lo
saludable y placentero que es). Si no gana la batalla y cae rendida en el sofá,
se levanta de un humor de perros, diciendo que ha estado perdiendo el tiempo
tontamente.
Así que no nos echéis la culpa; la que es una pava es ella,
que no sabe disfrutar de los placeres de la vida.
Prrrrrr.