Escríbeme!!!

¿Sugerencias? ¿Comentarios? ¿Quieres venderme algo o cyber-acosarme? Escríbeme a plagiando.a.mi.alter.ego@gmail.com

domingo, 5 de agosto de 2012

Anuncios Pesadillescos XV: Delicia en el país de las frutillas


Como os prometía la semana pasada, hoy contamos con una colaboración de lujo. Dunia, del blog “Belleza Halal”, “Woman´s Time” y varios más ha hecho llegar a nuestra redacción (vale, me ha mandado un mail que he leído en el salón de mi casa pero quería darle un toque de profesionalidad) un anuncio marroquí que me ha dejado boquiabierta.

En un principio me mandó sólo el enlace y, si bien las imágenes en sí mismas prometían mucho, le pedí que me mandara la traducción para poder sacarle mejor partido al despelleje.

El anuncio comienza con un frasco de mermelada de fresa paseando por un frondoso bosque como quien no quiere la cosa. Unas frutas frescas y apetecibles la divisan desde un árbol: Un higo, una naranja y una fresa con pies y brazos, para ser más exactos. Me pregunto qué pinta una fresa subida en un árbol pero en fin, corramos un tupido velo. La mermelada de fresa se reúne en asociación ilícita con otros dos botes de mermelada (adivinad de qué sabores son los otros dos botes…). Nuestras frutas protagonistas sacan tres prismáticos (¿¿??) y se dedican a espiar la reunión clandestina de los botes de mermelada. A la que hacen el barrido con los prismáticos, divisan otra naranja, otro higo y otra fresa con pinta mucho menos apetecible, arrastrándose por los suelos y con cara de muy malas pulgas. Nuestras simpáticas frutitas se preguntan: “¡Ah! ¿De qué hablan ésos? ¡No querrán ir a Delicia?”. Como no pueden consentir tamaña vejación, se lanzan a una loca carrera por los bosques, deslizándose por barrancos y cruzando ríos turbulentos a nado. Sus contrincantes casi les ganan la carrera pero, al ir a saltar a sus correspondientes frascos, éstos cierran herméticamente sus tapas a la voz de “No, no. Vosotros no estáis aceptados”. Botes de mermelada elitistas. Ya lo he visto todo.  Es de esta manera que los protagonistas llegan a la meta y son bien recibidos en ese club exclusivo. Los botes levantan sus tapas para que ellos puedan colarse cómodamente. El anuncio culmina con “Delicia. Lo más dulce de la naturaleza” Y tan dulce. Empalaga y todo.

La letra de la canción también merece mención especial. (Ojo con la musiquilla, que es de un pegadizo… A mí todavía me retumba en los oídos):

“Delicia es toda una novedad, es una verdadera aventura” : Sí, comer mermelada siempre me hace sentir como Indiana Jones corriendo delante de la bola gigante esa. Aquí al parecer, siguen dos frases más que si ni en Marruecos han sido capaces de descifrar, nos dan una pista del nivel de dicción de nuestros niños cantores.

“Es todo fruta fresca y natural ¡Ya vamos hacia ti, Delicia!”: Delicia es, a la fruta, lo que Ciudad Esmeralda a Dorothy del Mago de Oz.

“¡Que sea bienvenida la fruta fresca para Delicia! Yupiiiii”: Alegríaaaaa. Qué alborotooooo.

Estaba empezando a sentir lástima de que en el extranjero no pudieran deleitarse con este tipo de joyitas. Me congratula saber que tamaño ingenio no es privativo de ésta nuestra tierra.

Como bien sabéis, nunca inserto los vídeos de los anuncios pero, dado lo especial del aporte, hoy hago una excepción. ¿O pensabais que os iba a privar de esta obra de arte? ¡A disfrutarlo! Yupiiiii.

sábado, 4 de agosto de 2012

Vigesimoséptimo premio: Premio Super "Ehore"



El pasado 25 de junio, Mamá Ciruela del blog “Cómo Naciste” me pasó este premio, cuyo origen es fácil de identificar. Si no conocéis a Mamá Ciruela, os estáis perdiendo a una gran bloguera, que ahora está de vacaciones pero volverá, esperemos que con buenas noticias…

El premio trae preguntitas, así que, al lío:

1.- Confiesa un hecho supuestamente oculto y vergonzoso que pueda provocar alguna sonrisa más que un reproche.

Adoro mis pies y mis manos. Puedo pasar horas contemplándomelos y recreándome en la única cosa perfecta de la que me dotó la naturaleza.

