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Con la parca |
Pues seguimos (y terminamos) hoy con la crónica de mi
experiencia de Halloween en el Parque de Atracciones de Madrid. Va a quedar muy
largo pero es que ya tres posts para un día es un poco abuso y tengo mucho que
contar. Tenéis todo el finde para leerlo.
Durante la comida nos habíamos dedicado a revisar los
horarios en los que abría cada pasaje y las zonas en las que estaban situados
para hacer un planning en condiciones, que ya sabéis que si yo no planifico me
da urticaria ante la perspectiva de dejar las cosas libradas al azar. Soy como
Sheldon Cooper pero menos lista.
No destriparé mucho de los pasajes porque, como todavía
estáis a tiempo de ir, no es plan de fastidiaros, tampoco.
Como decía, al salir del restaurante, nos dirigimos hacia la
que iba a ser nuestra primera parada: “Posesión” peeeero, resulta que queda al
lado del simulador virtual y, como había poca cola, decidimos empezar por ahí.
En el simulador virtual proyectaban una de miedo, claro está. No recuerdo el
nombre y no lo localizo, sabréis disculpar. Básicamente, iba de bichos y
fantasmas que nos perseguían en una montaña rusa. Está entretenida pero ganaría
sobremanera con gafas 3D. No obstante, no me sentí tan defraudada como en el
simulador de Port Aventura que os contaba aquí.
Una vez salimos de ahí, nos fuimos a hacer cola para “Posesión”.
Desconozco cuánto tiempo estuvimos haciendo cola porque justo nos coincidió que
tocaba show y, cuando toca show, todos los actores de todos los pasajes se van,
dejando el pasaje cerrado un rato. Aparte, se rumoreaba que alguien se había
desmayado dentro del pasaje y había habido que llamar al médico. Desconozco si
esto último era cierto porque la gente ya se sabe cómo es. En fin, el caso es
que al final entramos. En este pasaje se supone que tienes que fugarte de un
manicomio donde los pacientes han sido poseídos. Yo iba agarradita al churri
para que no me asustasen mucho. No sé por qué hago eso, en realidad, tampoco me
asusto tanto. Está bien pero creo que me resultó la más floja. A partir de aquí
la cosa fue in crescendo.
De ahí fuimos a “London Tales of Darkness”, que está
ambientado en el Londres Victoriano y me gustó bastante por la ambientación y
demás. Yo ya tenía menos miedo porque estaba haciendo callo en eso de los
pasajes de terror.
Al salir de ahí fuimos a “Horror Cinema” que, como su propio
nombre indica, está ambientada en un cine abandonado donde, según cuentan, sus
ocupantes murieron en un incendio y sus almas quedaron ahí atrapadas para
siempre. A estas alturas yo ya no me agarraba al churri y fue cuando empezaron
mis vicisitudes. Me explico. Desconozco por qué pero tengo un imán para que la
gente que se dedica al show business me persiga. Por ejemplo, si voy a ver un
espectáculo de magia y eligen a alguien del público, las posibilidades de ser
la primera elegida son muy elevadas. Y así con cualquier espectáculo al que
vaya. Así que, al deshacerme del churri, pasé a ser carne de cañón para los
actores. En esta empezamos suave y uno de ellos, que me dio un susto al pasar a
su lado, me dio con el dedo en el hombro en cuanto le di la espalda. Bueno, eso
no es para tanto. El pasaje en general está muy bien, muy currado, los efectos
de luces son buenos y la caracterización de los actores también. Me gustó
bastante aunque aquí también nos tocó esperar bastante porque (habéis
adivinado) tocaba nuevo show.
De ahí nos fuimos al que viene siendo la joya de la corona
de los pasajes de este Parque desde hace un par de años: “The Walking Dead
Experience”. A modo de curiosidad os cuento que ha ganado el premio LIMA a
mejor espectáculo internacional, diseño y localización basados en una licencia.
Este no va incluido en la entrada, así que hay que pagar cinco euros por entrar
(nosotros ya lo habíamos pagado al comprar las entradas por Internet). Está muy
bien, hay que decirlo. No soy seguidora de la serie, así que supongo que los
fans lo disfrutarán todavía más. Aquí llevé un rato largo un zombi pegado a mis
espaldas. Ojo con correr a lo loco porque hay escaleras que suben y que bajan,
así que moveos con tiento. Están iluminadas, tampoco os creáis que hay que
bajar escaleras completamente a ciegas. En cuanto a ambientación y
caracterización es muy bueno y creo que vale la pena pagar el suplemento para
entrar.
Y ya era de noche, y parece ser que cuando se hace de noche
ya se vuelven todos locos y aquí fue donde empezó el desmadre total. Fuimos a “Acid
Rain”. Este no es un pasaje como tal porque está en terreno abierto (por eso es
de los que abren cuando ya anochece). Creo que fue el que más me gustó de todos.
Va de mutantes y clanes que se forman en un futuro post apocalíptico tras una lluvia radioactiva.
Tiene una estética distópica muy steam punk que me gustó muchísimo. Como se
supone que se alimentan de carne humana los actores tienen a bien olerte. Yo
debía de oler especialmente bien porque aquí ya me vacilaron cosa mala. Uno con
máscara de pajarraco me olió el brazo entero y después me cogió delas manos y
me llevó a ver un horno donde reposaba una calavera humana. Luego me dijo cosas
ininteligibles en un idioma que sólo él conocería. Esto moló porque en teoría
no puedes salirte de la fila, así que la única afortunada que vio el interior
del horno fui yo. Seguimos avanzando y se me acerca un tío con bozal de perro
que también me huele. Tanto me olió, que me llevó literalmente contra una
pared, me arrinconó ahí y me olisqueó. Fue un momento bastante extraño, la
verdad, pero a esas alturas yo ya estaba muerta de risa y le decía “te juro que
me he duchado”. Cuando el del bozal por fin me soltó, llegamos al final donde,
el que está en la puerta con una máscara rara, se plantó delante de mí y no me
dejaba salir. Yo ya estaba en plan “¿por qué os cebáis todos conmigo?, ¿qué os
he hecho?”. Total, que salí muerta de risa y quien me haya visto salir habrá
pensado que el pasaje no da nada de miedo. Pero en serio, está muy bien.
Y ya tocaba el último
(bueno, hay otro pero es para niños pequeños y a ese no fuimos), “Call of Duty
WWII Zombies”. No he jugado nunca al Call of Duty pero también me gustó
muchísimo. Es también en terreno abierto y va de experimentos rarunos en la
Segunda Guerra Mundial donde convierten a la gente en zombi. Aquí también me
persiguieron, me dijeron cosas raras y uno hasta me mordió en un hombro (bueno,
no sé si me llegó a morder o si hizo como que me mordía pero yo noté contacto).
Qué cosas me pasan.
Y esto es todo (que ya está bien). Y me diréis “pero Álter,
no hay fotos, qué siesa eres”. Es que en los pasajes no se puede sacar fotos, así
que poco os iba a poder mostrar. Os dejo como único documento gráfico mi foto
con la parca a la entrada del parque. Llegamos a casa cansados pero felices.
La temática de Halloween estará hasta el 5 de noviembre así
que, si tenéis oportunidad, os recomiendo fervientemente que vayáis. Y ya me contáis
si a vosotros también se os pegan los actores como lapas.