Desde “Entre Montones de Libros”,
blog que os recomiendo visitar si no sabéis qué leer, y si lo sabéis también,
me sugirieron que hablase de cosas en las que creíamos cuando éramos pequeños.
Como ya os conté una vez, yo era más de hacer creer cosas a
los demás que de creer cosas yo misma pero sí reconozco que con algún mito
urbano piqué.
Por ejemplo, y sin ir más lejos, con aquello de que no te
pusieras bizca porque si te daba un aire te quedabas así. Lo malo es que, lejos
de amedrentarme ante tal perspectiva, lo único que consiguieron fue despertar
un genuino interés científico en mi persona; lo que provocó que me pasara el
día entero poniéndome bizca y abanicándome los ojos para demostrarlo
empíricamente. O tuve mucha suerte o realmente podemos confirmar que se trata
de un bulo. Quienes me han desvirtualizado pueden confirmar que no soy bizca. Narigona
sí, pero la culpa no la tuvo ningún aire. Es de nacimiento.
Por cierto, y al hilo de esto, sé que hay gente a la que le
decían que lo que provocaba que te quedaras bizco era que en ese momento
sonaran las campanas de la iglesia. Menos mal que eso a mí no me lo decían
porque yo no tenía ninguna iglesia cerca y no era plan de ir a apostarme en las
escaleras de la iglesia del pueblo como si fuese una indigente, aunque si me
veían bizca lo mismo me podía haber sacado un dinerillo.
Otros mitos, sin embargo, no hicieron ninguna mella en mí.
Aquello de que no te tragaras el chicle porque se te pegaba a las tripas no me
causaba la más mínima inquietud. No sólo tragaba chicles sino también papel,
gomas de borrar y cuanta porquería se me cruzase en el camino. Era como una
cabra pero con coletas en lugar de cuernos. Dicen que cuando los niños comen
ciertas cosas es porque tienen alguna carencia alimentaria pero no se me ocurre
qué carencia podía tener yo para sentir esa imperiosa necesidad de zampar goma
de borrar (de la de Milán, que yo era una sibarita y no comía cualquier goma de
mercadillo). Sí, ya sé que me vais a decir que la propuesta era hablar de cosas
en las que creíamos, no en las que no creíamos pero ya me conocéis y sabéis que
los Ustedes Dirán yo los interpreto un poco a mi manera, como todo en esta
vida.
Por los personajes fantásticos (léase brujas, ogros,
vampiros y demás siniestros seres) tampoco me dio nunca, aunque los fantasmas
sí que me daban un poquito de respeto. Bueno, me lo daban y me lo siguen dando,
que no es que viva obsesionada con el tema pero vete tú a saber. Apenas
conocemos lo que hay más acá como para saber lo que hay más allá.
En resumen, nunca fui de dejarme comer mucho el coco. Creo
que soy más inocente ahora que antes y, claro, así me va…
P.S. ¿De qué te apetece que escriba? No seas tímido y
cuéntamelo.
Tenían un referente... que era una prima mía 5 años mayor que yo... que había descubierto (creo) que todas esas cosas eran mentira... y se dedicaba a torturarme con ellas...
ResponderEliminarCreo que mi peor pesadilla fue la de: "si te sientas en la rejilla de la piscina te absorbe los intestinos... a una niña le pasó y salió por la tele"
Desde que me dijo eso... no solo no me sentaba en el fondo de la piscina a menos que fuese a 10 metros a la redonda de una rejilla o cualquier cosa que se le pareciera... es que realmente las bordeaba... ni me acercaba por si su poder de absorción me agarraba también un pie...
Tardé en ser consciente de que era imposible que en una piscina para niños ante tal enoooorme peligro para la salud pública, hubiera una rejilla de metro por metro en todo el centro y decenas de niños jugando sin problemas...
Lo del chicle me lo creía... pero igualmente me los tragaba. Las gomas no las probé, pero el papel me parecía una delicia...
Veo que no era la única que se alimentaba a base de papel. Es un consuelo. Jajajaja.
EliminarLo de la piscina me suena que alguna vez me lo dijeron, aunque creo que en mi caso lo que se había tragado no eran los intestinos sino un niño entero. ¿Para qué andarse con chiquitas? Jajajaja. Besotes!!!
Yo también probé qué pasaba si me tragaba un chicle, y nada, ni se me pegaban las tripas ni me ponía un poquitín mala siquiera.
ResponderEliminarY también me comía cachitos de goma y papelitos. De verdad eran carencias alimenticias??
Aunque mira, a mi lo de quedarse bizca no me lo decían, porque ya lo era! Jaja
Muaks
¿También comías goma y papeles? No, si al final vamos a ser varios lo que se alimentaban de cualquier cosa. No sé si lo de las carencias será cierto (al menos, no sé si será cierto comas lo que comas) pero eso he oído alguna vez.
