Ya está aquí el veranito,
gentecilla y, con él, las fiestas de pueblo. ¿Quién no ha disfrutado (o sufrido)
alguna vez estas simpáticas verbenillas?
Hay quien lleva yendo a las mismas
fiestas del mismo pueblo durante toda su vida y, según mi humilde teoría, que no
tiene por qué tener ni una pizca de verdad y mucho menos de rigor periodístico,
las ferias de pueblo son capaces de forjar personalidades desde la más tierna
infancia.
Bueno, no. Tal vez no sea la
fiesta la que forja la personalidad sino que, en dichas celebraciones, el ser
humano se desboca, desatando sus instintos más primitivos, olvidando los
consensos sociales y demás pijotadas para convertirse en lo que siempre ha sido.
Es de esta manera que, quien es un
bruto y/o macarra en potencia, dará rienda suelta a su personalidad salvaje en
las fiestas del pueblo. ¿De qué manera? Eso ya depende de la franja etárea.
Entre los cuatro y los siete años
les montará el cirio a sus padres protagonizando pataletas monumentales porque
se le ha antojado un Bob Esponja gigante o una berenjena de Almagro, tanto da.
El asunto es causar cuanto más revuelo, mejor. Que se note que está ahí y que no
piensa dejar a nadie indiferente.
Entre los ocho y los trece, será
el terror de los coches de choque. Se lanzará cual Fitipaldi descompensado a por
cualquier cosa que se mueva intentando, en la medida de lo posible, dislocar
algún hombro o muñeca. Puntos extra si consigue una desviación cervical
permanente.
A partir de los catorce y hasta
los veinticinco (un suponer, porque tengo otra teoría muy poco contrastada de
que hay gente que, llegada a una determinada edad, decide parar definitivamente
de madurar, que no de envejecer) el entretenimiento favorito será un cacharro
donde demostrar su fuerza desmedida, ya sea dando puñetazos o martillazos. El
asunto es ser el más fuertecito. Si por ahí anda su churri actual, churri en
ciernes o ex churri mejor. No hay como impresionar a la hembra de la manada. De
hecho, no hay más premio en estos juegos (en aquéllos donde, aun en contra de
toda probabilidad consigues embocar un anillo en un cono de tráfico por lo menos
se puede llevar el Bob Esponja por el que berreaba de pequeño, pero en este tipo
de juegos, toda la recompensa radica en la satisfacción personal de ser el más
bestia). Si la hembra de la manada es igual de pánfila, seguro que
caerá rendida ante los envidiables valores de su machote y reaparecerán juntos
al año siguiente en un coche tuneado, donde él ganará toda clase de peluches
amorfos para su amada. Eso sí, existirá un acuerdo tácito para que la fémina en
cuestión le deje su espacio a fin de que él pueda continuar demostrando sus
habilidades ante sus amigotes, que no se diga que el hecho de estar emparejado
le ha hecho perder facultades.
Años más tarde, tal vez nuestro
protagonista y su, hasta entonces, amada se separen. Es aquí cuando él comenzará
a pasearse por la zona donde toca la orquesta, cubata en mano, al ritmo de
Rafaela Carrá, Paquito el Chocolatero, el Aserejé o lo que se tercie. Lo
importante es que se vea que vuelve a estar en el mercado y que sigue siendo
capaz de provocar contusiones en los coches de choque, dar puñetazos,
martillazos, recolectar peluches y hasta berrear, si es menester. Genio y
figura.
El protagonista en cuestión, llegada "la edad determinada" separado o no, y siempre cubata en mano bailará SIEMPRE al mismo compás, bracitos semi plegados a la altura de la cintura y se dejará llevar por sus piernas, que en realidad son las únicas que se mueven, en círculo, en linea recta...
ResponderEliminarSin él las fiestas no son lo mismo.
Jajaja. Tú has estado en la verbenilla, también, eh? Besotes!!!
