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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Anuncios Pesadillescos CXVI: La trilogía de lo absurdo

Lo que hoy traigo es una especie de trilogía. Tal vez haya más pero yo sólo he dado con tres y con eso ya me basta para tirarme de los pelos intentando alejar de mi mente estas imágenes.

Se trata de anuncios cortitos que publicitan piezas de bollería industrial, que diremos que se llaman “Cómo”. Lo cortito, no obstante, no los libra de lo pesadillesco.

En el primero de ellos vemos a una chica con patines desparramada en el suelo tras lo que se supone que debe de haber sido una caída. Tiene las coletas completamente perpendiculares a su cabeza y el culo medio en pompa, con una pierna cruzada sobre la otra. Nada estudiada, la pose. La patinadora, señalándose un pie, dice “me duele aquí”. Un chico que está observando la escena con un bollo de estos en la mano le dice “¿Cómo?”, por lo que ella rectifica y se señala la rodilla, diciendo que es ahí donde le duele. El chaval repite la artimaña y finalmente ella confiesa que lo que le duele es el pompis. Lo que sea con tal de saborear el dulce manjar.

En el segundo anuncio, un alumno de química contempla su probeta con estupor mientras ésta escupe una espuma azulada de aspecto sospechoso. La profesora, que tiene una pinta de Señorita Rottenmeier que no puede con ella, le anuncia que ha sacado un 2. El muchacho utiliza la misma estratagema del anuncio anterior y, blandiendo su bizcocho, le pregunta “¿Cómo?”. Rápidamente, la profesora le sube la nota a un 5 y, tras la repetición de la jugada, le termina dando un nueve.

Y la tercera parte de la trilogía consiste en un chico con polito y sudadera que espera a la puerta de una casa de la que sale un macarra tatuado con pinta de ex presidiario, quien le anuncia de muy malas maneras que su hermana no está. Esto no será óbice para el enamorado muchacho que, esgrimiendo su pieza de bollería industrial, le pregunta “¿Cómo?”, a lo que el macarra responde que la zagala está ocupada. Al segundo intento, el presunto delincuente ya le da al del polito su más cordial bienvenida diciéndole que ésa es su casa y que pase sin cortarse ni un pelo.

Tres anuncios que suman, en total, treinta segundos de absurdeces. Eso sí, por probar que no quede. Yo me pienso hacer con un bollo de éstos por si un día me amenazan con despedirme.

- Álter, estás despedida.

- ¿Cómo?

- Que eres una trabajadora ejemplar. Te quedas con nosotros.

- ¿Cómo?

- Que te duplicamos el sueldo.

Pensándolo bien, me voy a hacer con dos porque también le estoy viendo posibilidades para llevármelo al Banco.

- Ni hablar de darte un préstamo.

- ¿Cómo?

- ¿Cuánto querías? ¿5.000 euros? Eso está hecho, mujer.

- ¿Cómo?

- Venga, y te regalamos un piso que tenemos aquí muerto de risa.

Según lo voy pensando, más posibilidades se me van ocurriendo. ¿Estas cosas las venderán por cajas? 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Crónicas Felinas CXI: Relato en dos versiones

Versión 1: Para aficionados a la lectura.

Marrameowww!!!

A estas alturas, se puede decir que Munchkin se ha convertido oficialmente en miembro de esta familia. Entre nosotros los gatos, la cosa funciona tal que así: hasta que no rompes algo, no estás realmente integrado.

Pues bien, la cosa sucedió de la siguiente manera. El domingo de la semana pasada la bruja estaba viendo la tele cuando, de repente, Munchkin se subió a la mesita de centro. Hasta ahí todo bien pero tengo que aclarar, llegados a este punto que, a mi modo de ver las cosas, Munchkin es bastante torpón. No diré nada de las innumerables veces que intenta subirse a un sitio y termina dando con los morros en el suelo porque eso es hasta comprensible dada la escasa longitud de sus extremidad. Lo que me sorprende es que parece perder la noción del espacio en el que está. Me explico: él se sube, pongamos por caso, a una silla. Y al rato de estar ahí parece que se olvida de que la silla tiene un espacio limitado y está situada en un plano más alto que el propio suelo, por lo que si te lías a dar pasos hacia atrás, lo más probable es que te esmoñes. Pues justamente eso es lo que le pasa muy a menudo. Se despista y se ve que piensa que la superficie elevada sobre la que se encuentra es infinita, o bien que se va a ir ampliando por donde él pase.