Eliminar¿Eras bizca? Eso va a ser que te dio un aire. Jajaja. Besotes!!!
Nunca he podido explicarme porqué os coméis las gomas de borrar. Si ni siquiera sabían bien. Lo sé porque alguna me metí en la boca, pero nunca conseguí llegar a masticarlas más de dos veces, ni mucho menos tragarlas.
ResponderEliminarBesos.
Pues ya ves que no era la única. Yo tampoco me lo explico,la verdad, pero el caso es que lo hacía. Un besote!!!!
EliminarYo llegué a creer durante bastante tiempo que los Reyes Magos eran los padres.
ResponderEliminarMi padre andaba siempre obsesionado con los chicles. Una hermana mía observaba que sus amigas se los tragaban sin ningún problema y llegó a pensar que lo nuestros con los chicles era una cosa de familia.
Besos.
Bueno, lo de los Reyes Magos lo hemos creído todos. Recuerdo que me enteré de la realidad de la manera menos poética que te puedas imaginar. Yo tendría como nueve años y no sé qué le comenté a mi madre de los Reyes y me suelta "¿No me digas que todavía te crees eso?". Zas, en toda la boca. Jajaja.
EliminarLo de los chicles es un mito que ha ido pasando de generación en generación. Jajaja. Besotes!!!!
Jijiji... te he visto con las coletas y la goma Milán !si es que olìa tan bien que no me extraña!
ResponderEliminarBesos!
La verdad es que era una guarrada aquello. No sé qué se me pasaría por la cabeza porque ahora no lo haría ni aunque me pagaran por ello. Jajaja. Besotes!!!
EliminarYo tampoco era de mitos urbanos de esos... y también comía gomas de milán. Aunque para ser exactos, yo las masticaba, pero no las tragaba, o sea, que no me las comía. Y nada, oye, aquí sigo.
ResponderEliminarUn beso!!
Otra con las gomas. No, si al final va a ser más habitual de lo que yo me pensaba. En mi clase yo era el bicho raro. Habría que hacer algún experimento para averiguar si quienes comen gomas en la infancia serán bloggers en la edad adulta. Jajaja. Besotes!!!
Eliminar¿que te comías las gomas de borrar?........esto.............es que...............jajajjajajajjajajjajajjajajajajjajajajajjajjajajajajjajaj!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPues lee más arriba y verás que éramos unos cuantos, así que menos cachondeíto. Jajaja. Besotes!!!
EliminarNo tengas miedo de fantasmas sobrenaturales, tenlo de los fantasmas de carne y hueso :)
ResponderEliminarEso decía mi abuelo. "A los que hay que tener miedo es a los vivos". Jajaja. Besotes!!!
EliminarJajajja, lo de quedarme bizca también me lo decía mi abuela, y yo venga hacerlo... Jolines, ha sido leerlo y ponerme a hacerlo aquí en la oficina... a ver si me va a ver alguien, y va a pensar que ya me he desquiciado del todo, jajajjaja, si es que lo mio...
ResponderEliminarBesos!
Jajajaja. Ojo, que el aire acondicionado es traicionero... Besotes!!!
Eliminarlo del chicle y las tripas debía ser un clásico con el manual de madre de la época, y todos experimentamos y aquí seguimos ¿no?
ResponderEliminarla goma de milán no, lo mío era las de nata, no podía resistirlo ummm aquel olor a nata....
Besines
Bueno, las de nata tenían su punto. Ésas para postre. Jajajaja. Besotes!!!
EliminarVale, ya sé a que te invitaré a comer en Madrid: unas tapas de gomas camarero por favor!!! jajajaja!!
ResponderEliminarYa he dejado el vicio. No me quedó más remedio al saber que iba a ser rechazada por la sociedad. Jajaja. Besotes!!
EliminarA mí nunca me dio por comer gomas de borrar ni papel, pero me daba curiosidad la pared del patio que en un lugar que daba la sombra estaba un poco mohosa y varias veces le pasé la lengua a ver a que sabía jaja
ResponderEliminarAhora cada vez que lo recuerdo me dan escalofríos solo de pensar la cantidad de microbios que debo haber tragado aghhh
Un besote
Jajajaja. Mira, por el moho nunca me dio. ¿Estaba rico? Jajajaja. Besotes!!!
