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viernes, 31 de agosto de 2012

Seis signos de que hemos pasado de los treinta


Para los que somos de mi quinta, han pasado más de veinte años desde que escucháramos por primera vez en la tele la cancioncilla de nuestra primera colonia.

Hoy por hoy, podríamos utilizar el mismo soniquete para explicar qué se experimenta al haber pasado la barrera de los treinta (o de los treinta y...). Sería algo así (no vale sólo leerlo, hay que cantarlo a voz en grito para que se enteren los vecinos):

Tu primera cana.

Tu primer poro abierto.

Tu primera arruga, qué duro es…

Tu primer achaque, tu primera variz.

Tu primer “dolorcillo”, Chispas!!!

¡¡¡Los tengo casi todos!!! Sólo me van faltando los poros abiertos para considerarme una treintañera completa. Ojo, que tampoco me traumatizo pero sí que es, cuando menos, “sorprendente” eso de mirarse a diario al espejo y encontrarse cada día una cosa diferente y llegar a conclusiones como “Esto no debería estar aquí” o “Esto antes estaba en otro sitio”.

El post de hoy puede parecer corto pero es que me ha costado lo mío reescribir la letra de la canción dándole algo de sentido y respetando la métrica. No iba yo para compositora, no.

P.S. Sé que estoy atrasadísima con vuestros blogs. He tenido una semana bastante ajetreada. Prometo ponerme al día en el finde. 

jueves, 30 de agosto de 2012

¡¡¡Que no quiero ponerme borde, córcholis!!!


Lo que me ha venido sucediendo los últimos días es una pesadilla digna de película de sobremesa de un sábado. Estoy pensando seriamente en venderle los derechos a una productora.

Todo empezó la semana pasada. Estoy en el trabajo cuando de repente suena mi móvil. Yo me sorprendo porque normalmente no me llama ni el tato (quien me conozca un poco sabe que el móvil lo llevo un poco por adorno y otro poco por imposición social). Miro la pantallita y veo que el móvil desde el que me llaman no lo conozco de nada. Atiendo temiendo lo peor y acierto. Es de mi compañía de telefonía móvil, que quieren ofrecerme telefonía fija y ADSL para mi hogar dulce hogar. La conversación se desarrolla tal que así:

- Mi nombre es XXX XXX y le llamo de la compañía BocaChanclaFone. Queríamos ofrecerle telefonía fija y ADSL para su domicilio. ¿Cuánto paga actualmente por estos servicios en su casa?

Una, que ha trabajado de teleoperadora (de atención al cliente, eso sí), de formadora de teleoperadores y de coordinadora de teleoperadores siente como una cierta ternura por el gremio por lo que intenta no ponerse borde y responder con sinceridad:

- Pues la verdad es que no lo sé porque esos servicios no están a mi nombre.

- Muy bien, Sra. XXX, pues ya la llamaremos en otro momento.

Le doy las gracias y cuelgo el teléfono ojiplática. ¿Qué parte de “no están a mi nombre” no ha entendido? Le estoy diciendo que no soy la titular de los servicios. Tanto da si sé a cuánto ascienden las cuotas como si no. El cambio de compañía sólo puede tramitarlo el titular del servicio. Esto es lo que se conoce comúnmente en telemárketing como “escucha activa”, que en términos cotidianos se traduciría como “presta atención a lo que te dicen, so empanao”. A esta chica, evidentemente, la escucha activa le fallaba mucho.

El caso es que cumplieron la promesa. Vaya que si la cumplieron. Estuvieron llamando durante toda la semana con un promedio de dos llamadas diarias. Por H o por B nunca podía atender la llamada cuando intentaban ponerse en contacto conmigo (tampoco es que pusiera yo mucho empeño, la verdad sea dicha. No ardía en deseos por otra conversación de besugo). Finalmente lo consiguieron en el tercer intento del pasado sábado.

Esta segunda conversación se reprodujo básicamente en los mismos términos que la anterior con la diferencia de que la chica que me llamó en esta ocasión andaba mejor en escucha activa. Cuando le digo que ya le expliqué a su compañera que no soy la titular me dice:

- ¿Y quién es el titular?

