Marrameowww!!!
Una vez disfrutada la semana de vacaciones (aunque el fin de
semana volvimos a ser abandonados insensiblemente por el consorte, quien se fue
a Albacete sin volver la vista atrás, dejándonos a merced de la cruel y
despiadada bruja a quien vosotros conocéis como Álter), vengo hoy con un nuevo
tutorial para ayudar a los compañeros felinos que me leen y que quieren mejorar
sus técnicas en lo que a molestar a sus humanos se refiere.
Hablaremos hoy de la cama.
La cama, amigos míos, es un lugar ideal para dar rienda
suelta a vuestras más oscuras perversiones. Sé que esto se puede interpretar de
muchas maneras pero en este caso hablamos, claro está, de cómo hacer la vida
imposible a vuestros humanos.
El tálamo ofrece muchas posibilidades en este sentido. Si es
de día, no hay nada como tumbarse en su superficie cuando la cama está aún
deshecha y disfrutar viendo cómo vuestros humanos ven pasar el tiempo y no son
capaces de echaros para hacerla porque estáis tan monos…
Cuando ya se les hayan hinchado definitivamente las narices
y finalmente os echen para poder hacer la cama, es el momento de ponerse a
saltar en su superficie. Aunque no os apetezca, jugad con las mantas, las
sábanas y los cojines. Esperad a que vuestro humano haya estirado las sábanas y
aprovechad entonces para meteros debajo, creando un interesante bulto
semoviente con el que tendrán que lidiar durante el resto de la tarea. Una vez
hecha la cama, con bulto incluido, emerged a la superficie revolviendo cuanto
más, mejor. Hay puntos extra si conseguís que tengan que reiniciar el proceso
porque la cama haya quedado hecha un churro. De ser así, es vuestra decisión si
vosotros también queréis retomar vuestra labor o si ya los dejáis en paz. Es
por demás divertido pero no hay que forzar demasiado la maquinaria, que siempre
pueden vengarse comprando pienso de marca blanca y no queremos eso, ¿verdad?
Si es de noche, plantaos en el centro de la cama de tal
manera que no puedan estirar las piernas o darse la vuelta. Como en el caso
anterior, intentad parecer lo más monos y cómodos posibles, de tal manera que
no tengan valor a expulsaros. Las contracturas con las que se levantarán a la
mañana siguiente les harán recordaros durante el resto de la jornada. Es una
manera de lo más efectiva para que os tengan siempre presentes.
Otra actividad que puede resultar divertida durante la noche
(en esto Munchkin es experto) es morder dedos de los pies, arañar cualquier
cosa que se mueva bajo las sábanas o, lo que sería más bien mi modus operandi, ronronearles en la oreja
hasta que no tengan más remedio que ponerse a haceros mimitos, sacrificando
valioso tiempo de descanso.
Como veis, hay miles de posibilidades. Podéis echar zarpa de
vuestra imaginación e inventar nuevas formas. Ya sabéis que no hay límites en
lo que se refiere a dar por saco a vuestros humanos. ¡¡La imaginación al
poder!!
Prrrrrr.