Varios de vosotros habíais pedido destripamiento de este
anuncio (algunos, incluso antes de que yo misma lo hubiera visto), así que, una
vez recuperados de la resaca tras el fiestón por la entrega del PAPA 2016,
comenzamos con el que se postulará como primer candidato al PAPA 2017 (esto es
un no parar).
Un niño y sus padres ven la película del “Libro de la
Selva”. En la peli, un oso tararea una canción y Mowgli le pregunta al oso (que
no sé cómo se llama) qué es eso. El oso le explica que eso es una canción sobre
la buena vida y Mowgli le pregunta al oso qué es una canción. Vale, es un niño
salvaje criado por bestias; entiendo que no sepa lo que es una canción, aunque
sepa trepar a los árboles.
Lo que ya entiendo menos es que, volviendo del cine en el
coche, el niño pregunta a su padre (mientras se zampa un plátano como los
monitos de la selva) qué es una canción. Ajá. Este niño nunca ha visto los
dibujos animados ni ha oído la radio. Lo más probable que es lo hayan tenido
metido en una burbuja los últimos cinco o seis años (soy penosa calculando
edades de infantes) y no conozca a Bob Esponja ni a Peppa Pig ni a Dora la
Exploradora ni a su maestra de preescolar.
Pero más alucinada todavía me quedo con la respuesta del
padre. En vez de cantarle algo o poner los Cuarenta Principales, aunque más no
sea, para el coche en un observatorio astronómico y hace bajar a toda la
familia. A continuación, le pregunta al niño que si ve las estrellas. El niño,
que se ve que muy espabilado no es pero ciego tampoco, responde
afirmativamente. Y el padre, que parece que debería estar ingresado en un
psiquiátrico, le pregunta si puede oírlas. El niño alucina, claro está, y el
padre se pone a señalar las estrellas al tiempo que silba algo y,
milagrosamente, las estrellas comienzan a brillar con mayor intensidad al son
de su silbido. Los tres contemplan las estrellas mientras siguen comiendo
plátanos (por aporte de potasio, que no quede). Y ahí termina el anuncio que,
por si no os habíais dado cuenta, intenta vendernos los plátanos. O las
estrellas, o la banda sonora de “El Libro de la Selva”. No sé, me he liado.
Así que, padres que me leéis, si vuestros vástagos os
preguntan en un futuro la definición de algo, salid por peteneras, que parece
ser la mejor opción. Ilustremos esta enseñanza con un par de ejemplos
prácticos:
1) “Papá, ¿qué es una
silla?”. A esta pregunta debemos responder algo como “¿Ves esa chimenea? Pues
ahí no te sientes”.
2) A la pregunta “Papá, ¿qué es un partido de fútbol?”
responderemos “¿Ves a esos jugadores de waterpolo? Pues parecido, pero sin
agua”
Ante todo, que vuestros churumbeles no vayan a quedarse con
ninguna duda del mundo que les rodea y, más importante todavía, que coman
muchos plátanos.