Alucinando pepinillos me quedé. Lógicamente la culpa no la tiene ella sino la porquería de speech que le dan así que, una vez más, intenté no ponerme borde y decirle:

- Como comprenderás, no puedo darte datos de una tercera persona.

- No, pero sólo necesitamos un nombre común y corriente (lo de “común y corriente” me trastocó un pelín) para apuntarlo aquí.

Aquí ya me estaba costando sudores fríos el no ponerme borde y le repito:

- No voy a darte el nombre de una tercera persona.

- De acuerdo, gracias por atenderme.

No me dio tiempo a añadir más. La muchachita ya me había colgado en los morros.

Estaba yo blasfemando contra las técnicas de venta de la compañía cuando, media hora más tarde (no exagero, fue media hora más tarde) me llama una tercera chica para ofrecerme otra vez lo mismo. Le digo así sin más:

 - Es la tercera vez que me llamáis por lo mismo. Ya os he explicado dos veces que sí tengo telefonía fija y ADSL en mi casa pero que no soy la titular de los servicios.

Se lo digo despacito, con voz clara, a ver si es que yo ando necesitando un foniatra y no me había dado cuenta hasta ahora. La tercera chica debía ser la experta porque ni me dijo que me volvería a llamar ni me pidió el nombre del titular. De momento, no han vuelto a llamar así que supongo que a la tercera fue la vencida y me quitaron del listado de llamadas a emitir.

A veces me ofendo cuando la gente pone a caldo a los teleoperadores porque sé lo que se sufre pero cuando me encuentro con este tipo de cosas, la verdad, no me extraña. Qué cruz. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

Crónicas Felinas IX: Atrapados


Meowww a todos!!!

Por fin la bruja malvada me ha dejado comentaros algo porque el lunes, cuando me disponía yo a echar espumarajos por la boca, me apartó de muy mala manera diciendo “Te esperas al miércoles, que hoy tengo algo muy importante que contar” y me quedé con las ganas.

Pero mira, no hay mal que por bien no venga porque gracias a haberme esperado un par de días ahora tengo más motivo para ponerla verde.

Resulta que en el portal de nuestro edificio pusieron un cartel, diciendo que hoy miércoles iban a fumigar para proceder a la “desinsectación” de las zonas comunes. No lo entiendo; esto ya está más que desinsectado, no hay polilla, araña, mosca ni demás bicho viviente que escape a las garras de Forlán y de un servidor.

El caso es que la bruja y el consorte tenían miedo de que anduviésemos cerca de la puerta, no fuera cosa que fuésemos a aspirar vapores del producto que echen, sea el que sea, de manera que nos han prohibido el acceso al pasillo. Estoy escribiendo esto por la mañana y no sé a qué hora nos van a liberar pero, en este momento, nuestro único radio de acción se circunscribe al dormitorio, el salón y la terraza, que es lo que comunica el dormitorio con el salón. Aburridicos estamos ya de dar vueltas en modo bucle interminable (salón-terraza-dormitorio-terraza-salón-terraza…).

Me pregunto yo ¿hay derecho a semejante vejación? Dudo que el producto que usen huela a mousse de salmón así que no creo que vayamos a andar esnifando detrás de las puertas para deleitarnos con la deliciosa fragancia del veneno. Se lo he intentado explicar a la bruja pero con la excusa de que no entiende los maullidos se hace la loca. Bueno, no, loca no se hace porque lo está. Digamos que se hace la loca desentendida.

En la próxima entrada ya os ampliaré información y os comentaré cuántas horas duró nuestro encierro.  Esto es un atentado a los derechos gatunos. Creo que incluiré este nuevo episodio a la demanda. El abogado no me dice nada de momento porque para cuando termina de redactar la denuncia le vengo con algo nuevo y tiene que volver a empezar. La última vez me dijo algo muy raro sobre que le estaba tocando no sé qué… Creo que tuve de eso de pequeño pero un día me llevaron al veterinario y volví sin ellos.

