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jueves, 10 de marzo de 2016

Se busca inmortal con miedo a lo paranormal (razón aquí)

El sábado pasado, mientras yo hacía el indio en Internet, el churri veía “Los Inmortales”. Sí, el churri es casi igual de moderno que yo; vivimos estancados en los 80.

A pesar de la banalidad suprema que planeaba sobre nuestro salón, a mí el tema me dio que pensar (porque yo con cualquier cosita me apaño para ponerme a filosofar; es lo que tiene tener una vida poco interesante, que todo te llama la atención y te proporciona horas de profunda reflexión) y le comenté al churri que eso de tener una pareja inmortal tiene que tener muchas ventajas. Y él, pobrecito que no escarmienta, cometió la imprudencia de preguntarme por qué.

Mi respuesta fue que, cuando tienes una pareja inmortal, sabes con seguridad que el primero en morirte vas a ser tú, así que le dejas a él/ella el marrón del papeleo, el velatorio, el entierro y el lloriqueo. A mí eso me parece un chollo, qué queréis que os diga. Yo firmaría ya mismo por ser la primera en morirme. Es una mezcla de egoísmo, vagancia y espíritu gótico. Aparte, me molaría convertirme en fantasma para cambiarle las cosas de sitio y darle sustos a media noche. Sin duda, me pido “prímer” para morirme.

El churri replicó que ser inmortal es muy aburrido y yo le dije que yo no quería ser inmortal sino tener una pareja inmortal. Entonces él me dijo que estar con una persona inmortal es un rollo, que es alguien que ya lo ha visto todo en esta vida, que lo mismo lleva vivo desde 1523 y que ya estaría de vuelta y media de todo.

Yo eso lo solucioné rápido, decidí emparejarme con un inmortal reciente, que digo yo que estará con todo el subidón de sus primeros momentos de inmortalidad en plan “¡¡Mira cómo me doy cabezazos contra la pared, esto es una cañaaaaaa!!!”. Si lo mandase a bajar la basura no tendría ni que esperar el ascensor. Se tiraría por la ventana, directamente. Así no hay quien se aburra, oye. Una visita al parque de atracciones con un inmortal tiene que ser una fiesta porque le daría igual saltarse toda la normativa de seguridad de los cacharros. Incluso, si se aburre, puede tirarse del carricoche en marcha para irse a buscar un helado o algo.

Así que mi nuevo plan para el 2016 es buscarme una pareja inmortal para librarme de complicaciones varias y practicar para fantasmearle una vez que me muera. Aparte, otra ventaja sería que nunca me sentiría culpable por fantasmearle  a un inmortal. Sería imposible matarlo del susto, así que podría manifestarme en plan poltergeist haciendo volar la cubertería por los aires y hasta clavarle un cuchillo en un ojo sólo por diversión.

No me diréis que no es un planazo. Si alguien conoce a algún inmortal que esté de buen ver y que no haga demasiado tiempo que esté en dicha condición, que me deje aquí abajo sus datos.

Si le asustan los fantasmas, mejor que mejor.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Anuncios Pesadillescos CLXXI: Unos pican y otros non

Este anuncio me desconcertó más por el contexto que por el mensaje. Va así:

Alrededor de la mesa de un sórdido, oscuro y frío sótano se sientan un chico, una chica, un koala, un conejo y creo que un pato (lo veo de espaldas y no está entre mis habilidades distinguir de espaldas muñecos de peluche gigantes y semovientes).

Juegan a un juego peligroso. Pasarse una bolsa de aperitivos en forma de triangulito (los aperitivos; la bolsa tiene forma de bolsa), probando un triangulito cada uno. ¿Dónde está la gracia?, os preguntaréis. Pues en que estos triangulitos son como los pimientos de Padrón, que unos pican y otros “non”.

Una vez terminado su turno, el koala le acerca la bolsa a la chica quien con cara de profundo terror, coge un triangulito y se lo lleva a la boca ateniéndose a las consecuencias mientras el conejo la observa meneando la naricilla. Tiene suerte y parece que ha pillado uno que no pica.

Le pasa la bolsa a su compañero humano, sentado a su derecha. Éste coge el triangulito y se lo piensa mucho. Por cierto, en este plano he conseguido ver la cara del tercer bicho al que al principio veía de espaldas y… no sé lo que es ¿Una foca? ¿Un oso? ¿Una nueva especie aún por descubrir? Ni idea. Volvamos al muchacho. En cuanto está por meterse el triangulito al buche, se arrepiente y comenta con voz agónica “No puedo”. Ipso facto, se convierte en gallina que cacarea y todo.