Una vez hecho este (amplio) inciso, retomamos el relato de lo acontecido. Se subió, como decía, a la mesita de centro. Al rato le vino esa “amnesia espacial” que os he comentado, lo que hizo que sus cuartos traseros se deslizaran mesa abajo. Se podría haber dejado caer sin problemas porque la mesa no tiene más de dos palmos de altura pero no sé si no quiso hacer el ridículo e intentó librarse con dignidad de la caída o qué pasó porque, de repente, empezó a intentar aferrarse a la mesa con las uñas a fin de volver a subir de lo más dignamente. Pero, claro, la mesita es de cristal y ahí no hay zarpa que valga. Eso resbala cosa mala, os lo digo yo. Por tanto, dado que el aferramiento ungular no estaba dando resultado, intentó buscar sobre la superficie algo que pudiera hacer las veces de ancla a la que aferrarse. Y encontró algo que, a sus ojos, parecía cumplir a las mil maravillas con tal cometido. Me refiero, queridos lectores, a un vaso de agua. Cuando digo “vaso de agua” quiero decir tanto que era un vaso fabricado especialmente para cumplir con tal fin como que en ese momento estaba en pleno acto de servicio desempeñando su cometido, por lo que el parquet no sólo se llenó de cristalitos que tuvieron que andar buscando hasta con linterna debajo del sofá, sino que hubo que secar a conciencia para evitar que el líquido elemento se colase por los intersticios de la madera, provocando su hinchamiento.

Prrrrrr.

Versión 2: Para vagos.

Marrameowww!!!

Munchkin rompió un vaso el otro día.

Prrrrrr.

jueves, 30 de octubre de 2014

Supercalifornialísticoespialidoso XIII: Sin flores en el pelo. Parte 2.

Desayunando entre la neblina
Ahora que me acuerdo, os dejo algunos consejitos si os da por ir a San Francisco. En primer lugar, hace un frío que pela. Yo fui con una camiseta de manga corta y una sudadera finita y por la tarde tuve que ir a comprarme una camiseta de manga larga y una sudadera gorda porque no aguantaba (y aún así por la noche pasé frío). En segundo lugar, cuando estéis esperando el Cable Car, dado que las colas son larguísimas, irremediablemente va a aparecer gente ofreciendo limusinas, excursiones y todo tipo de cosas. Exageran hasta el tiempo de espera que hay en la cola para que te vayas con ellos pero mejor no hacer ni caso. La mayoría son unos timadores y, en caso de que no lo sean, ¿qué hay más típico que recorrer las calles de San Francisco en un Cable Car? Ya que uno va una vez en la vida, pues tampoco vamos a ir con prisas y no es lo mismo ver San Francisco desde el Cable Car que en un autobús mondo y lirondo o en una limusina horrorosa.

Una Painted Lady
Por la tarde-noche, nos dirigimos a la emblemática esquina de Haight and Ashbury , donde nació el movimiento hippie en San Francisco, ya que mi madre me había rogado encarecidamente que le consiguiera cosillas que hicieran alusión al Flower Power (ella es así). En la misma esquina encontré una tiendecita donde le compré unas cuantas cosas que todavía no le he mandado (ya me vale). No hay fotos de la zona porque tengo que reconocer que no es muy buena y no era cuestión de andarse parando mucho a sacar fotos, no fuera cosa que encima tuviéramos un disgusto.

Luego de dar un paseíto, fuimos tardísimo a cenar, lo que nos hizo andar suplicando que alguien nos hiciera el favor de darnos de comer. Una vez que alguien atendió nuestras súplicas, nos fuimos a dormir porque ya llevábamos casi veinticuatro horas sin dormir y el cansancio golpeaba fuerte.

Por la mañana nos despertamos inmersos en la neblina (parece que allí siempre es así) y, luego de desayunar un café y unos bollitos que nos subimos del Starbcucks más cercano, abandonamos el hotel, previa ducha, y nos fuimos a ver las Painted Ladies, que son unas casitas que se hicieron famosas gracias a la serie “Full House” (conocida como “Padres Forzosos” en España). 
Lombard Street desde abajo
De ahí nos fuimos a Lombard Street, que es una calle famosa por estar realizada en zigzag en una pronunciada cuesta, por lo que el viaje en coche desde lo alto hasta abajo es muy divertido.

Volvimos al Muelle 39 a comer algo y de ahí ya partimos a comprar los últimos recuerdos y cogimos el coche para emprender el viaje de vuelta. Salimos de San Francisco, cómo no, por el famoso Golden Gate. Era como estar dentro de mi mesa del salón.


Llegando al Golden Gate
Cansados, pero felices por haber realizado una escapada tan bonita, emprendimos las siete horas de viaje de vuelta que nos esperaban. 















Otra Painted Lady

Más Painted Ladies

Bajando Lombard Street

A punto de cruzar el puente

En el puente

miércoles, 29 de octubre de 2014

Anuncios Pesadillescos CXV: Asquito supremo

El de hoy lo relato un poco de memoria porque no he sido capaz de encontrarlo (aunque no hay mucho que ver, la verdad). Sí he encontrado otros del mismo producto que también son un horror pero éste en concreto, que es el que me impide dormir correctamente por las noches, brilla por su ausencia.

Lo que no brilla es el pelo de los protagonistas. Me explico, que estoy empezando la casa por el tejado. En pantalla vemos un hipster de estos que están tan de moda al que una voz le dice algo como “Oiga, señor…”. El hombre se preocupa visiblemente y expresa algo parecido a que seguro que le dicen “señor” porque se le cae el pelo.

Y yo, a estas alturas del anuncio, me atrevería a aventurar cuál es el motivo de la alopecia galopante de este chico-señor: Los litros de grasa que lleva adheridos a la pelambrera. En serio, muero de asco; en la cabeza de este hombre se podría montar tranquilamente una refinería para abastecer a un pueblo con una densidad de población tirando a alta.