 2.- Si pudieras ponerle una bomba en la taza del wc a alguien y salir inmune ¿quién sería tu víctima?

¿Quién sale inmune? ¿Mi víctima o yo? Interpreto que yo pero, como el caso es hipotético, pues tanto da. Se la pondría a la prima de riesgo. Vale, dicen por ahí que no es persona pero si establece grado de parentesco con algo, ya se la puede humanizar ¿no?

3.-Qué hacer en un día con un millón de euros pero sola

Meterlo en una cuenta numerada en Suiza. Eso me dará tiempo para pensar qué hago con él. A ver si hay narices a quitármelo…

4.-¿Cuál es tu postura favorita?

Desconozco el contexto de la pregunta. Duermo de lado o boca abajo con las manos debajo del pecho (más de una vez me despierto con un brazo dormido). Cuando me siento suelo estar con las piernas cruzadas y de otras cosas, no hablo, que una tiene su intimidad…

 5.- Cita a tu fotógrafo, escritor y libro, pintor y obra, actor, director, grupo o disco, favoritos, según el contenido de tu blog, y si no fuera de una materia concreta o no te apetece le plantas un homenaje al panadero de tu pueblo, a tu mujer o a quien estimes conveniente. Simplemente cuenta porqué.

O sea, que esto va de hablar de tu persona favorita en el mundo mundial. Pues soy yo. ¿Por qué? Porque tengo que aguantarme demasiado tiempo como para llevarme mal conmigo misma. Me caigo de lujo.

6.- Imagina tu puesto de trabajo. ¿De qué te gustaría llegar disfrazado un día cualquiera?

Pues de vagabunda a ver si se apiadan de mí y me suben el sueldo…

7.- ¿Cómo te gustaría que te hubieran llamado tus padres de no haber elegido el nombre que te pusieron?

Cuando era pequeña detestaba mi nombre porque es bastante rarito (al menos, aquí en España) y siempre me miraban con cara rara cuando decía mi nombre. En esa época me hubiese gustado llamarme Verónica, no sé por qué. Me gustaba y punto. Hoy por hoy, adoro mi nombre, justamente porque no es nada común.

8.-Finalmente puedes incluir una nueva pregunta al test y eliminar una de las anteriores (excepto la 4).

Elimino la 5 y la sustituyo por:

5.- ¿Tu personalidad ha cambiado mucho a lo largo de los años o has sido siempre más o menos igual?

9.-Que personaje histórico te gustaría haber sido?

Cleopatra. Quiero probar las bondades de la leche de burra.

Parece que hay que pasarlo a cuatro blogs (o así lo hizo Mamá Ciruela), así que mis nominados son:

Berlín 30, de “Tenerte por fin”  porque hace poquito que nos conocemos.

Lady Kitty de “De Humanos y Peludos” porque nos dejó sin su blog un tiempo y estoy encantada con su vuelta.

Nuria de “Nurinotas” porque es un sol. Y ya.

Dunia de “Belleza Halal” y otros tantos porque me ha pasado un anuncio que me daría material para dos posts.

Y eso es todo por hoy. ¿Cuál tocará el sábado que viene? Intriga, intriga, dolor de barriga. 

viernes, 3 de agosto de 2012

Recuerdos infantiles: Hip hip ¡Aro!

Mi lado narcisista a veces me impulsa a releer mis propias entradas y solazarme en mi prosa. Es por este motivo que hace unos días releí esto y me acordé de otro juguete que hizo mis delicias en mi infancia y que hoy, por ser viernes, paso a compartir con vosotros a fin de que todos pasemos un momento lúdico y ameno. Soy un alma generosa, a pesar de la egolatría.

El juguete que me dio por recordar fue el archiconocido aro de hula hop. Los que seáis más o menos de mi quinta recordaréis cómo se puso de moda eso de andar con el aro, que no tenía más divertimento que hacerlo dar vueltas pero del que debo admitir que me proporcionó horas y horas de sano entretenimiento. Sano para mí. La planta del ático, a la que arreé más de una vez con el dichoso arito, no opinaba lo mismo. Era un poto, aún lo recuerdo.

La historia había comenzado como quince días antes. Lo típico. Ves a una niña con aro, dos niñas con aro, tres niñas con aro y, a continuación, una caterva de niñas con aro. Ya me habían creado una necesidad. Yo quería un aro. No sólo lo quería. No podía subsistir un día más sin aro. No me explicaba cómo había sobrevivido en el mundo tantos años sin aro. Así que, tras varias semanas de “Mamacomprameunaro, mamacomprameunaro, mamacomprameunaro”, mamá cedió (por no oírme, supongo) y me compró el aro.