Muchos ronroneos para todos,

Luhay de Montecristo.

martes, 28 de agosto de 2012

Ustedes Dirán VI: La asquerosita (sugerido por Inma)


Inma, del blog “Inma y su Mundo” me ha pedido que ahonde en el tema de los escrúpulos que tengo.

Ya os había comentado en alguna entrada que mis manías, en ocasiones, rayan lo enfermizo. He aquí una lista con las principales.

1) Soy incapaz de compartir vasos o cubiertos. Da igual con quién sea. Las cosas de la comida son sagradas y esto me obliga a hacer unas cosas muy raras en los restaurantes donde, luego de examinar los utensilios con rigor científico, procuro coger la comida directamente con los dientes para no tener que chupar el tenedor. Esto provoca que parezca que tengo un tic en la boca pero no puedo evitarlo. De morder el mismo bocadillo, galleta o trozo de pizza de otro, mejor ni hablemos.

2) Si voy a hoteles de dudosa categoría, me llevo mis sábanas y mis toallas. Me muero del asco sólo de pensar dónde han estado antes estos trozos de tela así que, si no tengo la certeza de que hayan sido previamente hervidos, me llevo los míos. La consecuencia de esto es que parezco un beduino peregrinando por el desierto dondequiera que vaya.

3) En el Metro soy un cuadro. En cuanto salgo de ahí tengo que ir a lavarme compulsivamente las manos y hasta los antebrazos. Tampoco soy capaz de comer nada en el Metro porque me imagino las bacterias pululando sobre mi alimento. Intento no cogerme a la barra porque vete a saber qué puede haber ahí, lo que hace que en cada frenazo o acelerón, parezca un saltimbanqui espasmódico.

4) No puedo soportar ningún tipo de conversación escatológica. Esto, que podía ser una simple muestra de buen gusto, alcanza en mi niveles extreme y no es sólo que no me guste, es que se me revuelve el estómago y acuso unos síntomas que en términos médicos se conocen como “un mal cuerpo que pa´qué”.

5) No tolero ir a un baño público a no ser que la cosa ya sea de vida o muerte por lo que suelo llegar a mi casa con la vejiga del tamaño de un balón de fútbol reglamentario. Si no tengo más remedio que ir a un baño por ahí, me dedico a tocarlo todo con papel y a hacer unas contorsiones que si me ven los del Cirque Du Soleil me contratan para un número. Al salir del recinto, intento no tocar la puerta de las manos lo que, dependiendo del grado de dificultad, puede hacer que tarde años en salir.

Pues sí, así de asquerosita soy yo. Estoy segura de que tengo todavía más manías pero no quiero analizar más mi subconsciente, no sea cosa que suelte a la porra el ordenador y me vaya corriendo al psiquiatra. Mejor dejar las cosas como están.

Pues este ha sido mi Ustedes Dirán de hoy. Ya sabéis que espero vuestras propuestas para futuras entradas en esta sección. Bueno, utilicemos términos adecuados. No las espero. Las exijo. 

lunes, 27 de agosto de 2012

Doscientos posts como doscientos soles


Hoy he sacado a Luhay a empujones de delante del ordenador, quien ya estaba planificando su entrada de hoy, buscando una nueva excusa para ponerme verde (que se cree que no le leo, pero sí) y le he dicho “Te toca esperarte hasta el miércoles, que tengo una cosa muy chupi-guay que contar”. Al oír la palabra “chupi-guay” ha puesto los ojos en blanco como diciendo “ya está la Campanilla ésta con sus memeces”, ha suspirado y se ha bajado de la silla.

Y aquí me he apoltronado yo con todas mis posaderas para compartir con vosotros este momento histórico que me llena de orgullo y satisfacción. Con ésta conformamos la entrada número doscientos de este semi-ilustre blog.