EliminarEn mi trabajo hay un ser que está esperando con ansias a que lleguen las fiestas de su pueblo para montarse en los coches de choque. Y lo dice así, tan tranquilo. Tiene casi 22 años, aunque la mentalidad es más ó menos como la de los niños que piden el globo de Bob Esponja. ¡Ay, lo que hay que aguantar a veces...! Muchos besos y gracias por interesarte por mi madre :)
ResponderEliminarDe ahí que diga que hay algunos que llega un momento que dejan de madurar, que no de envejecer. Jajaja. Un besote y no me des las gracias, que es lo mínimo.
EliminarPues fíjate, le doy toda la validez a tu estudio :D, y más si las conclusiones a las que llegas provienen de la experiencia empírica de una mente tan bien amueblada como la tuya.
ResponderEliminarUn besote.
¿De verdad piensas que tengo la mente bien amueblada? Y luego dices que me lees... Jajaja. Un besazo!!!
Eliminar¡Me gusta tu estilo! He llegado a tí a través de Cintia de Trestrillistigres, y con tu permiso me quedo por aquí.
ResponderEliminarPues muchas gracias, Berlín!! Eres bienvenida y me pasaré a conocerte en cuanto me ponga al día con todo el retraso que llevo por culpa de la mudanza. Un besazo!!!
EliminarJeje muy bueno
ResponderEliminarPor cierto Alter, me tienes alucinada, dijiste q leerías nuestras entradas q te habías perdido y veo por los comentaríos q me dejas q lo estas haciendo, que rigor chica!!
Besos
Una que es muy metódica (o está muy enferma, todavía no lo tengo muy claro). Besazos!!!
Eliminar¿Has visto? Acabas de explicar por qué no tengo pueblo
ResponderEliminarPero seguro que has ido a alguna fiestecilla, no lo niegues... Besotes!!!
Eliminarjajaja. genial como siempre. Tu post me recuerda a un anuncio rídiculo a la par que pesadillesco, de una bebida rica en sales minerales que propone unir a gente que no tiene pueblo con pueblos que necesitan gente. Yo no tengo "pueblo bonito" de siempre aunque sí que tuve uno adoptivo en la última franja de edad que describes, cubata en mano bailando pachanga, y era muyyyyy divertido. Cada año llevaba a alguna amigüita a las fiestas de mi pueblo (insisto, adoptivo desde los 25-35 años).. qué tiempos aquellos .. churros, verbena, cubatas, puestecitos de pulseritas de cuero de esas que no se rompen nunca jamás y terminan medio podridas en tu muñeca... dejé de tener pueblo a los 35, y lo echo de menos....
ResponderEliminarBesotes y de nuevo, güelcom back
A mí no me parece pesadillesco ese anuncio. De hecho, me suelen gustar los anuncios de esa marca. Y sí, no niego que sea divertido que yo también me lo he pasado pipa en muchas fiestas de pueblo. Un besazo!!!
EliminarNiña... ¿tú has estado en mi pueblo, verdad? jajajaja
ResponderEliminarJajaja. Pues lo mismo, oye, nunca se sabe... Besotes.
EliminarPues yo no tengo pueblo. Pero ahora ya no pienso escribir a los de Aquarius :o))
ResponderEliminarJajaja. Hombre, la verdad es que hay que reconocer que las fiestas de pueblo son divertidas, a pesar de todo. Sobre todo si te dedicas a observar la fauna... Besotes.
EliminarUff nena, miedo me da...yo no he tendo berbena...ni pueblo
ResponderEliminarpero me fo de tu estudio!!
Vosotros tendréis la Oktoberfest. Y no sé yo qué es peor... Jajaja. Besotes.
EliminarYo soy así. Si no me pongo al dia, ¿para qué narices os sigo? Aparte, ya me queda la mitad más o menos y la semana que viene tengo vacaciones así que lo conseguiremos... Un besote!!!
ResponderEliminarSegún lo estabas contando me estaba acordando de las fiestas del pueblo, lo has clavao! jajaja Pero a pesar de los forzudos-coche tuning-cubata en mano las verbenillas son lo mejor.."que bonita es la amapola ay ay ayyyyyy" ;)
ResponderEliminarBesos.
Sí, la verdad que, si la compañía es buena, uno se lo pasa en grande, las cosas como son. Besotes.
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