Al principio no me hacía yo con aquello. Me lo ponía en la cinturita de avispa y la fuerza de la gravedad hacía el resto mientras yo luchaba en vano por mantener el cacharro en movimiento. Pero, como una no será muy lista pero sí persistente, al final le pillé el truco. Y tanto que se lo pillé. Ya no sólo le daba vueltas en la cinturilla de avispa en posición estática. Andaba todo el día caminando por la casa con el aro girando y girando… Mi madre me llamaba a comer y allá que iba yo con aro semoviente y todo. Lo soltaba cuando mi progenitora ya ponía cara de “Espero por tu integridad física que no pienses comer con el remeneo que te traes”. Esa cara, ya sabéis lo que os digo; se aplica a múltiples circunstancias.

Cuando me cansé de dar paseos moviendo la caderita, aprendí a bajarlo hasta los tobillos y volverlo a subir, subirlo hasta el cuello y volverlo a bajar, lanzarlo en modo boomerang para que volviera donde yo estaba, desencajarlo para saltar con él a la comba (sí, tenía comba pero mola mucho más utilizar los objetos con fines para los que no fueron ideados) y demás habilidades circenses que, de haberlas explotado, podría andar ahora de gira con el Cirque du Soleil en vez de estar contando mis batallitas infantiles. ¿Será que me estoy volviendo vieja y por eso últimamente no hago más que rememorar y rememorar?

Desconozco cuál fue la moda pasajera que me haya sacado de mi ensimismamiento “arístico” pero tiene que haber sido algo super-mega-híper alucinante para que yo decidiera dejar de lado mi aro y, un día, deshacerme de él como si nunca hubiese existido (suspiro). Qué triste es la vida del juguete.

jueves, 2 de agosto de 2012

Subidón, subidón


Esta semana he vuelto al trabajo.

El lunes y el martes, pues lo típico. Un montón de cosas acumuladas en las dos semanas de ausencia que hicieron que mi estrés post-vacacional alcanzara niveles insospechados. Ayer miércoles ya lo había dejado todo controlado y pude respirar tranquila… por escaso tiempo.

Estamos todos trabajando en silencio, muy modositos, cada cual a sus cosas cuando, de repente, se empieza a oír la alarma de incendios. La tenemos justo en la puerta de entrada a nuestra oficina así que se oía y se oía bien.

No subía nadie a avisar que teníamos que salir por patas y, como una vez ya sonó sin motivo aparente y la cortaron a los dos minutos, seguimos tan tranquilos. Muchas luces no tenemos, no. Cualquier día va a ser como el cuento del lobo. El día que haya un incendio de verdad no vamos a salir hasta que veamos que nos van a consumir las llamas (las de fuego, no las primas de las vicuñas).

En fin, que como aquello no paraba le digo a mi compañero J. “Vamos a bajar a ver si el de Seguridad nos dice algo”. Informo a mi compañera V. (ya por todos conocida) que si pasa algo la llamo y la dejo encargada de mi bolso (hay que salvar el brillo labial aun arriesgando la vida).

Bajamos y el buen hombre nos dice que no pasa nada; que van a hacer obras y que han quitado una botonera (no preguntéis, nosotros tampoco entendimos ni papa) pero no dice nada de si piensan parar la alarma o no.

Volvemos a subir y contamos la incomprensible historia de la botonera. Trabajar con una alarma de incendios sonando constantemente saca de los nervios a cualquiera pero, no conformes con esto, de repente empieza a sonar un teléfono en un departamento que está justo al lado y donde no hay gente desde las cuatro de la tarde. El teléfono suena y suena, haciéndole los coros a la alarma. Le digo a V. que, si lo llego a saber, llamo a los asiduos de la Fabrik y de Radikal y montamos una Rave en un momento dado. Subidón, subidón.

Me puse música en el MP3 pero de fondo seguía oyendo la alarma, cual acompañamiento cutre-musical. Nuestro compañero D. se levanta y cierra la puerta que conduce al pasillo, con lo que se amortigua un poco el sonido. Viene el vigilante de seguridad (no sé si a mirar la famosa botonera) y, al salir, deja otra vez la puerta abierta. V. resopla y va a cerrar la puerta otra vez. Al rato, una chica que trabaja en otro proyecto en nuestra misma planta (no sabemos ni quién es) se va a su casa, dejando la puerta abierta. Esto ya es vacile. V. resopla más fuerte y cierra la puerta por tercera vez. Esto ya empieza a afectar a nuestros nervios, es como una tortura china.