Parece que fue ayer cuando escribí mi primera entrada, pensé un nombre para el blog (sí, escribí la entrada antes de tener blog, una es así) y me lancé por segunda vez en mi vida a este delirio cibernético. Pues sí, parece que fue ayer pero han pasado casi ocho meses y, con ésta de hoy, ya os he contado doscientas chorradas, he superado las veinte mil visitas, tengo setenta sufridores seguidores, he recogido treinta premios, he desvirtualizado a siete personas estupendas y estoy pletórica. Casi se podría decir que ya he escrito un libro (de chorradas, pero libro al fin) que ha sido leído, al menos en parte, por setenta personitas. Me va faltando el árbol y el hijo. Como lo del hijo no lo veo, voy a ver si esta semana me dedico a recorrer viveros.

¿Qué decir pues? Que muchas gracias por estar ahí, que si no me he cansado hasta ahora de este invento es porque leeros y que me leáis me da fuerzas y ánimo para seguir, que me enorgullece tener lectores tan fieles, que me siguen y me comentan desde el principio de esta andadura y que habéis soportado estoicamente mis doscientas piradas de pinza. Doscientos besos os merecéis cada uno de vosotros porque sois vosotros los que hacéis que esto vaya para adelante y que a veces tenga que devanarme los sesos pensando qué leches contaros.

Así que hoy levanto una copa virtual por todos vosotros (por los que leen a diario, por los que leen de vez en cuando, por los que han leído alguna vez, por los que nunca comentan, por los que comentan siempre y por los que comentan a veces y por los que me mandan mails para decirme cosas bonitas) para agradeceros el haberme acompañado todos estos meses y con la ilusión de que nos sigamos leyendo muchos, muchos, meses más.

Simplemente… GRACIAS.

P.S. Perdón por la pastelada pero la ocasión lo merecía. Para el post 201 prometo volver a mi tónica sarcástica habitual. Álter dixit.

domingo, 26 de agosto de 2012

Anuncios Pesadillescos XVIII: Saliendo airosas


Estás en una comida de negocios. Puede ser porque seas la intérprete de finlandés, porque pienses asociarte con una Corporación Multinacional o porque seas la amante del jefe. Tanto da.

El asunto es que, en mitad de la comida, comienzas a sentirte hinchada y temes por el comensal que tienes sentado enfrente, a quien el botón de tu pantalón amenaza con dejar tuerto en cualquier momento. De repente, una voz en tu cabecita te pregunta “¿Te molestan los gases?” y comienza a explicarte que éstos son unas burbujas vestidas de rosa que flotan en una piscina climatizada alojada en tu barriga. Las muy lagartonas se dedican a tirarse en bomba, inventarse coreografías de natación sincronizada, escupir agüita y hasta a bailar ballet. Si no has captado bien el mensaje será porque eres muy de letras y tanto tecnicismo científico hace que te pierdas un poco en la explicación porque la vocecita explica e ilustra con todo tipo de detalles el proceso exacto de lo que está sucediendo en tu organismo.

Volvamos a tu comida, que es lo que interesa. Seas o no de letras, el problema que tienes ahora mismo es que sientes que estás a punto de estallar y no quieres que tus futuros socios o los colegas de tu amante o quienes quiera que sean piensen que pretendes demostrar en vivo cómo sería el derrumbe del edificio decimonónico que pretendéis tirar abajo siguiendo vuestros maquiavélicos planes de expansión empresarial para poder construir allí un edificio de oficinas. Tranquila. Tu problema tiene solución. Hay unas pastillitas que masticas y te quedas como nueva. Además, para garantizar la privacidad y la discreción que el momento requiere, cuentan con la función de volverse invisibles ante el resto de personas, por lo que puedes sacar el bote directamente en la mesa, sin necesidad de ir al baño ni nada y ponerte a masticar las pastillitas como si nada mientras cierras el trato. Nadie sospechará nada.

Al más mínimo contacto con las pastillitas, las burbujas rosas entran en estado de pánico, saliendo de la piscina dando gritos de terror. Son como nitroglicerina para ellas.

