Llevaba unos días dándole vueltas a este post pero, dado que
aún no había oficializado la noticia a los más allegados, me parecía feo
publicarlo en el blog antes.
Como mis allegados ya lo saben, ahora os toca a vosotros. El
churri y yo, que vivimos de alquiler, vamos a mudarnos debido a que van a
vender el piso en el que vivimos.
Estamos mirando con un poco de calma, porque tenemos de
tiempo hasta julio pero, como soy previsora, prefiero ver con tiempo y quitarme
el problema de encima cuanto antes.
Años hacía que no buscaba vivienda. Cuando volví de
Montevideo, encontré un piso monísimo en Guadarrama con vista a las montañas y
ahí estuve viviendo cinco años, hasta que me mudé al piso donde vivo ahora, que
es donde lleva años viviendo el churri.
No imaginaba, por tanto, que buscar piso podía llegar a
resultar una tarea tan hilarante y sorprendente (a veces pienso si no seré yo,
que soy muy pava, y encuentro el punto surrealista o raro en todo).
Dado que aún no hemos ido a conocer ningún piso “personalmente”
todo el contacto que hemos tenido con ellos ha sido a través de Internet y, a
fecha de hoy, sería capaz de clasificar los anuncios en varias categorías:
1- Los ampulosos
Estos te ofrecen el piso como si te estuvieran haciendo el
favor de tu vida. No paran de destacar las bondades de la cocina, el baño, las
comunicaciones, los colegios que tienen cerca, el barrio y hasta lo buenísima
que está la vecina de enfrente.
2- Los humildes
Son lo contrario que los de la categoría anterior. Con todo
se excusan. “Es interior pero luminoso”, “la cocina es pequeña pero bonita”, “es
mejor verlo porque las fotos no me han quedado muy bien”… Dan mucha penita.
Estos serán los primeros que vea, aunque más no sea para darles una palmadita en la espalda y decirles "Ea, ea, por lo menos lo has intentado".
3- Los orgullosos
Hay algo en concreto, de toda la casa, que les produce especial
satisfacción y, como consecuencia, el ochenta por ciento de las fotos que
cuelguen, tendrá eso como protagonista. ¿Que te gusta el sofá? Pues foto del
sofá de frente, el sofá de perfil, foto general del salón con el sofá en primer
plano… Si estás contento con el baño, pues detalle de la grifería, detalle del
espejo, detalle del plato de ducha y detalle del rollo de papel higiénico. Me
causan desconfianza porque, cuando se centran tanto en una sola cosa, a saber
por qué no me enseñan tanto el resto del piso.
4- Los hogareños
Se ve que quieren dar un aspecto cálido al piso. Desean que
eso se vea como algo lleno de vida, así que no les importa en absoluto sacar
fotos donde, en mitad de la escena, se vea un cubo de fregar, una toalla
colgada, un cepillo de dientes usado… Para que te imagines la acción en toda su
magnitud.
5- Los interioristas
Reconozco que he visto fotos de pisos decorados con muy buen
gusto pero hay otros que se ve que se creen tocados por los hados en lo que a
decoración de interiores se refiere pero esto se debe seguramente a que se lo
dijo alguien que lo quiere mucho en su familia. Recuerdo con auténtico terror
(y esto es verídico), un piso donde se podía apreciar un cartel decorativo en
el baño con el dibujo de unos ratones fornicando. La cosa no
quedaba aquí. Presidiendo la pared del salón, había un corazón realizado con
luces de navidad y, en una estantería, se observaba una pequeña maceta de lata
con una mano artificial asomando de la misma… Dantesco.
6- Los “vintage”
Vale que los objetos revival estén de moda pero eso no
significa que equipes el piso con el mobiliario de la casa del pueblo de tu
abuela. Se trata de poner detallitos, no de vivir como un amish. He llegado a
ver (no en un solo piso, sino en varios), cosas como: un escritorio antiguo de
estos que tenían un tablero plegable, combinado con dos sillones de piel verde
con las patas un poco en diagonal (estos que causaron furor en los setenta, no
sé si me explico bien). Me estaba imaginando sentada en un sofá de esos, con mi
portátil rosa super fashion horterísima de la muerte que me tiene loquita de
amor apoyado en el escritorio y, sentado en el sofá de al lado, un fantasma leyendo
por encima de mi hombro; un aparador inmenso de madera oscura, oscurísima sobre
cuya superficie descansaba… un teléfono de disco!!! Vintage, vintage.
7- Los enemigos de las nuevas tecnologías
No se apañan mucho con el manejo de la cámara, así que cuelgan las fotos como salgan. Si salen de canto, pues de canto, que para eso tenemos el cuello articulado. Hay pisos que prácticamente los he tenido que ver haciendo el pino sobre la silla.
8- Los "Andy Warhol"
Fotógrafos profesionales frustrados que quieren dar a conocer al mundo su talento, aunque sea publicitando un piso. Lo suyo es el arte conceptual. ¿Para qué vas a sacar la foto de un mueble de frente si puedes hacer un contrapicado de infarto? No te enteras de qué tiene el piso pero sientes que estás en una visita virtual al MOMA.
9- Los de los requisitos raros
Creo que son los que más miedo me dan. Recalco que todos los
ejemplos que estoy poniendo son reales, lo he visto yo con estos ojitos. He
leído cosas como “Se requiere inquilino menor de treinta años con salario
mínimo interprofesional”. Básicamente le comuniqué al churri que, para este
piso en particular, éramos demasiado viejos y demasiado ricos. ¿Qué motivo
puede haber en querer un inquilino imberbe y pobre? De más está decir que el
alquiler costaba más que un salario mínimo interprofesional así que no sé yo si
el casero será adicto a las demandas y todo su afán es alquilar el piso para
poder ir a los juzgados un par de meses más tarde.
Otra perla. Pongámonos en situación. Piso vacío, sin muebles
y con suelos de sintasol pero donde prohíben animales. ¿Tanto aprecio le tienes a
tu sintasol? Lo más curioso es que este lo vengo viendo desde hace ya un
tiempo. Me imagino a los posibles inquilinos yendo a verlo y el dueño,
desesperado, gritando “Cuidado por dónde pisáis!!! No vayáis a estropear el
sintasol!!!”. Esto tiene que acojonar. Fijo.
Ya os iré contando nuestro proceso de búsqueda y mudanza
porque la cosa promete darme material para varios posts, así que inauguro la
etiqueta “La mudanza”