EliminarLo de quedarme bizca si me daba un aire, cuántas veces me lo dijo mi abuela. Si te mordías la lengua, las avispas no te picaban. Y luego saltaba mi tío y decía: le tenéis miedo a los bichos, y a otros bichos más gordos no le tenéis ninguno!!! jajajajaja. Si te tocas los dientes te salen torcidos. Cerca de donde vivimos había un parque acuático, bueno y hay, y recuerdo que cada verano una niña se quedaba atrapada en la rendija que hay en las picinas, esa que tiene una puerta que se abre y se cierra. Digo yo que sería la misma niña cada año, porque el parque acuático sigue abierto, vamos que no le han puesto ni una triste multa. Si te arrancas una cana te salen 7. No te puedes bañar teniendo la regla!!!!! esa también me la decía mi abuela. Las 2 horas que teníamos que esperar para hacer la digestión antes de bañarnos en el mar o pisicna. La de los chicles también me la decían a mí. Hay tantas.. jajajaja
ResponderEliminarMadre mía. Te criaron bajo la dictadura del terror. Jajajaja. Besotes!!!
EliminarPues yo, lo de ponerme bizca, todavía lo tengo ahí en la mente, es obsesivo y traumático.
ResponderEliminarYa te digo yo que no te pasará nada. Está demostrado con hechos. Jajaja. Besotes!!!
EliminarA mi con lo que me timaban mucho era con lo de que si te acuestas con el pelo mojado se te queda el cuello torcido para siempre y con lo de que si te acercas a la tele te quedas ciego, como picaba, animalito...jajaja
ResponderEliminarCoincidimos en lo de los fantasmas, mucho respeto de mayor y de pequeña.
Un besote!
Lo de la tele me lo decían a mí también. Y el caso es que me tuvieron que poner gafas a los nueve años. Lo mismo tendría que haber hecho caso... Jajaja.
EliminarLos fantasmas no me traumatizan pero sí que me dan respetillo, sí. Besotes!!!
Interesante.
ResponderEliminarGracias!! Besos.
EliminarYo creía en el Ratoncito Pérez, en los reyes magos y en que si abrías la puerta del coche en marcha, esta se descolgaba y me quedaría sin puerta. Recuerdo que me contaron aquello de que si decías 3 veces Adelaida frente al espejo, se te aparecía. Y andé cagada durante un tiempo porque me dio por tener pesadillas de espejos y fantasmas por culpa de aquella historieta.
ResponderEliminarEra muuuuuy ingenua
¿Que se descolgaba la puerta? A mí me decían directamente que me iba a matar y funcionaba, oye. Jajaja.
EliminarLo de Adelaida me recuerda a lo de Bloody Mary que usan en Estados Unidos para lo mismo. Tengo mucha familia allí y recuerdo que a mis primos les había dado por jugar al Bloody Mary a ver si se aparecía en el espejo. Un día, mi abuela se puso un trapo rojo en la cabeza y entró de repente en la habitación. No jugaron al Bloody Mary nunca más en la vida. Jajaja. Qué familia tengo... Besotes!!!
Eso me dijeron para que no abriera la puerta. Mi tío aprovechó que se compró un coche nuevo para decirnos su particularidad. Y funcionaba! Tanto que le preguntábamos si ya podíamos abrir.
EliminarYo no tengo hermanos, pero me crié con 4 primos de poca diferencia de edad. E ibamos casi siempre en el coche de mi tío!! (Sí, los cinco).
Eran otros tiempos, definitivamente.
Besos!!
Eran épocas muy divertidas. Un besote!!!
EliminarConfieso, yo también comía gomas de borrar y ceras de colorear incluso.
ResponderEliminarHabía q catarlo todo y esos saborcillos no se olvidan!!! Jajaj
Los fantasmas no me asustan, no creo nada en eso, ni antes ni ahora ... Pero contar historias de miedo entre amigos y esas bobadas siempre me ha divertido.
Pues mira, las ceras no las llegué a probar. ¿Será tarde? Jajajaja. Besotes!!!
EliminarMuchas gracias por tomar en cuenta mi pequeña idea.
ResponderEliminarLa verdad que es un tema que siempre me ha llamado la atención. La de cosas que creíamos de niños! y los traumas que nos podían haber creado con el poli que viene y te lleva y la anemia por no comer el bocata de chorizo...
Ahora lo pienso y me entra hasta la risa!
Besos
Jajajaja. Somos hijos del terror... Besotes, guapa, y gracias por la propuesta.
EliminarYo me los creía todos, nena... Por aquí lo chungo de bizquear era que se te cruzase una mosca por delante, ya ves... jajajaja!
ResponderEliminarMuas!
¿Una mosca? Pues me hubiese costado más trabajo realizar mis experimentos. Jajajaja. Besotes!!!
EliminarDefinitivamente el chicle es un clásico a nivel mundial jajajja Yo también me lo tragaba a ver si temrinaba en urgencias y tenía algunos días de vacaciones extras. :P
ResponderEliminarBesazo
Oye, por lo menos en urgencias te quitaban el chicle y ya. Mira si me hubiese quedado bizca para siempre. Jajajaja. Besotes!!!
Eliminar