Así que ya sabes, si estás en una comida importante, tú saca el bote de pastillitas y, si temes porque la función de invisibilidad del mismo no se active convenientemente, siempre puedes disimular ofreciéndolas al resto de asistentes de la comida, diciendo que son caramelitos, pastillas de éxtasis o lo primero que se te venga a la cabeza. El asunto es mantener a salvo tu secreto y tú, avezada mujer de negocios, seguro que tienes pensadas un par de excusas que pueden salvarte llegado el caso. Saldrás airosa. 

sábado, 25 de agosto de 2012

Trigésimo premio: Diversión 1 – Competitividad 0




Hola guapetones/as. Hoy no me voy a explayar mucho porque tengo un jaquecón que me está matando de una forma sádica y desvergonzada pero no podía dejar de publicar mi premio de esta semana.

Es el número treinta para mi colección, así que me hace mucha ilusión por este número tan redondito que tiene. Me lo entregó Irene de “MisTortuguitas” el pasado 31 de julio. Adoro a Irene. Esa forma que tiene de hablar de sus niñas con tanto cariño me enternece mucho. Muchas gracias, guapa!!!

No tiene penitencia, salvo la de pasarlo a diez blogs con menos de 200 seguidores (recuerdo que este hándicap solía enmarcarse dentro de los 100 seguidores pero se ve que por cosas de la  inflación blogueril ahora estamos en los doscientos. Me fastidia esto porque parece que porque un blog sea popular no se merece premios pero en fin, las normas son las normas). Al lío:

1- Estela, de “Mi pequeño gran mundo

2- Nuria, de “Fragmentos de mi vida

3- Elvira, de “Mi familia y otros animales

4- Ariadna, de “Los violines de Ariadna

5 – Siempre, siempre positiv@ (alias “La Alpaca”), de “Siemprepositiv@"

6- Gladys, de “Integral Woman” 

7- Inma de “Inma y su mundo” 

8- Dunia de “Belleza Halal” 

9- La mamá de Pía y Beltrán, de “De dos a cuatro en mes ymedio” 

10- Rocío, de “De lluvias y paraguas” 

A disfrutarlo y a ver si me mandáis un ibuprofeno virtual o algo… 

viernes, 24 de agosto de 2012

Anecdotilla tierna para empezar el finde


Antes que nada, imperdonable el no haber publicado ayer pero organicé fatal mi tiempo y me pilló el toro. Cosas que pasan.

Paso a relataros hoy una breve anécdota que me ha sucedido esta semana.

De sobra sabéis que soy fan de la gata anodina esta de la que sacan todo tipo de merchandising y de la que ya hablé en una ocasión anterior. Colecciono artículos suyos como si no hubiera un mañana. Pues bien, entre todos mis enseres tengo pañuelitos de papel estampados con su careto (los cuales me hace mucha gracia ofrecer a mis compañeros masculinos cuando me piden un pañuelito porque se quedan como dudando si cogerlo o aguantarse la moquera).

Pues bien,  mi jefa tiene una sobrina de siete años que también es fan de la bicha y hace un tiempo le di  un pañuelito de estos para que se lo llevara a su sobrina (creo que en alguna ocasión le había dado una tirita, que también tengo tiritas de la personaja). De esto tiene que hacer como un año ya, que parece que no viene a cuento pero sí viene. Tened paciencia.

El asunto es que llego el miércoles a mi trabajo y me encuentro una cajita de pañuelos decorados del simpático animalito encima de mi teclado. Cuando viene mi jefa de comer le pregunto si ha sido ella quien los ha puesto ahí, dado que ya en alguna ocasión me ha regalado libretitas y cosas así. Me dice que sí pero que no va de parte de ella. Que es de parte de su sobrina que había estado en el super con su madre y encontraron los dichosos pañuelitos. Su madre cogió una cajita para la niña y la niña le dice “Coge otra cajita para regalársela a la chica que trabaja con la tía, que una vez me regaló un pañuelito”.