De repente, irrumpe en escena una mujer que también se queja de que pierde estrepitosamente el pelo y resulta que, por lo que veo, ella también tiene el mismo problema de falta de higiene que su partenaire masculino. En un momento dado, se rasca la cabeza, queriendo dar a entender que es víctima de la más profunda de las desesperaciones pero yo no puedo dejar de pensar en los piojos paseándose tan campantes por la melena de la mujer y empiezo a sudar frío.

La voz en off nos presenta el producto, que son unas ampollas o unas pastillitas. Sabréis disculpar que no sepa ni lo que es porque a esas alturas del visionado ya estoy haciendo un esfuerzo ímprobo para controlar las náuseas. Yo sólo atino a pensar si no podrían hacer un shampoo, en lugar de pastillitas, ampollitas o lo que leches sean, a ver si en una de ésas nuestros protagonistas se animan a ponerse un poquito debajo del agua y, con un poco de suerte, hasta le pillan el gustillo para ocasiones venideras y comienzan a lavarse el pelo con asiduidad.

Pero como no les han dado shampoo, no tenemos suerte y, hacia el final del anuncio, salen los dos juntos intentando dar la típica imagen del “después” pero yo sigo viendo la misma roña que veía al principio del spot, por lo que no sabría decir si finalmente tienen más volumen capilar o no. Tal vez porque la mugre les aplaste la cabellera y por ello sigue pareciendo que son más bien de pelo escaso (y sucio).

Realmente, pocos anuncios he visto que me causen mayor repulsión que éste. Creo que en mi ranking de porquerías publicitarias iría éste en primer lugar y le seguiría el bicharraco de los cereales que se dedica a tirarle ventosidades a la cara a un gato porque este último es un dibujo animado y puedo hacer un esfuerzo. 

martes, 28 de octubre de 2014

Ustedes Dirán C: Ampliando vocabulario (sugerido por Mientras Leo)

Mientras Leo, a cuyo blog debéis dirigiros sin dudar si estáis buscando ideas sobre qué leer, me ha sugerido que escriba acerca de las nuevas incorporaciones de palabras a nuestro querido Diccionario de la Real Academia y, como vuestros deseos son órdenes, vamos a ello.

Como es de esperar, no vamos a comentarlas todas, pero sí algunas de las que más han llamado la atención y así os cuento lo que me parecen a mí (que os dará igual pero éste es mi blog y opino de lo que quiero).

A mucha gente le ha sorprendido “Amigovio”. A mí no, porque en Uruguay (y otros países de Latinoamérica) se utiliza mucho así que no me extraña escucharla pero entiendo el descontento de algunas personas por incluir este americanismo y no el españolísimo “Follamigo”, que sí es cierto que no suena tan tierno como “Amigovio” pero ahí está y, si se usa, ¿por qué no incluirla? Se ve que, para contentar a ambos lados del charco, han incluido también “Cagaprisas”, “Culamen” y “Pechamen”.

Hay dos palabras que me han hecho trasladarme a mi más tierna infancia: “Bíper” (estos aparatejos, precursores de los móviles, que vibraban o pitaban y te daban un mensajito de texto) y “Chupi”. Venga ya; de los bípers ya no se acuerdan ni en los museos. A este paso, para le edición del año 2.052 incluirán “Esmarfon” (se me ocurre que lo escribirán así). Y con lo de “chupi”, no tengo palabras. Llegan un pelín tarde, me parece a mí. De hecho, a día de hoy considero que decir que algo es “chupi” ya está hasta desfasado y, si la usas, te miran con cara de preguntarte de qué máquina del tiempo te has escapado (a menos que seas Soraya, la de la serie “Aída”). Ahora que lo pienso, en esta categoría de Palabras para el Recuerdo, hay que incluir también “birra”, que por fin se ha ganado su lugar en el diccionario.

Han incluido “Tuit” (como suena), “Tuitear” y “Tuitero” pero, hasta donde sé, no se menciona Twitter (ni “Tuiter”, que así dicho suena a versión Made in China) por ningún lado, por lo que las explicaciones son un poco de pescadilla que se muerde la cola:

Tuit. m. Acción y efecto de tuitear.

Tuitear. intr. 1. Comunicarse por medio de tuits. tr. 2. Enviar algo por medio de un tuit.

Tuitero, ra. adj. 1. Perteneciente o relativo al tuit o al tuiteo. m. y f. 2. Persona que tuitea.

Vamos, que si no conoces Twitter, las explicaciones no te valen de nada. Y si lo conoces, no te hace falta buscar las definiciones. Se podían haber ahorrado esto.

También han incluido un montón de anglicismos sin españolizar ni nada, que sinceramente no entiendo qué pintan ahí. Sobre todo me soprenden “backstage” y “coach”. ¿Qué ha pasado con nuestras bambalinas y nuestros entrenadores de toda la vida? ¿Ya no son chupis?

Y hay algunas que me gustan mucho, pero hablar de lo que me gusta pierde gracia.


P.S. Proponed cosillas por cualquier vía (menos por Bíper).