Y por eso digo que entiendo el mensaje pero no el contexto. Es comprensible que se convierta en gallina por no atreverse a comer el triangulito pero ¿y los otros animales? ¿Alguien os ha tildado alguna vez de cobardes llamándoos koalas, conejos o… seres indeterminados? ¿Qué pintan todos esos bichos de peluche ahí? ¿Debemos presuponer que antes también eran humanos pero se han ido transformando en peluches a medida que avanzaba el juego, como nuestro amigo-gallina? ¿O siempre fueron la chica y el chico pero les faltaban tres más para la partida y decidieron llevarse a unos que estaban sacándose fotos con los turistas en la Puerta del Sol? Yo quiero saber qué vienen a representar el koala, el conejo y la otra cosa rara (por lo que más queráis, si alguien sabe qué animal es ese, que me despeje esta incógnita).

Y, ya que estamos con las dudas, ¿cuál es la gracia de comprar algo que no sabes si va a picar o no? ¿Reírte de tus colegas cuando pillan uno que pica y terminan aullando? ¿O es para gente a la que le van las emociones fuertes pero prefiere que sea una sorpresa? Recuerdo que el churri y yo una vez compramos unas patatas fritas con wasabi. Picaban una barbaridad pero uno ya sabe a lo que se enfrenta. Eso de andar cogiendo la comida con miedo  no sé yo si será bueno para la digestión.

Aunque luego te tomas un yogur con bífidus y solucionado. 

lunes, 7 de marzo de 2016

Crónicas Felinas CLXIX: A falta de pies, buenas son manos

Marrameowww!!!

Supongo que recordaréis, porque mis entradas son inolvidables, no como las de la bruja que son flor de un día y pasan sin pena ni gloria, cuando os contaba que Munchkin era muy aficionado a clavar su uña en el pie de la bruja mientras duerme plácidamente (por si es la primera vez que me lees o tienes memoria de pez, me refiero a esta entrada).

Pues eso, que Munchkin era muy feliz clavando uñas en los pinreles de la bruja hasta que llegó el frío invierno y, con él, las mantas, edredones, calcetines y demás implementos que utiliza la bruja para no morir de hipotermia (es de sangre fría, como los reptiles). Sólo le falta cavar un hoyo en el suelo y meterse ahí dentro como los topos. Luego dicen que los gatos somos frioleros. Es la primera humana que conozco que busca arrimarse a los felinos para quitarse el frío en lugar de a la inversa.

Confieso que el imberbe me daba algo de penita, el pobre. Lo veía yo desorientado, sin saber muy bien qué hacer con sus garras porque, para él, utilizarlas para algo que no sea fastidiar al personal, es perder el tiempo y un esfuerzo vano. Pero bien dicen que la necesidad es la madre del ingenio, por lo que no tardó nuestro jovenzuelo en buscar una solución alternativa. ¿Que no hay pies disponibles?, pues a por las manos.

Así que la bruja ahora duerme hasta con miedo, porque en cuanto saca una mano fuera del edredón, se encuentra con una uña clavada en la palma (sobre todo en la parte gordita que hay debajo del pulgar y que desconozco cómo se llama) o, lo que es peor, en la yema de un dedo. Otra cosa no sé, pero puntería tiene un rato largo este bicho. Creo que está practicando a ver si un día de estos es capaz de ensartar la uña entre la ídem de la bruja y su dedo, que me han dicho que eso duele un horror. Estoy deseando ver si lo consigue y así me echo unas risas a su costa, que últimamente pasan pocas cosas emocionantes en nuestro hogar.

Si no fuera porque me cae mal y le tengo bastante asquito, por lo que me alegro de que Munchkin le haga la vida y el sueño imposibles, yo le recomendaría que se ponga unos guantes de jardinero o de estibador del puerto, a ver si así, por lo menos, consigue mantener sus manos a buen recaudo. Otra opción sería embadurnárselas en mejunje verde del que usa cuando tiene tos, que eso huele a rayos y no hay quien se acerque. Estoy seguro de que hay más alternativas para evitar el ataque del felino pero, como me cae mal y le tengo asquito (incido en el tema por si hubiese quedado alguna duda al respecto), no le digo nada y así me divierto cada vez que la veo despertarse sobresaltada porque el niñato le ha interrumpido su placentero sueño.

Prrrrrr.

jueves, 3 de marzo de 2016

Que viva el romanticismo

Tal vez este post debería haberlo publicado en Anuncios Pesadillescos pero la verdad es que el anuncio en sí mismo tampoco es que me haya llamado poderosamente la atención (ni para bien ni para mal). Lo que me llamó la atención fue el producto.

Poco antes de San Valentín, una cadena de reparto de pizza a domicilio nos sorprendía ofreciéndonos una pizza en forma de corazón. Y yo flipé, claro está. No soy de celebrar San Valentín y tengo que reconocer que toda esa parafernalia me produce un poco de urticaria pero me imaginé en la situación de que el consorte quisiera sorprenderme en ese día con una cuatro quesos en forma de corazón y me entró la risa tonta.