Puede parecer una tontería pero la historia me llegó al alma. Una niña tan pequeña que se acuerde de algo así desde hace tanto tiempo y que tenga el detalle de agradecerlo así sin conocerme de nada… No sé. Me pareció algo tan tierno que pienso que merece la pena plasmarlo en el blog, aunque más no sea para que mantengamos la esperanza en el buen corazón de la gente.

Muchas gracias, mi niña!!!!

miércoles, 22 de agosto de 2012

El chulo-metro


En verano podemos disfrutar de un personaje autóctono que puebla nuestras costas. El chulo-playa. No voy a ahondar en un profundo análisis sobre este personajillo porque es de sobra conocido por todos pero para quienes, como servidora, este verano no hayan ido ni piensen ir a la playa lanzo este mensaje de esperanza para que veáis que no todo está perdido y que se puede disfrutar de una persona igual de entrañable sin salir de la ciudad.

Se trata del chulo-metro.

Al chulo-metro lo reconoceréis, en primer lugar, por su atuendo y porque nunca va solo. Es una especie que vive en comunidad (o manada, según se mire). Su atuendo básico consistirá, mayoritariamente, en pantalones dos o tres tallas más grandes, con lo fondillos a escasos diez  centímetros de las rodillas, zapatillas deportivas de colorines (si pueden ser fluorescentes ya son los amos) y camisetas de equipos de baloncesto o, para los más atrevidos, de rejilla para lucir sus pectorales. El conjunto se puede rematar con una gorra de New York o de la marca deportiva esta que no hace más que repetir que “lo hagas y ya te dejes de zarandajas”. Totalmente prohibida la gorra de Recambios Manonolo. Ésta pertenece a otra tribu urbana, popularmente conocida como “domingueros” y no queremos que se inicie aquí una pelea de pandillas.  El pelo suele ir cortado a lo Cristiano Ronaldo, aunque han pasado por diferentes estilismos según el dios futbolero al que adoren en el momento. Son politeístas.

La manada ingresará al vagón del metro con alguna música tribal en su teléfono móvil, para que se note que está allí y porque no existe tribu en el mundo sin sus cánticos tradicionales. El chulo-metro puede escuchar reggaetón o bakaluti y no sólo nos deleitará con los sones del cántico elegido sino que, amablemente, se dedicará a bailarlo y corearlo a voces haciéndonos partícipes de su milenaria cultura.

Una vez que se cansan de cantar y bailar, se dedican a hacer flexiones en las barras del vagón, que originalmente están puestas para que la gente no se caiga pero ellos, que son muy ingeniosos, han conseguido buscarle una segunda utilidad haciendo del Metro su gimnasio particular. Los más avanzados optarán por subir y bajar la barrita con los tobillos cruzados e, incluso, con una sola mano en un arrebato de habilidades gimnásticas.

Mientras tanto, el resto de la manada observará el ritual de su líder mientras aplauden, chillan y se dan puñetazos los unos a los otros en un innegable gesto de camaradería chulo-métrica. No confundir con agresividad. Se pegan porque se quieren. Llevan el refrán “quien bien te quiere te hará sufrir” hasta las últimas consecuencias.

A veces van hembras acompañando a la manada. Suelen ser las elegidas para la procreación por algunos de los miembros de la tribu (al menos, durante esa semana). Durante el despliegue de habilidades de sus machos, se dedicarán a sacarse mutuamente fotos con el móvil poniendo morritos para subirlas luego a las redes sociales, corear los mismos cánticos que el resto de sus congéneres y, si se tercia, llamar por teléfono con el manos libres a otra hembra de la manada que, por circunstancias diversas, no ha podido acompañarlos en la expedición.

Así que, si en algún momento os encontráis con personajes de estas características en el Metro, ya sabéis a lo que os atenéis. Avisados quedáis. 

martes, 21 de agosto de 2012

Ustedes Dirán V: Actorcito español, actorcito valiente (sugerido por Trax)

A solicitud de Trax, del blog “Estrellas en los ojosa quien creo que no hace falta ni presentar, escribo hoy una especie de secuela de este Ustedes Dirán donde hablaba de mis actores preferidos. En esta ocasión, Trax me pide que haga lo mismo pero con actores españoles.

