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sábado, 5 de mayo de 2012

Undécimo premio: Las cinco preguntas


Hoy es sábado y toca premio. En este caso, publico el otorgado por Merengaza (paso de arengaros a leerla porque seguro que ya todos la conocéis y, si no, no sé qué estáis haciendo aquí perdiendo el tiempo con mis chorradas) el pasado 19 de abril (sé que tengo más para publicar pero es que me ha dado a mí por publicar premios sólo los sábados para espaciarlos un poco. Prometo que están siendo publicados por riguroso orden de llegada)

En este caso, la cosa va de responder las cinco preguntas que me plantea Merengaza y redactar otras cinco para pasarlas a otros cinco blogs.

Allá vamos.

-¿Una palabra que te defina?

Surrealista.

-¿Un imprescindible en tu bolso?

Uf, de todo, como contaba aquí. Si sólo puedo llevar una cosa, la cartera con el dinero, las tarjetas y demás.

-¿Tu perfume favorito?

Unos cuantos pero, por nombrar alguno, Amarige, de Givenchy.

-¿Qué preferirías, que te raparan la cabeza o comerte un gusano?

La respuesta no me va a meter en una trampa mortal donde tenga que cumplir lo prometido, ¿no? Me comería el gusano.

-¿Por qué?

No podría andar rapada por el mundo. El lavado de estómago posterior no se nota a simple vista.

Vamos con la segunda parte de la penitencia: Elaborar un cuestionario.

- ¿Duermes con calcetines cuando hace frío?

- Una película con la que te avergüence admitir que has llorado.

- ¿Cuál es tu estación favorita?

- Amar es…

- Odiar es…

A continuación, mis víctimas:

Yaneth, de My Points of View, como una manera de resarcirme porque soy un despiste y acabo de descubrir que tiene blog.

Accidental Mente, porque siempre me hace reír y, a veces, pensar (y eso es toda una hazaña)

La esposa de su hijo, de La Madre de mi Marido y Yo, porque nos hemos conocido hace poco y así la conozco un poquito más.

La Gata, de Maullando por los Tejados, porque la inocencia es un tesoro, no un defecto.

Drew, de Viviendo en mi Nube Azul, porque es una valiente.

Ea. El sábado que viene, otro premio. 

viernes, 4 de mayo de 2012

No sin mi Excel


A raíz del post de ayer, me dio por pensar que los que, como yo, trabajamos constantemente con ficheros de Excel, desarrollamos una dependencia de niveles altamente peligrosos a esas hojitas.

Para todo en esta vida me apoyo en Excel.

En Excel llevo la contabilidad de mi casa. En Excel hice el listado de pisos a los que hay que llamar (como contaba ayer mismo).  Dado que tuve una época en que me dio por tirar de mula a mansalva y bajarme de Internet todas las canciones que era capaz de recordar y las grababa en CD´s a lo loco, sin agruparlas por tipo de música ni nada, opté por numerar los CD´s y me hice un Excel con las canciones que contenían, a fin de localizar una canción en concreto fácilmente si quería escucharla. Tiro también de Excel cuando tengo alguna idea para el blog y lo voy dejando todo organizado en mi archivito (para el Backup uso Word, que una tiene más recursos).

Aparte, me pasa una cosa muy curiosa y es que, como no soy tampoco una experta expertísima y sé usar las fórmulas y las herramientas que utilizo para mis necesidades cotidianas pero poco más, cada vez que aprendo algo nuevo, de repente este nuevo conocimiento se convierte en algo imprescindible para mí y termino usándolo para todo. Me flipo. ¿Que aprendo a agrupar? Pues agrupo todo lo que puedo. ¿Que aprendo a vincular? Pues a vincular se ha dicho. ¿Que aprendo a ajustar texto? Pues no veréis textos más ajustados que los míos. Al final, combino todos mis nuevos aprendizajes y me queda un fichero que parece una barraca de feria pero ¿y lo orgullosa que estoy yo?

Por los comentarios que recibí ayer, me doy cuenta de que no soy la única que adolece de está enfermedad. ¿No existe un grupo llamado “Exceladictos anónimos?”. Debería existir. La Exceladicción es una enfermedad de nuestro tiempo. Me imagino las reuniones:

- Hola, soy Álter y soy adicta al Excel.

