Una de las cosas que más iras desata en mi churri es mi desapego absoluto por el móvil. Lo dejo abandonado a su suerte (al móvil) en cualquier parte de la casa o dentro del bolso y ni me acuerdo de que existe.
Hay veces, entonces, en que mi churri me llama por la mañana porque necesita que le lleve algo al trabajo, un suponer, y el móvil anda por ahí perdido. Me he llegado a encontrar con treinta llamadas perdidas y yo completamente en Babia, sin haberme percatado. Y, claro, cuando le devuelvo la llamada (las llamadas, para ser exacta) está hecho un basilisco, diciendo que para unas prisas conmigo. No tenemos fijo en casa (bueno, tenemos número pero mi churri aún no ha instalado el aparatejo, así que como si no tuviéramos) de manera que la única forma de comunicarse conmigo es a través del aparatito infernal. Ahí es cuando aprovecho para echarle en cara que, si hubiese instalado el fijo, no tendríamos este problema. El secreto está en saber darle la vuelta a la tortilla.
Pero, claro, esta artimaña sólo me sirve cuando estoy en casa. Por la calle tampoco me percato cuando suena el invento. Esto se debe a que suelo llevar unos bolsos enormes, en plan expedicionaria porque una nunca sabe lo que puede llegar a necesitar ahí fuera, con tanta inclemencia. Total, que zampo el móvil al fondo y, si suena, pues que ni me entero, oye.
Hubo una vez que salí de trabajar y un compañero me dijo que me acercaba en el coche hasta Nuevos Ministerios. Total, que mi churri me dice que me espera allí. Nos retrasamos (no me acuerdo por qué razón) y el churri me llama para preguntarme qué pasa. Me llama. Me llama. Me llama. Yo no me entero. No me entero. No me entero. Cuando por fin llego, me bajo del coche y corro a su encuentro cual grácil cervatillo, me recibe como un oso pardo. Y ya sabemos qué puede llegar a pasar cuando un cervatillo cae en las garras de un oso pardo.
- Te he llamado ocho veces!!! Ocho!!! Pensé que os había pasado algo. ¿Se puede saber qué haces tú con el móvil?
- Pues el móvil va en el bolso, chiqui. A ver… Ah, pues sí, ocho llamadas perdidas tuyas.
- No hace falta que lo jures, sé de sobra las veces que te he llamado.
- Pues no lo habré oído.
- ¿Pero cómo puedes no oírlo?
- No sé…
- Anda, tira, que me tienes contento.
Vamos, que tengo móvil porque como le diga a mi churri que podría vivir sin él, le da un síncope pero no les veo yo la gracia, salvo para emergencias. Creo que sólo estuve pendiente del móvil con el primero que tuve, como a los 20 años, qué pipiola era. Después para mí perdieron la gracia y sólo lo cambio cuando el que tengo se escacharra.
Recuerdo con nostalgia las épocas en que llegabas a casa y te decían “Te ha llamado fulanito” o te encontrabas con alguien y te decía “Te estuve llamando pero no te encontré”. Y aun así sobrevivíamos.
Eso sí. Cuando se me olvida el móvil en casa o se me rompe y pasan un par de días hasta que tengo móvil nuevo, me siento desnuda, como si me faltara un apéndice o algo. Tengo con el dichoso cacharro algo parecido a un matrimonio disfuncional. No te soporto, me das asquito pero como me faltes, ay como me faltes…
Yo también soy poquito de móvil... de factoras de 2-3 euros y cosas así... jejeje El móvil siempre apagado o sin batería o en silencio... La gente se da por vencida y a la desesperada me preguntan que si hay algún modo de contactar conmigo de forma fiable.. jajaja Pssss De hecho, por primera vez en mi vida tengo un móvil propio. Los otros eran heredados. Y el primero (un nokia ladrillo) lo tuve hace no muchos años (cuando ya se llevaban los móviles con cámara y hasta con internet) y la gran utilidad era que podía jugar a la serpientita... ajja
ResponderEliminarAy, la serpientita... Qué recuerdos!!! Besos.
EliminarSi yo dejase mi móvil a su suerte, la policía emprendería mi búsqueda una media de dos veces diarias.
ResponderEliminarSí, ya lo leí. De hecho, fue tu historia la que me impulsó a escribir esto... Un besote.
EliminarYo siempre estoy pendiente del móvil. Es lo que tiene ser madre :-(
ResponderEliminarClaro, que bien pensado a mi madre le pasa como a tí...no lo oye nunca. Supongo que no se acostumbra... ¿cómo la localizarían a ella desde el colegio??
Pues a la antigua usanza, llamando a casa y, si no te encontraban, ya te encontrarían. Benditos tiempos aquellos... Besos.
EliminarA mi el movil, lo justito... hasta que llegó mi iPhone y el demonio vestido en forma de twitter se apoderó de mi alma.
ResponderEliminarEl twitter. Otra cosa que no ha logrado conquistarme, oye... Besos.
EliminarA mi me pasa como a ti..yo no tenia ni movil hasta hace poco..y nunca lo encuentro con el considerable cabreo del churri...
ResponderEliminaren fin que la tecnología movil no se hará millonaria conmigo...
Yo tampoco soy target de mercado, no... Besotes.
EliminarIgualita que mi madre!! Que no sé para que lo lleva si nunca lo oye, y eso cuando lo lleva, jajajaj.
ResponderEliminarYo también añoro aquella vida sin móviles ni redes sociales...
Besos.
Lo llevamos porque nos obligan. Somos víctimas inocentes de las presiones sociales... Besos.
Eliminarjjaja a mi me pasa exactamente lo mismo, yo lo tengo igual que un ladrillo idem, y mi marido se pone histerico, al ser madre no se cuantos me rompieron los ninos, yo no les hacia caso y a ellos le molaban jeje ya se un desastre perdido pero si es un rollo total
ResponderEliminarEl mío es moderno pero porque se me rompió el anterior. Hasta que este no se rompa, no lo cambio. Total, que éste se quedará arcaico. Besos.
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