Recuerdo que, en mis épocas de estudiante, un profesor nos
contó que el nacimiento de la figura del superhéroe coincidió aproximadamente
con el nacimiento de la burocracia. La idea de poder tomarte la justicia por tu
mano sin tener que pasar por interminables trámites previos resultaba de lo más
atrayente a la audiencia.
Pero, al parecer, ya nos han metido tantos superhéroes para
solucionar nuestros problemas más importantes (como robos, asesinatos,
accidentes y demás) que han decidido buscarles tareas más mundanas. De hecho, a
día de hoy, según la publicidad, cualquier objeto inanimado puede convertirse
en superhéroe. Ya tuvimos un ejemplo hace algunas semanas con un quesito (creo
recordar que hemos tenido algún otro pero llevamos ya más de doscientos
anuncios, así que no pretenderéis que tenga memoria a tan largo plazo) y hoy
vamos con un gel para las llagas de la boca.
Vamos por partes. El anuncio está hecho en base a animación
(por suerte, porque ya ver a un ser humano disfrazado de gel para las llagas
me parece demasiada humillación para el
pobre actor que debe ganarse el pan). Lo primero que vemos es a una chica
sentada a la mesa del desayuno, tocándose un moflete con cara de
sufrimiento y pensando “Tengo una
llaga”. Acto seguido, los alimentos y objetos de la mesa cobran vida y vemos
cómo una cafetera, una naranja, un limón y una tostada, se levantan y,
caminando hacia ella, corean todos “Tiene una llaga, tiene una llaga, tiene una
llaga…”, con ese soniquete de niño repelente que todos hemos oído alguna vez (o
hemos hecho, si se da el caso de que fuimos niños repelentes). Hay que decir
que la cafetera es una torpe porque, en su avance por la mesa, tira una taza
que, por suerte, estaba vacía.
Pues bien, como la muchacha necesita una capa protectora
sobre su llaga, una mano sin cuerpo deposita una caja de este producto sobre la
mesa. Me encantan esas manos en publicidad, que aparecen de la nada trayendo
una solución; en mi casa nunca pasan estas cosas. Un momento, que pruebo…
Necesito un bolso caro.
..................
..................
Nada. ¿Lo veis?
Me he dispersado. Sigo. La caja da vueltas sobre sí misma y
se convierte en un superhéroe de capa morada (y protectora, columbro). Demuestra
su acción sobre sí mismo, creando una cúpula invisible sobre su cabeza, de
manera que los alimentos no puedan hacerle bullying. Porque sí, será muy
superhéroe pero tiene el tamaño de la cajita de gel. Vamos, que lo puedes
aplastar con un pie por mucha capa protectora que tenga.
Pues eso, que el gel promete proteger nuestra llaga de los
ataques alimentarios al tiempo que nos da un chute de ácido hialurónico que
hará que cicatrice mejor y más rápido. No sé si os habéis fijado pero, hace
unos años, nadie hablaba del ácido hialurónico y ahora no hay producto que se
precie que no lo incluya. Vale para todo.
El ácido hialurónico es la nueva agua de Lourdes.