Pues como os contaba anoche, había tenido un día terrible y estaba deseando llegar a mi casa.
Me hubiese quedado en el trabajo.
Llego a casa y no hay agua. Al rato volvía y se iba otra vez. Así estuvo hasta que me fui a acostar. En una de estas, voy a entrar al baño y "plaf", se funde la bombilla.
- Churriiiii. A ver cómo te cuento esto... Se ha fundido la bombilla del baño.
Mi churri blasfema en arameo o en sánscrito. No lo tengo muy claro, las lenguas muertas nunca han sido mi fuerte. Se va todo paciente a buscar otra bombilla para cambiarla. No hay. Sólo quedan de 25 Watts. Decide poner una de esas provisionalmente para que podamos ver por dónde vamos, por lo menos. Ahora mi baño tiene un ambiente súper íntimo con el que seguro que fliparía algún decorador de interiores New Age.
Vamos, que no estaba mi humor para mucha tontería anoche pero, de todas formas, el tema del agua me dio que pensar. Estamos tan acostumbrados a abrir un grifo para beber agua, abrir un grifo para ducharnos o lavarnos los dientes, pulsar un botón para descargar una cisterna, que en el momento en que eso nos falta andamos perdidos, sin rumbo en esta vida. Es en ese momento cuando uno le da al agua la importancia que tiene. Es en ese momento cuando recuerdas que hay mucha gente en el mundo que no lo tiene tan fácil para obtener agua; que la odisea que vive uno durante un par de horas hasta que se soluciona la avería es la que tienen que pasar a diario millones de personas, sin esperanza de que venga alguien a solucionar su "avería". Todo esto sin contar que no la cuidamos nada, siendo un recurso no renovable y, como nos la carguemos, a ver qué vamos a hacer.
Total, que en el momento en que me fui a dormir le digo a mi churri:
- Chiqui, qué suerte tenemos.
- ¿Por?
- Porque estamos aquí, tan a gusto, debajo de nuestro edredón y con la calefacción.
- Pues sí, chiqui. ("Chiqui" en nuestra casa es Unisex)
- Buenas noches.
- Buenas noches.
Pues sí que te dio la noche hasta para valoraciones!
ResponderEliminarLa verdad que tenemos mucha suerte y no nos damos cuenta. Si nos cortan el agua, o la luz, o incluso estamos sin cobertura, todos perdidos!!
Un besito
Por suerte, la mala suerte (valga la paradoja) estas pequeñas "desgracias" nos hacen pensar.
EliminarA mí en Santo Domingo en cada corte de luz y agua (allí son un pack xD) se me iba la vida. Cuando se me terminaban las horas de la planta que tenía en casa, que duraba tres horas más, me ahogaba de calor y allí moría sin luz ni agua.
ResponderEliminarAhora cada vez que se me va aquí me parece un juego de niños jajaja ¡nunca mais!
Sí, es lo que pasa cuando se vive en Latinoamérica. Yo viví en Montevideo 10 años y mi tía me contaba (esto pasó antes de que yo me fuera a vivir allí) que habían estado con un plan estatal de ahorro y cortaban la luz unas horas todas las noches. Uno se hace a todo. En Europa nos tienen mal acostumbrados. Jajaja
EliminarUy! Si tenemos el mismo "modelo" de churri: cocinero pero no recogedor...jejeje
ResponderEliminarMi hijo E. es de la opinión de que deberíamos mandar más grifos al tercer mundo. ¡Bendita inocencia!
Ay... qué rico. Me ha llegado al alma esa reflexión.
EliminarSólo nos damos cuenta de esas cosas cuando faltan... jeje pero es cierto. Se va la luz dos horas y al día siguiente sale gente en el telediario diciendo que les han estropeado la vida... jajaja (un poco exagerado... pero pasa)
ResponderEliminarA mí lo peor que me pasó al respecto fue que se fue la luz un día a las 11 y media de la noche del día antes de un examen. Justo cuando pensaba quedarme un par de horas más estudiando. Lo intenté con la luz del móvil y fue imposible... se me agotó la batería del móvil y lo necesitaba para despertarme al día siguiente... jeje
La luz volvió a las 5 de la mañana y a las 6 me desperté felizmente... jeje
Y sí, somos unos afortunados...
Y tanto!!! A ver si lo recordamos a menudo. Saluditos.
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