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miércoles, 31 de julio de 2013

Anuncios Pesadillescos LXI: El anuncio combinado

Hacía tiempo que no publicaba anuncios de amigas criticonas, pero como sigue habiéndolos hoy damos paso a esta buena mujer, que está inocentemente echando limpiamáquinas en su lavavajillas mientras la amiga la observa desaprobatoriamente y le pregunta cómo puede usar una limpiamáquinas de marca blanca en un lavavajillas tan bueno. Vamos, que indirectamente le está diciendo que es una agarrada que no se quiere gastar los dineros en comprar un limpiamáquinas en condiciones. Si rizamos más el rizo, incluso podemos interpretar que le está queriendo decir que se compró un lavavajillas bueno para no desentonar con sus vecinas pero que en el fondo es una pobretona que no lo puede mantener, como quien se compra un Porsche y luego lo lleva a reparar a una cadena de talleres low-cost.

La pobre víctima, hasta ahora amiga de la otra mujer, dice en su defensa que usa el lavavajillas muy poquito así que con cualquier porquería que le eche ya van apañados.

Pero parece que no va a salirse con la suya en sus alegatos porque sale el experto, ese experto de las narices a quien nadie ha pedido opinión pero que es infaltable en esta clase de anuncios, a decir que el limpiamáquinas protege el corazón del lavavajillas y aunque lo utilices poco hay que usar uno muy eficaz porque, de otra manera, se llenará todo de cal y sufrirá un infarto de miocardio o algo chungo… No sé yo si deberíamos fiarnos mucho de este experto porque, si bien el cartelito reza que pertenece al servicio técnico, tiene unas manos perfectamente manicuradas que ya las quisiera yo para mí. No es la imagen que tengo yo en la cabeza de un hombretón del servicio técnico, con sus manos encallecidas, su barriguita cervecera  y su cigarro colgando de la comisura de los labios.

Y ya de paso, lo nunca visto. Como se ve que pagaron por un anuncio de 25 segundos y con esto se les quedaba escaso, aprovechan para ofrecernos un ambientador para lavavajillas que, al contrario de otros donde salta un limón gigante con un muelle al abrir el electrodoméstico, que se pone pocho enseguida, éste libera cientos de rodajitas de limón que flotan por tu cocina sin orden ni concierto. Vamos, como para estar horas limpiando después las salpicaduras de zumo. Lo que nos iba faltando ya; más trabajo. 

martes, 30 de julio de 2013

Ustedes Dirán XLIX: Que la fuerza me acompañe, tercera parte (sugerido por Big Blue)

En el capítulo anterior habíamos dejado a Luismi contemplando con desolación cómo su amada granja había sido reducida a polvo y Ensaimadillas estaba a punto de ser drogada por una aspiradora malosa.

Comprobamos que mis sospechas de la semana pasada eran ciertas. Al ver Luismi que en la granja ya no pinta nada, le dice a Obi-Wan “Ben” Kenobi (a partir de ahora, Juan Pardo, ya que Zum Schwarzwald me ha hecho caer en la cuenta del parecido) que se va con ellos en clara actitud de “Donde dije digo, digo Diego”, de manera que toman la chancla voladora y parten. En el camino los para la Guardia Civil espacial, que interrogan a Juan Pardo sobre la procedencia de Palurdo y Aspiradora, pero Juan, que es muy astuto, se libra de la multa manipulándoles la mente. A más de uno le gustaría tener esa habilidad, que lo sé yo.

En su búsqueda de un piloto que los lleve a Albarán, se meten en un garito alternativo donde una banda toca música de los años cuarenta, que en el futuro es lo que mola. El local se reserva el derecho de admisión y no dejan entrar a Palurdo porque dicen que es muy raro. Coincido en que raro es un rato pero se ve que ellos no se han visto.

Un fugitivo de la justicia con cara de cerdito busca camorra pero Juan Pardo le arranca un brazo sin pestañear, gracias a su espada de luz. A todo esto, aparece un ser grande y peludo al que nos presentan como Chewaka pero a quien llamaremos “Felpudo” en honor a Nieves quien lo bautizó así la semana pasada. Felpudo, a su vez, haciendo gala de una elocuencia inusitada, nos presenta a Hans Solo, capitán del “Halcón Milenario” (inciso 1: Tiene un apellido muy triste. Le llamaremos Hans “Más Vale” Solo. Inciso 2: Con todos los bicharracos extraños que hay por esos lares ¿saben lo que es un halcón o es que lo han visto en National Geographic?). Comienzan las negociaciones con “Más Vale” Solo y éste les pide a nuestros héroes un pastizal. Nuestros protas, que aprendieron a regatear en los mejores mercadillos de Marruecos, le ofrecen incluso más dinero. Muy bien todo. Por si no tuviésemos ya suficientes emociones con las fluctuaciones del mercado de valores aeronáutico, aparecen los malosos mientras suena una pandereta dando un background musical bastante desconcertante, la verdad.