- Hola, Álteeeer. Cuéntanos.

- Sueño con valores perfectamente redondeados a cuatro decimales con un sumatorio redondeado a dos que de repente descuadran y,donde debería sumar, resta y redondea a ocho. Ay, hiperventilo, ay, ay.

- Tranquila, Álter. El primer paso es reconocer que tienes un problema.

A estas alturas de mi vida, ya no sabría que hacer sin Excel. “No sin mi Excel” será mi nueva consigna en esta vida. Tal vez hasta escriba una novela ¿me dará para alcanzar la fama y el dinero que tanto ansío? Dado el grado de adicción generalizado que observo, debería ser un best-seller, aunque tal vez no tenga salida si no viene en formato de cuadriculilla. Tendré que pensarlo. Me haré un fichero para valorar los posibles formatos. 

jueves, 3 de mayo de 2012

La mudanza II: Optimizando recursos


He de reconocer que la mudanza está sacando lo peor de mí. Estoy un tanto agobiada y no tengo la proverbial paciencia que suelo tener.

Dado que el churri y yo tenemos los horarios bastante cruzados y que los míos no son, ni de lejos, los de una persona normal, lo más probable es que, los pisos que haya que ir a ver, los verá primero el churri, al menos para hacer un filtrado previo y ya veremos si yo puedo acercarme en algún momento a darles un repaso o si me tendré que fiar de su criterio (me fío bastante, de todas formas, la verdad sea dicha).

Es de esta manera que la primera búsqueda a través de Internet, de la que os hablaba hace un par de días, la he hecho yo y luego, sobre mi búsqueda, hemos visto con el churri los que nos convencían a los dos.

En base a esta selección, me ha pedido que le realizase un listado con los pisos, para que él pueda ir llamando. A mí me dicen “listado” y tengo orgasmos múltiples. Así que me puse a currarme un fichero de Excel con la zona, el barrio, el precio, el teléfono de contacto, observaciones y demás. Me estaba quedando monísimo pero, según yo hacía eso, a mi amado le dio por ponerse a hacer revisión de armario, a ver si tenía ropa para tirar. Así que, mientras yo hacía el Excel, tenía que estar al mismo tiempo asistiendo a un pase de modelos y respondiendo preguntas del estilo “¿Qué tal me queda?” “¿Me hace gordo?” “¿Me marca la barriga?”. A la cuarta o quinta prenda, ya le dije algo como que no podía estar yo haciendo el listado y al mismo tiempo dando consejos de estilismo, a lo que él contestó que, en cuanto tengo un Excel delante, me teletransporto al trabajo y ya no se me puede interrumpir con nada. Dicho esto, fue hacia la cocina.

Llegados a este punto, tengo que explicar que mi casa (ex casa, en breve) tiene un pasillo larguísimo, de manera que, si uno se pone a farfullar en el salón, el que está en la cocina sólo oye el “farfulleo”, pero no el contenido del mismo.

Empiezo yo a farfullar:

- Encima me dices eso, después de que he buscado todos los pisos y que te estoy haciendo el listado.

El churri, desde la cocina, evidentemente no escuchaba con claridad mis sesudas protestas, que no admitían discusión alguna así que, como él es muy educado, me gritó desde la cocina:

- Si me estás echando la bronca por algo espérate a que vaya para allá porque no te oigo. No malgastemos tu esfuerzo.

De más está decir que me dio tal ataque de risa que fui incapaz de seguir echándole la bronca. Él sí que sabe cómo hacer para que una reprimenda no derive en discusión. 

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Fama o fortuna?


De pequeña quería ser famosa. Estaba en esa edad en que parece que las cosas caen del cielo así que, lo de ser rica, no me llamaba demasiado la atención.

Cuando empecé a ver el valor de las cosas, pensé que no estaría de más si, además de ser famosa, conseguía ser rica.

Cuando conocí el fenómeno paparazzi (no en carne propia, claro está), llegué a la conclusión de que tal vez se podía prescindir de la fama y quedarme siendo rica, a secas, que se disfruta lo mismo y, encima, tienes la ventaja de que puedes disfrutar del anonimato.

El caso es que tengo casi treinta y cuatro añazos ya y no soy famosa, no soy rica y, por descontado, mucho menos soy las dos cosas a la vez. Tengo que irme poniendo las pilas porque el tiempo corre y aquí estoy yo a verlas venir, posteando sobre mis frustraciones, buscando piso de alquiler y considerando el lujo de todos los lujos irme un finde a una casa rural.

