Ay, los anuncios de perfumes… cuántos momentos de destripe
nos proporcionan. Hay veces en que quieren hacer algo tan artístico que al
final no sabemos qué es lo que nos quieren vender y éste, precisamente, es uno
de esos.
En la tele había visto cortes donde no entendía nada. Por
suerte, he podido ver en TúTubo que, en realidad, esos cortes pertenecen a un
vídeo de tres minutos de duración donde… tampoco he entendido nada pero he
flipado durante más tiempo.
La cosa va así: Una chica está sentada a una mesa en lo que
parece ser una gala o una entrega de premios. Todo el mundo disfruta mucho
menos ella, que tiene una cara de angustia y de aburrimiento mortífero que no
puede con ella. Se excusa con la mujer que tiene al lado (o eso supongo, porque
no hay diálogo) y sale al descansillo. Allí se pasea con paso cansado y parece
a punto de romper a llorar pero, de repente, empieza a sonar una música y no sé
si la posee un ser del inframundo o si le da un ataque o qué pero empieza a
poner caras muy raras y a hacer movimientos que se asemejan a convulsiones.
Sale del descansillo dando patadas e, incluso, en un momento dado se muerde una
mano como si fuese un bocadillo de
panceta, así porque sí. Pasa haciendo el baile del gorila delante de un espejo,
hace la araña al mejor estilo “El exorcista” frente al espejo siguiente y se
pone a discutir con el busto de algún señor muy importante (supongo, porque si
no, no le erigirían un busto). Una vez terminada la discusión, le da un lametón
en la frente. Muy normal, todo.
Sube unas escaleras a toda carrera y, al llegar a la planta
superior, se acerca por detrás a un hombre que habla por el móvil (no sé si es
el vigilante de seguridad o uno que también se aburría soberanamente en la
cena) y lo mata con sus propias manos, sintiéndose muy poderosa. Aquí ya la cosa toma un cariz todavía más
raro y se adentra en un pasillo disparando rayos láser con los dedos. Caen
cachos de revoque del techo y un jarrón con pinta de caro vuela en pedacitos.
Se sube a una mesita donde intenta sin éxito detener el
movimiento de sus brazos y piernas y, al no conseguirlo, se deja llevar hasta
el escenario de un teatro sin público (afortunadamente para ellos) donde
ejecuta un par de pasos de baile y del que termina dejándose caer.
Sin fracturas a la vista, sale del edificio y se dirige
dando saltos y volteretas en el aire hasta un ojo gigantesco hecho con flores o
con papel maché o no sé con qué. Levanta los brazos delante del ojo y,
finalmente, atraviesa el iris flotando por el aire. Se da golpes en el pecho
como un orangután y nos muestran, por fin, el frasco de perfume.
No le encuentro el sentido a todo esto, así que os dejo a
vosotros la tarea de intentar interpretarlo. He visto en Internet varios
intentos de explicación hablando de los Iluminati, los masones y el ojo de Horus
pero yo destripo los anuncios por las risas, no para alimentar teorías
conspiranoicas.