Vamos hoy con el anuncio de un desodorante. La marca se
especializa tanto en desodorantes como en geles de ducha y demás implementos
para tener una piel tersa, sana y maravillosa.
Vienen utilizando el mismo recurso desde tiempos
inmemoriales en su publicidad pero, no sé por qué razón, no fue hasta el otro
día que me di cuenta de la grima que en realidad me causa. Se ve que vengo
viendo lo mismo desde hace tantos años que el mensaje ya había calado en mí y
lo veía como algo normal. Es como cuando en las novelas distópicas la gente
parece estar feliz con ese nuevo orden en que no se les permite ni pensar. Por suerte,
he sabido reaccionar a tiempo y hoy vengo a advertiros, para que no caigáis en
la trampa y podamos salvar la civilización.
La cosa va así. En este anuncio en concreto, comenzamos
viendo un montón de gente desnuda que bailotea mientras unas capsulitas blancas
vuelan por ahí sin orden ni concierto. Según nos cuenta la voz en off, esas
capsulitas blancas son la flora bacteriana de la piel de nuestras axilas. Nos
explican que los antitranspirantes pueden dañar a las capsulitas, provocando
que nuestra piel se vuelva vulnerable. Para ilustrarlo, vemos cómo se rompen
las capsulitas y los miles de personas desnudas se hacen una bolita,
demostrando su debilidad. Sólo les falta revolcarse por los suelos haciendo la
croqueta, en una clara exhibición de patetismo.
Pero las capsulitas (y, por ende, los seres que representan
a nuestra piel) pueden dormir tranquilos con el que aquí anuncian, porque tiene
un componente con nombre en inglés que no se sabe muy bien cómo funciona pero,
al tener nombre extranjero tiene que ser la caña de la montaña. Ese componente
ataca las bacterias que ocasionan el mal olor pero respeta la flora, o sea, a
las capsulitas, a las que vemos revivir
con renovado ímpetu mientras los seres que habitan nuestras axilas inician
nuevamente sus gráciles movimientos, felices como lombrices.
Y yo no sé a vosotros pero a mí la idea de tener personitas
viviendo en mis sobaquillos me causa bastante inquietud. Sobre todo si bailan
de manera cadenciosa cual elfos de los bosques o chamanes con sobredosis de
peyote. Pensadlo por un momento. Bajo los brazos tenéis personas diminutas
bailando.
¿A que da yuyu? A mí, sí. Así que, de ahora en adelante, no
estoy segura de si después de ducharme voy a preferir echarme desodorante o si voy
a optar por rociarme las axilas con insecticida o directamente con ántrax para
iniciar ahí una pandemia y librarme de estos okupas que vete tú a saber con qué
intenciones viven ahí. Que lo mismo en el anuncio te los pintan como seres muy
pacíficos y el desodorante éste lo único que pretende es que crezcan y se
reproduzcan y se hagan con el control mundial.
Aunque, bien pensado, tal vez no sea tan mala idea. Peor no
lo van a poder hacer, visto lo visto.