No voy bien, no. El camino más rápido a ser rica pasaría, supongo, por ser famosa (a no ser que me toque el ansiado Euromillón pero no llega, oye, no llega). El problema es que soy un poco selectiva en cuanto a la fama. Si me hago famosa, que sea por lo bien que canto, la actriz fantástica que soy, por escribir una novela rompedora o por descubrir una vacuna nueva (descarto esta última dada mi total nulidad para las ciencias). No me haría ilusión hacerme famosa por casarme con un famoso y, tal vez, divorciarme posteriormente para ir por ahí contando mis miserias. Mi fama, que sea mía. No quiero famas heredadas, faltaría más. Así que, el tema fama lo veo chungo porque no desbordo tanto talento como para convertirme en una estrella ya con estos años.

Vale, ¿entonces, cómo me hago rica? ¿Siendo empresaria? Los bancos no me han querido dar un préstamo para mi proyecto aeronáutico así que tengo que pensar soluciones alternativas y, hasta la fecha, la aerolínea era mi mejor baza así que no veo yo que vaya a triunfar demasiado en el mundo de los negocios. Me puedo casar con un rico (o esperar a que el churri se convierta en uno, pero lo veo improbable).  Casarme con un rico comporta muchas desventajas. Primero: Dejar al churri o mantenerlo como amante y no quiero ni una cosa, ni la otra. Segundo: Ya de por sí está chungo encontrar una pareja, cuanto más si le añades el requisito extra de la cuenta bancaria, cuanto más si tu pasión no son los cuidados geriátricos y cuanto más si tienes un poquito de estómago.

Pues eso, que está muy complicada la cosa así que, si alguno tiene una idea milagrosa para hacerme rica rapidito (y pase de aplicársela a sí mismo por el motivo que sea) se aceptan sugerencias, que tengo que ir espabilando con este tema porque me he dejado estar mucho.

Si es que soy vaga hasta para el éxito. Lo dejo todo para el último momento y, claro, después pasa lo que pasa…

martes, 1 de mayo de 2012

La mudanza I: A vista de pájaro


Llevaba unos días dándole vueltas a este post pero, dado que aún no había oficializado la noticia a los más allegados, me parecía feo publicarlo en el blog antes.

Como mis allegados ya lo saben, ahora os toca a vosotros. El churri y yo, que vivimos de alquiler, vamos a mudarnos debido a que van a vender el piso en el que vivimos.

Estamos mirando con un poco de calma, porque tenemos de tiempo hasta julio pero, como soy previsora, prefiero ver con tiempo y quitarme el problema de encima cuanto antes.

Años hacía que no buscaba vivienda. Cuando volví de Montevideo, encontré un piso monísimo en Guadarrama con vista a las montañas y ahí estuve viviendo cinco años, hasta que me mudé al piso donde vivo ahora, que es donde lleva años viviendo el churri.

No imaginaba, por tanto, que buscar piso podía llegar a resultar una tarea tan hilarante y sorprendente (a veces pienso si no seré yo, que soy muy pava, y encuentro el punto surrealista o raro en todo).

Dado que aún no hemos ido a conocer ningún piso “personalmente” todo el contacto que hemos tenido con ellos ha sido a través de Internet y, a fecha de hoy, sería capaz de clasificar los anuncios en varias categorías:

1- Los ampulosos

Estos te ofrecen el piso como si te estuvieran haciendo el favor de tu vida. No paran de destacar las bondades de la cocina, el baño, las comunicaciones, los colegios que tienen cerca, el barrio y hasta lo buenísima que está la vecina de enfrente.

2- Los humildes

Son lo contrario que los de la categoría anterior. Con todo se excusan. “Es interior pero luminoso”, “la cocina es pequeña pero bonita”, “es mejor verlo porque las fotos no me han quedado muy bien”… Dan mucha penita. Estos serán los primeros que vea, aunque más no sea para darles una palmadita en la espalda y decirles "Ea, ea, por lo menos lo has intentado".

