El pasado sábado convencí al churri para que me acompañase a
la presentación de la colección primavera-verano de "VayaTelita".
Dicen que la fe mueve montañas. No sé yo si será cierto pero
lo que sí pude comprobar en mis propias carnes es que un ansia de
desvirtualización mezclado con una pizca de deseo consumista consigue que este
ser por lo general de culo pegado a la silla se recorriera medio Madrid en pos
de la tierra prometida AKA el bar "El gusto es nuestro". ¡Qué lejos
estaba aquello! ¡Y qué viento hace por esos lares!
Pese a todo, llegamos (aunque más nos hubiese valido echar
merienda para el camino). Con mis pelos alborotados de loca conseguí
aproximarme al camarero diciéndole que buscaba a Telita, y que si tenía a bien
indicarme dónde se encontraba. Me dijo: "Es la que está ahí sentada".
Ahí que me aproximé y me recibió de lo más bien. Besotes, abrazotes, "Qué
bien que hayas venido", a lo que yo respondía "¿Cómo no iba a
venir?" (Bendito Metro de Madrid, nunca te valoraré lo suficiente).
Le presento al churri y nos sentamos a cotorrear. El churri
se pide un refresco. Yo me pido un café con leche. Sí, al mediodía, tenía frío
¿qué pasa?. Ahí estuvimos dándole a la sinhueso, hablando de moda y de
marketing y de un montón de cosas guays. Le mandé saluditos a Vaya, que no
había podido asistir pero seguro que hay ocasión de desvirtualizarla en algún
evento próximo. Eso sí, Telita me presentó a toda su familia, que estaban allí
todos reunidos. Qué envidia me dan esas cosas a veces...
Y ya por fin me pongo a cotillear las existencias. ¡Qué
cosas tan chulas! Lo quería todo, todo... Al final me decanté por un pantalón
tailandés (también utilizable como mono) que estaba reservado para cierta blogger asturiana pero es que yo lo
queríiiiiaaaa. Así que Telita me dijo que le hacía algún cambio y así yo
también podía tener el mío. Jejejeje.
También piqué con un colgante vintage que estoy deseando
estrenar (es que quiero usarlo con algo con escote y como que ahora mismo no
está la cosa para escotes, vaya primavera nos ha tocado en suerte).
Al terminar la desvirtualización y las compritas el churri
me puso ojos de cordero degollado para que fuésemos al centro comercial que
estaba al ladito, que tiene una tienda de éstas de muebles suecos, con lo que
me gusta a mí ir a tiendas de muebles o de decoración. Pero bueno, fuimos,
porque se había portado bien todo el día y casi no había dado la lata.
Llegamos a casa pasadas las cinco de la tarde y nos sentamos
a comer paella. Ole por nosotros. Eso es una merienda. Total, el café ya me lo
había tomado al mediodía...
Pues lo dicho, que estoy encantada de haber conocido a
Telita, que es de lo más simpática y que transmite un buen rollito que pa´qué.
Y también estoy feliz de sumar una nueva prenda "Vaya Telita" a mi
armario. No debería haber persona en el mundo sin un "Vaya Telita"
original. Así que ya sabéis.