Crónicas Felinas XXXVI: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Marrameowww!!!

Como sabréis, la bruja y el consorte llevaban amenazando desde el Pleistoceno con viajar a Albacete. Parecía que la cosa no iba a tener fácil solución, ya que en la capital de nuestro amado país lleva lloviendo desde tiempos inmemoriales y no tiene pinta de querer parar a corto plazo.

La bruja debe pensar que es de azúcar y que va a derretirse si se pone en contacto con el líquido elemento, por lo que sacarla de viaje con mal tiempo es misión imposible.

Por tanto, para evitar problemas de ser borrado del testamento en un futuro, el consorte optó por irse solo a ver a su familia, dejando a la bruja de Rodríguez y dejándome a mí, por añadidura, abandonado a mi suerte, a merced de terribles maldades.

Total, que el viernes por la mañana, según veía yo al consorte preparando la mochila, lo miraba con ojos de gato con botas (el de Shrek, que es mi ídolo), como diciéndole “¿Por qué me haces esto? ¿Acaso te he fallado alguna vez? ¿En alguna ocasión he puesto mala cara a la bazofia de comida que me dais?”

Pero nada, no hubo caso. Allí que se fue y no volvió hasta el sábado por la noche. La bruja tampoco parece haberlo pasado muy bien durante la ausencia del consorte. Yo la veía como un alma en pena. De la tele al ordenador. Del ordenador a la tele y mandando un montón de mensajitos por el móvil cual adolescente descocada. Menos mal que ya ha terminado el suplicio (el suyo y el mío).

Por lo menos, me ha traído jamón.

Prrrrrrr.