Yo, en el hórreo |
La noche de la boda, cuando por fin llegamos a descansar,
agotados de tanto bailar y columpiarnos en la zona infantil (sí, nos colamos en
la zona infantil, somos unos seres rebeldes), vimos que encima de la mesa había
un montón de monedas. ¿Recordáis que la semana pasada os dije que habíamos
dejado la habitación hecha un desastre? Pues llegamos a la conclusión de que
todas esas monedas provenían de unos vaqueros que el churri había dejado sobre
la cama. Se nos cayó la cara de vergüenza imaginando a la pobre mujer
recogiendo todo aquello del suelo.
Al dejar la habitación al día siguiente, yo estaba haciendo
el check out en la recepción y el churri estaba sentado fuera, en la terraza.
Justo en esto pasaron las señoras de la limpieza y, al ver cómo iba vestido el
churri, una de ellas comentó a las otras “esos son los pantalones”. Cielo
santo, sólo de escribirlo se me suben los colores. A las señoras de la limpieza
que lean esto, de verdad, soy muy respetuosa del trabajo ajeno y esto fue una
causa de fuerza mayor, en serio, no me odiéis.
Pasado el bochorno, nos reunimos con MLS y Poti-Poti para ir
todos nuevamente al pueblo de Eva a seguir la jarana. Imaginaos unos diez
coches en filita todos yendo al mismo sitio; decía la prima de Eva que parecía
que íbamos de entierro.
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Conociendo a Ferny (foto robada a Eva porque ella la tiene editada y yo no) |
Y allí que llegamos a seguir comiendo y bebiendo sidra. Creo
que mi cuerpo me ha odiado un poco más este verano. Tuvimos una larga sobremesa
y nos fuimos nada menos que a conocer al gato más querido y detestado de la
blogosfera. Sí, me refiero a Ferny, que es un troll y un asqueroso que no me
dejó ni tocarlo. Perfidita es otro cantar. Es de lo más mimosona y buena. A
Grace no la pude ver porque es muy tímida y no salió. Y Ramón (el perro) es
otro encanto.
Nos fuimos a casa de Eva. A cenar, no fuera cosa que nos
fuéramos al hotel con el estómago vacío y pereciéramos de inanición durante la
noche. Le voy a hacer un monumento a mi estómago. Allí conocimos a más fauna de
Eva: los gatos Faruk y Salve-el-atún. El churri hizo muchas migas con
Salve-el-atún pero dijo MLS que no tenía mérito porque es una facilona. Sin
embargo, Faruk, que es borde en general, se acercó a mí a que le hiciera mimos.
Soy genial.
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Salve-el-atún, la facilona |
Nos dieron las dos de la mañana y Miki nos acompañó al
hotel, mientras nos explicaba cosas de allí. Nunca había hecho turismo en
plena noche cargada con una maleta y dos bolsas pero siempre hay una primera
vez para todo.
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Faruk, escondiéndose de los fans |
Nuestra habitación del hotel estaba en un ático, con una
ventana en el techo. Al churri le dio por dejar la persiana abierta para ver
las estrellas. De más está decir que a las seis de la mañana tuve que andar
cerrando la persiana para poder seguir durmiendo.
Continuará.