3- Los orgullosos

Hay algo en concreto, de toda la casa, que les produce especial satisfacción y, como consecuencia, el ochenta por ciento de las fotos que cuelguen, tendrá eso como protagonista. ¿Que te gusta el sofá? Pues foto del sofá de frente, el sofá de perfil, foto general del salón con el sofá en primer plano… Si estás contento con el baño, pues detalle de la grifería, detalle del espejo, detalle del plato de ducha y detalle del rollo de papel higiénico. Me causan desconfianza porque, cuando se centran tanto en una sola cosa, a saber por qué no me enseñan tanto el resto del piso.

4- Los hogareños

Se ve que quieren dar un aspecto cálido al piso. Desean que eso se vea como algo lleno de vida, así que no les importa en absoluto sacar fotos donde, en mitad de la escena, se vea un cubo de fregar, una toalla colgada, un cepillo de dientes usado… Para que te imagines la acción en toda su magnitud.

5- Los interioristas

Reconozco que he visto fotos de pisos decorados con muy buen gusto pero hay otros que se ve que se creen tocados por los hados en lo que a decoración de interiores se refiere pero esto se debe seguramente a que se lo dijo alguien que lo quiere mucho en su familia. Recuerdo con auténtico terror (y esto es verídico), un piso donde se podía apreciar un cartel decorativo en el baño con el dibujo de unos ratones fornicando. La cosa no quedaba aquí. Presidiendo la pared del salón, había un corazón realizado con luces de navidad y, en una estantería, se observaba una pequeña maceta de lata con una mano artificial asomando de la misma… Dantesco.

6- Los “vintage”

Vale que los objetos revival estén de moda pero eso no significa que equipes el piso con el mobiliario de la casa del pueblo de tu abuela. Se trata de poner detallitos, no de vivir como un amish. He llegado a ver (no en un solo piso, sino en varios), cosas como: un escritorio antiguo de estos que tenían un tablero plegable, combinado con dos sillones de piel verde con las patas un poco en diagonal (estos que causaron furor en los setenta, no sé si me explico bien). Me estaba imaginando sentada en un sofá de esos, con mi portátil rosa super fashion horterísima de la muerte que me tiene loquita de amor apoyado en el escritorio y, sentado en el sofá de al lado, un fantasma leyendo por encima de mi hombro; un aparador inmenso de madera oscura, oscurísima sobre cuya superficie descansaba… un teléfono de disco!!! Vintage, vintage.

7- Los enemigos de las nuevas tecnologías

No se apañan mucho con el manejo de la cámara, así que cuelgan las fotos como salgan. Si salen de canto, pues de canto, que para eso tenemos el cuello articulado. Hay pisos que prácticamente los he tenido que ver haciendo el pino sobre la silla. 

8- Los "Andy Warhol"

Fotógrafos profesionales frustrados que quieren dar a conocer al mundo su talento, aunque sea publicitando un piso. Lo suyo es el arte conceptual. ¿Para qué vas a sacar la foto de un mueble de frente si puedes hacer un contrapicado de infarto? No te enteras de qué tiene el piso pero sientes que estás en una visita virtual al MOMA.

9- Los de los requisitos raros

Creo que son los que más miedo me dan. Recalco que todos los ejemplos que estoy poniendo son reales, lo he visto yo con estos ojitos. He leído cosas como “Se requiere inquilino menor de treinta años con salario mínimo interprofesional”. Básicamente le comuniqué al churri que, para este piso en particular, éramos demasiado viejos y demasiado ricos. ¿Qué motivo puede haber en querer un inquilino imberbe y pobre? De más está decir que el alquiler costaba más que un salario mínimo interprofesional así que no sé yo si el casero será adicto a las demandas y todo su afán es alquilar el piso para poder ir a los juzgados un par de meses más tarde.

Otra perla. Pongámonos en situación. Piso vacío, sin muebles y con suelos de sintasol pero donde prohíben animales. ¿Tanto aprecio le tienes a tu sintasol? Lo más curioso es que este lo vengo viendo desde hace ya un tiempo. Me imagino a los posibles inquilinos yendo a verlo y el dueño, desesperado, gritando “Cuidado por dónde pisáis!!! No vayáis a estropear el sintasol!!!”. Esto tiene que acojonar. Fijo.

Ya os iré contando nuestro proceso de búsqueda y mudanza porque la cosa promete darme material para varios posts, así que inauguro la etiqueta “La mudanza”