Se suma a la fiesta una lagartija ojiplática que le dice a “Más Vale” Solo que el jefe de la mafia le ha puesto precio a su cabeza porque, al parecer, debe dinero por haber perdido un cargamento de contrabando durante el ataque de una nave imperial. La lagartija sigue con sus bravuconadas y mucho blablablá pero al final “Más Vale” Solo se lo carga de forma altamente chulesca.  

Mientras tanto, en la Estrella de la Muerte…

Ensaimadillas se resiste al control mental (no sé qué desayuna esta colega) por lo que sugieren otra forma de persuasión y también tiran para Albarán. A saber qué traman estas mentes perversas.

De vuelta con nuestros héroes…

“Más Vale” Solo se va a su nave y ahí está una babosa gigante que resulta ser el jefe de la mafia. Nuestro piloto preferido, que es más chulo que un ocho, le dice que a la próxima vaya en persona, que no hace falta mandar secretarios. La babosa le echa una bronca de parvulario y le pregunta qué pasaría si todos los contrabandistas tirasen la carga al ver un crucero imperial. Le falta añadir “¿Eh, qué pasaría? Así no se va por la vida, Hans”. Total, que la babosa le pide el 50 por ciento de lo que gane en la misión a Albarán para quedar en paz. Yo le hubiese echado encima treinta kilos  de sal ahí mismo pero justo llega la guardia imperial y se lían a tiros láser que van y vienen y hacen parecer aquello una discoteca digna de los mejores polígonos de extrarradio. Montan todos corriendo en la nave y parten (resulta que Felpudo es el copiloto). Los persigue un crucero imperial tan grande que debe tener piscina y casino dentro. Nuestro piloto macarrilla les pide que se pongan los cinturones porque van a superar la velocidad de la luz. En ese caso, yo también me lo pondría.

Mientras tanto, en la Estrella de la Muerte…

Llevan a Ensaimadillas en presencia del gobernador, quien amenaza con cargarse Albarán si no les da la localización de la base rebelde. Ensaimadillas se acobarda y canta. El gobernador, que es un político muy chungo y no cumple lo que promete, hace explotar Albarán igualmente, sólo por ver la cara que se le queda a Ensaimadillas.

De vuelta con nuestros héroes…

Juan Pardo y Luismi juegan a los piratas con sus espadas de luz cuando, de repente, a Juan Pardo le da un flus porque siente la destrucción de Albarán en sus propias carnes, aunque no sabe muy bien qué es lo que pasa. Nosotros sí, porque somos espectadores omnipresentes.

Pasan un poco del tema para seguir jugando a los piratas, aunque deciden llevar el jueguecito un poco más allá y Juan Pardo le pone a Luismi un casco de moto con la visera pintada de blanco para que se enfrente con su espada a una bola de petanca voladora que dispara rayos láser.

Mientras tanto, en la Estrella de la Muerte…

Encuentran los restos de una base rebelde, pero no donde decía Ensaimadillas. Deciden que hay que matarla por tamaña desfachatez de engañarlos a ellos, que son tan honestos.

De vuelta con nuestros héroes…

Llegan donde el GPS de la nave dice que debería estar Albarán pero ahí no hay ná de ná. Aún están asumiendo su desconcierto (o pensando en llamar a Asistencia en Carretera Espacial) cuando se acerca un caza imperial. “Más Vale” Solo, que se ve que se aburre, se pone a perseguirlo, con tan mala fortuna que se precipitan a las mismas entrañas de la Estrella de la Muerte, que tiene una especie de campo magnético circundante. Aquí dicen los malosos que mejor no matar a Ensaimadillas porque puede ser útil (para limpiar la nave o algo…). Van a registrar el Halcón Milenario pero se lo encuentran vacío, por lo que se ordena barrida por doquier hasta que aparezcan los insurgentes, que están escondidillos. Los protas matan sin piedad a un par de guardias y se disfrazan para poder colarse, menos Aspiradora y Palurdo, que se quedan en un armario y Felpudo porque el traje no le cabe.

Y hasta aquí el capítulo de hoy. Si queréis conocer el desenlace de esta aventura sin igual, no olvidéis sintonizarnos la semana que viene. 

lunes, 29 de julio de 2013

Crónicas Felinas LIII: La pajita

Marrameowww!!!

Tengo un vicio muy particular con las pajitas (ya sabéis, estas cánulas de plástico que se utilizan para ingerir líquidos, no me seáis malpensados). Es ver una y perder los papeles. Se me hacen un juguete de lo más entretenido. Puedo sujetarlas con la boca y llevármelas por ahí de paseo o tirarlas al suelo y dedicarme a empujarlas con las patas persiguiéndolas sin descanso. A la bruja no le gusta que juegue con ellas porque es una madre castradora (en el sentido literal de la palabra) y sobreprotectora a más no dar y empieza con que me voy a hacer daño, o que la voy a romper y me voy a tragar cachos de plástico y mil tragedias más que pasan por su mente calenturienta.