Cerca de hora y media estuvo sonando la alarma. Vuelvo a bajar con J. a fumarnos un cigarrito y, al subir, constatamos que ya no suena. Hay como una turbina dando vueltas pero ya no emite sonido alguno. Columbramos que se ha roto y lo comentamos con nuestros compis al entrar.

 - No, no, no – Dice nuestro compañero M. – He sido yo, que la he hackeado.

- ¿Cómo que la has hackeado?

- Sí, la he inclinado y ahora, como no hace contacto, no suena.

A grandes males, grandes remedios. Sólo espero que la haya vuelto a dejar como estaba, que ya me veo el resto de nuestros días sin alarma… 

miércoles, 1 de agosto de 2012

Viernes mágico


Como seguramente habréis notado, a causa de vuestra agudeza visual y vuestra fidelidad a este humilde blog, el viernes pasado no publiqué nada. ¿Vagancia? No. Falta de tiempo.

Resulta que el jueves habíamos ido a comprar más muebles que necesitábamos y nos los trajeron el viernes a mediodía. Estuvimos montando muebles con el churri (la experiencia pasada nos hizo entrar en razón y no pedir que los montaran) pero no pudimos estar montando muebles mucho tiempo porque nos teníamos que arreglar para salir.

Como bien recordaréis, seres de naturaleza memoriosa, el pasado 14 de mayo servidora cumplió 34 añazos. Mi compañera V. (de la que os he hablado alguna vez; la que hace la estalagmita en clase de yoga, sí, ella) y otra compañera que ya no trabaja con nosotras me hicieron un obsequio sorpresa en connivencia con mi churri. El churri es, digamos, algo laxo y no pude disfrutar de mi regalo hasta el pasado viernes. Yo estaba de los nervios pensando dónde me iba a llevar.

Nos encaminamos al Metro Delicias y caminamos hasta la calle Tarragona, a la altura del número 15. Llegamos y me veo una puerta de madera con símbolos rarunos y un número XV, así, en romano. Fuera no hay carteles ni nada. Me digo “Ya está, estas me han mandado a un local de intercambio de parejas o a una secta o vete a saber a qué, verás como las pille”.

El churri toca timbre y le piden una contraseña. Ah, vale, no es un local de intercambio. Todavía puede ser una secta y podríamos pensar también que es una logia. El churri dice un palabro muy raro y entramos.

Dentro, poquita luz (a ver si al final sí va a ser un local de intercambio) y nos preguntan qué queremos beber. Nos pedimos un cóctel de frutas que estaba de vicio. Tratábase de un local pequeñito, decorado al estilo Barroco con pinta de teatrillo del siglo XVIII. Varias mesitas en el centro de la sala con sillitas alrededor. Me relajé cuando vi una familia con niños. ¿Quién va a llevar niños a un local de intercambio? En un extremo de la sala había un escenario. Estábamos en La Cripta Mágica. Un local que, según supe más tarde, lleva abierto la friolera de 25 años y yo, ignorante de mí, ni conocía. Conque íbamos a ver un espectáculo de magia. Chachi. Esto mola.

El dueño del local ejerce, a su vez, de presentador así que sale al escenario y, luego de una presentación muy divertida, nos presenta a quien nos va a ofrecer esa noche el espectáculo, un mentalista llamado Greca.

Se abre el telón y aparece Greca, con estética de Heavy Metal místico. Me tocó participar la primera (¿por qué me pasan siempre a mí estas cosas?) y se dedicó a jugar con mi mente haciendo que eligiese las cartas que a él le daba la gana. Muy bonito. Pagar para que te anden toqueteando la psique.

El espectáculo constó de dos actos donde participó todo el mundo, con hipnosis incluida. Greca me pareció, además de muy bueno en lo suyo, como ha de ser, muy simpático y divertido, por lo que hacía que la función fuese muy amena. Me fui con muy buen sabor de boca y con muchas ganas de repetir. Gracias, V. y S. por vuestro regalito. Fue una pasada, en serio.

Así que ya sabéis si estáis en Madrid (o pretendéis venir en algún momento) y os apetece pasar una noche tan mágica como la mía, no dudéis en llamar para reservar. Ahora están de vacaciones (que los magos también descansan) pero vuelven en septiembre. Tenéis toda la info aquí.