Bueno, pues este cuerpito se va de vacaciones de Navidad. En
realidad, laboralmente hablando, tengo sólo dos semanas y, encima, separadas
entre sí, pero como ya sabéis que cada vez que me voy de vacaciones me cuesta
volver a reenganchar el ritmo normal y que en estas fechas tan señaladas media
blogosfera está demasiado ocupada comiendo polvorones como para pasarse por
estos lares y esto queda más muerto que una rave en un pueblo amish, pues
cierro el chiringuito hasta enero. Ahí, confiando ciegamente en que me estaréis
esperando cuando vuelva.
No soy yo de hacer balances anuales pero tengo que reconocer
que este 2016 ha sido, por decirlo de una forma diplomática, algo convulso, sobre
todo en lo que a trabajo se refiere. Espero que el 2017 me traiga cosas mejores
o, al menos, que no me traiga nada peor, que con eso yo ya me daría por satisfecha.
Un placer haber compartido este añito con vosotros y espero
que el año que viene haya muchos anuncios pesadillescos, que Forlán siga
haciendo de las suyas y que me sigan pasando cosas raras en general, para poder
venir a contároslas.
Sed buenos, vigilad las calorías navideñas y que los Reyes Majos os traigan todo lo que les pidáis,
que sé que os lo merecéis aunque más no sea por haberme aguantado.
¡Feliz 2017, gentuza!