Aprovecho estas fechas tan señaladas para escribir algo en
el blog, que eso de cerrar el año con un post hablando de un invento para
evitar el olor de las deposiciones le resta bastantes puntos de glamour a este
sitio, ya de por sí bastante en decadencia últimamente.
Quienes me conocéis desde hace tiempo sabéis de sobra que no
soy muy navideña que se diga. Vaya, no soy nada navideña. Soy el Grinch,
básicamente, así que nunca se me ocurre qué decir en estas fechas tan emotivas
donde parece que todo el mundo anda con los sentimientos a flor de piel y llora
con los anuncios de turrones (y con los precios de las tiendas, que eso sí es
para llorar).
Podría hacer una lista de cosas que este año he hecho por
primera vez pero tampoco se me ocurren tantas. A ver…
- Visité Patones de Arriba
- Visité Salamanca
- Probé la comida etíope
- Completé con éxito la primera escape room de mi vida
- Eché horas extra en el trabajo
- Me volví una vaga redomada con el blog
Y no se me ocurre más. Caigo en la cuenta de que todas las
mencionadas corresponden a la segunda mitad del año, así que, o bien la primera
mitad fue un fiasco total o bien me estoy empezando a volver una abuela
desmemoriada que sólo recuerda cosas a corto plazo.
También podría hacer una lista de propósitos pero nunca he
sido amiga de hacer ninguna porque soy una inconstante y al final nunca cumplo
y me frustro y arrastro la lista al año siguiente y entro en un bucle sin fin
que dudo yo que sea sano para mi escasa estabilidad mental. Sólo diré que
espero superar este bache de sequía creativa y volver al blog con un poco más
de asiduidad. Cosas que contar tengo; como mi experiencia en la escape room o
en Patones de Arriba, por ejemplo. El tema es sacudirme la pereza y sentarme a
darle a la tecla, lo cual está un poco complicado de momento.
Como deseo, podría pedir que en el sorteo de Navidad del año
que viene me toque algo… que este año ni un reintegro, oye. Y lo peor es que
después del sorteo se me queda grabado a fuego el soniquete de los niños de San
Ildefonso y tengo la sensación de que todo lo que digo durante el día lo digo
con ese canturreo. “Voy a bajar la basuraaaaaa. Yaaaa vuelvooooo”.
En fin, que lo único que pretendía era dar señales de vida
antes de que se me vaya este poco prolífico año y desearos a todos muy felices
fiestas. Que las paséis rodeados de gente o de gatos o completamente solos sin
nadie que os moleste si ese es vuestro gusto. Vamos, que hagáis lo que os dé la
gana, que es la mayor de las felicidades.
¡Feliz 2019 para todos!