Poneos en situación. Vuestra pareja, que os quiere mucho, quiere sorprenderos el día de San Valentín. De repente, suena el timbre y os dice “Ve a abrir, que es para ti”. Tú esperas encontrarte un repartidor de flores, cuarenta kilos de bombones (a los que no diría yo que no, sea o no sea San Valentín) o, en el colmo de la locura, unos mariachis que vienen a cantarte lo que pasaría si Adelita se fuera con otro. Pero no, nada de eso. Te encuentras una pizza. ¿Qué dices a esto, por mucha forma de corazón que tenga el alimento? Es obvio que la intención ha sido buena pero que te demuestren amor con una pizza es como si te dieran un Triskys a modo de anillo de compromiso. Vamos, que no me hace falta un pedrolo del tamaño de Saturno pero cúrratelo un poquito que, aunque no lo parezca, yo también soy una princesita (o quiero parecerlo, de vez en cuando).

Pues eso, que no sabría qué decir en semejante momento. No es cuestión de cebarme con mi pobre hombre, que ha querido tener un detalle (y, de paso, cenar pizza y no tener que cocinar) pero es que a mí el disimule se me da muy mal y no sé si me saldría lo de poner ojitos de ilusión a la vez que exclamo “Ay, pero qué rico eres. Me compras comida basura porque sabes que me encanta ponerme gocha. Cómo me conoces, pillín”. Yo seguro que diría algo como “¿Y esto?”. Porque yo soy así, espontánea y natural y, claro, ahí vería al pobre escondiendo sospechosamente un estuche negro tras la espalda, pensando que tal vez lo del Triskys no era tan buena idea, al final, por muy original que pareciera en un primer momento.

Me gustaría saber si es que yo soy una siesa que no necesita este tipo de pruebas de amor para saber que quiero estar con alguien. ¿De verdad hay por ahí alguna persona que se derrita cual mozzarella caliente al ver aparecer un pizzero con una pizza en forma de corazón?

Yo no necesito ni pizzas ni viajes a Roma para comerla en la Fontana di Trevi. A mí con que me digan que me quieran, cualquier día del año, me vale. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Anuncios Pesadillescos CLXX: Bella a la par que siniestra

Confieso que esta semana estaba un poco perdida con el tema de los anuncios. He visto un par de horrores por ahí pero no he sido capaz de localizarlos en Internet y, como no me los sé de memoria, no podía proceder a una adecuada disección de los mismos. Seguiremos intentándolo, no obstante.

Pero, que no cunda el pánico, siempre estará la Teletienda para venir al rescate de esta sección y, en esta ocasión, os presento un producto que os hará plantearos cómo habéis podido vivir hasta ahora sin él.

Se trata de una máscara que te da descargas eléctricas en la cara. No hablan de la intensidad pero sí se indica que debe usarse durante quince minutos de tres a cuatro veces por semana. Así que, mientras una contempla su serie favorita, puede aprovechar para electrocutarse a gusto y notar cómo la piel va quedando más tersa y firme por momentos.

La máscara recuerda sospechosamente a la de Jason (el de Viernes 13), aunque sin los agujeritos. Sea como fuere, te da un aspecto de asesina en serie de lo más favorecedor. De hecho, es bastante inquietante el primer plano que observamos en el anuncio de un ojo azul clarito observándonos fijamente desde detrás de esa máscara sin ningún tipo de expresión. Hay que aclarar aquí que el párpado del ojo en cuestión tiembla sospechosamente, supongo que debido a la electrocución a la que está siendo sometida su propietaria. Estoy por comprármela sólo para ver la cara del churri cuando me encuentre por sorpresa sentada en el sofá con eso en el gepeto. Ahora que lo pienso, se podrían sacar diferentes modelos en función de lo creepy que quieras parecer. Por ejemplo: Modelo Payaso Asesino, Modelo Scream o Modelo Político (a elegir). Creo que esto aumentaría mucho la franja de potenciales compradores. En Halloween se aumentarían considerablemente las ventas y podríamos aprovechar para lucir un cutis envidiable a la vez que asustamos a propios y ajenos.

Pero no tenemos que limitar su uso a la intimidad de nuestro hogar. Pensad en las múltiples ventajas que podría reportarnos enchufarnos a eso en el trabajo. Para pedir un aumento de sueldo es ideal. A ver quién tiene narices a decirte que no viéndote lucir de semejante guisa. También he sabido que últimamente en los autobuses están poniendo enchufes para cargar los móviles. ¿Por qué no aprovechar el viaje para conectarnos a nuestro taser particular? Ya de paso grabamos la reacción del resto de pasajeros y nos sacamos unos eurillos en Tú Tubo.

Agujeritos, como digo, no tiene. Lo que sí tiene son unos pinchitos en su parte interior (supongo que serán los encargados de darte tus correspondientes calambrazos). Pena que en la Edad Media no tuvieran electricidad porque imagino que como instrumento de tortura le podrían haber sacado mucho provecho; todo es cuestión de aumentar el voltaje a conveniencia.

Como veis, todo son ventajas. Sólo hay que saber echar mano de la imaginación y a disfrutar de nuestro recién adquirido producto.