Yo, no obstante, me las apaño muy bien para robarlas de los vasos o latitas cuando la bruja o el consorte se atreven a utilizar una, en un ataque de ingenuidad sin precedentes. Parecen olvidar que yo estoy ojo avizor y que, en cuanto se despisten un poco, voy a pegar el tirón del codiciado objeto sin preocuparme en absoluto si salpico sustancias pegajosas en los muebles o, incluso, si tiro el recipiente en el intento, con el consiguiente volcado de líquido sobre los muebles y/o el suelo.

El otro día sorprendí a la bruja de la manera más sibilina. Estaba yo durmiendo a pata suelta en el estudio, que queda al fondo del todo de la casa y la bruja estaba en el salón, que queda en el lado opuesto, escribiendo en el ordenador las tonterías habituales con las que os hace sufrir a niveles insospechados. Aprovechando la coyuntura, decidió que le apetecía una lata de refresco y, ya que yo estaba frito en la otra punta de la casa, se le ocurrió la temeridad de ponerle una pajita. Fue a la cocina, abrió la lata, le puso la pajita y volvió al salón. No contó con que tengo el oído muy fino y, en cuanto escuché el sonido de la lata apoyándose en la mesa de cristal, allí que me planté en dos nanosegundos, me subí a la mesa de un salto e hinqué mis dientes en mi ansiada pajita. La bruja sólo atinó a sujetar la lata para evitar un desparramo de refresco carbonatado y, como en el fondo es una blandita, hasta me dejó jugar un poquito con ella. Eso sí, bajo su estricta supervisión. El asunto es no dejarme trastear a gusto. Un rato más tarde, me la quitó y la tiró a la basura. No puedo explicaros el dolor de corazón que me provocó este hecho.

Así que en esas andamos, esperando que se presente una nueva oportunidad de hacerme con otro de estos objetos maravillosos.

Prrrrrrr. 

viernes, 26 de julio de 2013

Octogésimo tercer premio: Meu blog é uma fofura!!


El pasado 25 de junio, Madre Desesperada me pasó como chorrocientos premios con chorrocientas preguntas y demás. El tema es que ya los tenía todos menos uno y, como me dijo en los comentarios que podía publicar los que yo quisiera, pues le tomo la palabra y publico sólo éste. Según dice el premio, mi blog es una “fofura”, que no quiere decir que yo esté fofa ni que mi blog sea fofo sino que, en portugués, “fofura” es algo así como “ternura” o “ricura”.

Yo no sé realmente si mi blog podría catalogarse de “rico”. Si me hablan de un blog con esas características me daría por pensar en estos que tienen el fondo rosa y ositos de peluche con corazoncitos alrededor comiendo tarros de miel y cantando el espanto aquél de “Eres tú mi peluchito” pero oye, el caso es que el premio no lo tenía así que me lo agencio y encima no tiene penitencia, ¡¡toma!!

Lo único que hay que hacer es pasarlo a ocho blogs y, como no conozco tanto blog “tierno” ni “rico” ni que sea una “fofura” utilizo la psicología inversa y lo paso a los ocho que me parezcan la antítesis de esta descripción. Sí, soy perversa.  

And the winners are:

Inmagina (La primerica, te quejarás) 

Big Blue (Sé que detesta los premios a la par que la “fofura” pero estoy en plan vengantivo con lo de la Guerra de las Galaxias) 

Zum Schwarzwald (La conozco hace poco pero tiene pinta de ser poco amiga de la “fofura”) 

Naar (Porque Naar y “fofura” son antónimos, aunque me juego lo que sea a que en el fondo se oculta un peluchín) 

Nieves de Avernolandia (el nombre lo dice todo) 

Elvis, de Graceland (No, no eres una “fofura” pero yo te quiero igual) 

Eva, de Opiniones incorrectas (Sobre todo cuando le llegan sus cajitas con productos de belleza, es toda ternura) 

Liah, de Mi vida sin ti (A ver si vuelves, nena!!) 

Y sin otro particular, me despido atentamente hasta la semana que viene. ¡Buen fin de semana!

jueves, 25 de julio de 2013

Conversaciones absurdas

Yo tengo un humor bastante surrealista. Bueno, esto lo sabréis si habéis leído al menos dos veces este blog. Lo gracioso del caso es que el churri tiene un humor muy surrealista también lo que provoca que en ocasiones tengamos conversaciones tan absurdas como la que reproduzco a continuación (Churri en azul, servidora en rosita ñoño)

- Tú me cambiarías por unos Manolos, seguro.

- Estoooo. No, no.

- Por tres pares de Manolos, entonces.

- Estooooooooooo. No, no, no. Los zapatos sólo son zapatos. Tú eres…

- Yo también soy un zapato.

- Una alpargatilla.

- Eso, soy una alpargata.

- Bueno, pero eres mi alpargata y yo seré tu pie.

- ¿Eres un pie? Espero que limpito, por lo menos.

- Eso por descontado. Limpito y lustroso.

- Ah. Pero es que yo soy una alpargata maloliente y sudada.

- ¿Me estás diciendo que no eres una alpargata a estrenar?

- Tengo treinta y cinco años, ya me he pateado unos cuantos veranos, hijita.


Visto lo visto, lo mismo sí que lo cambio por unos Manolos. Nuevecitos.