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas y, en este caso, no seré yo quien haga una excepción. La razón en simple. Consumo muy poco cine español (Sí, ya lo sé. Está muy mal, hay que defender el arte patrio, bla bla bla) no porque tenga nada en contra, he visto truños y cosas muy buenas como en cualquier otro tipo de cine pero no, no suelo verlo mucho, las cosas como son.

Como consumo poco cine español, no voy a poder explayarme tanto y tal vez mis críticas no sean tan objetivas como en la anterior ocasión, ya que no he seguido de cerca la carrera de nadie, la verdad. Pero como nobleza obliga, acepto el reto y a ver qué sale de aquí.

Escojo, como en la anterior ocasión, uno de cada sexo para cada categoría, aunque esta vez no pongo que “me chiflen” ni que “no soporte” porque, como digo, no puedo juzgar a nadie con tanta vehemencia.

Actor español que me gusta

No es lo que se dice “mítico” pero le conocí con papeles de comedia, donde me parecía muy bueno y al haberle conocido también algún papel dramático y ver que también se desempeñaba bien, me voy a quedar con Fernando Tejero.

Como casi todos, el primer contacto que tuve con él fue a través de la popular serie “Aquí no hay quien viva”, donde encarnaba a Emilio, el portero, sin el que la serie sencillamente no hubiese sido lo mismo.

Posteriormente lo vi en películas como “Días de Fútbol”, “El penalti más largo del mundo” o “Va a ser que nadie es perfecto”. Más tarde, como decía, pude ver cómo se desarrollaba en un papel dramático, concretamente en “5 metros cuadrados”, película que me gustó mucho por la forma en que retrata el drama que muchas familias han vivido por la paralización de obras a raíz de la crisis inmobiliaria. También me gustó el papel que interpretaba en “La chispa de la vida” que, si bien es un personaje caricaturesco, nunca había visto a Fernando Tejero haciendo de malo y también me llamó mucho la atención.

Actriz española que me gusta

No sé si será porque la he visto en el cine desde que tengo uso de razón y casi siento que me haya criado en cierta forma con ella pero voy a elegir a Carmen Maura. Eterna chica Almodóvar que me ha cautivado tanto en comedia como en drama. No podría quedarme con una película en la que ella aparezca. Es como un todo, aunque la que más recuerdo es “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, supongo que porque la vi como mil veces. Eran las épocas en las que Almodóvar hacía cine surrealista pero sin llegar a ser un delirio incomprensible pero esa es otra historia.

Actor español que no me gusta

Mario Casas. Ni recuerdo la primera vez que lo vi pero no me gustó ni en “Mentiras y Gordas” ni en “Fuga de Cerebros” y prefiero no ahondar en el papel de macarrilla romántico que le tocó en “Tres metros sobre el cielo”. Ni qué decir tiene que no tengo intenciones de ver “Tengo ganas de ti”. Lo veo vacío. Una cara guapa que a mí no me transmite nada. Sobre todo en Mentiras y Gordas se me quedó escasísimo, sobre todo teniendo en cuenta que tenía un personaje con muchísimas posibilidades. Nada, que no me gusta, qué le vamos a hacer…

Actriz española que no me gusta

Aquí, casi sin dudarlo, opto por Penélope Cruz. Prácticamente toda su carrera se ha basado en hacer papeles de histérica (lo cual le valió un Oscar, dicho sea de paso. Voy a tener que dedicarme a hacer pruebas de cámara cuando esté ovulando o algo). No consigo pensar en ella de otra forma. Cierro los ojos y la veo chillando hasta desgañitarse. No hay nada que hacerle. La he visto chillando en “Jamón, jamón”, la he visto chillando en “Vicky Cristina Barcelona”, la he visto chillando en otra que ni me acuerdo cómo se llamaba (y soy incapaz de encontrarla. Sólo recuerdo que andaba como loca por un tal Raúl y se ponía a dar voces en una discoteca mientras sonaba un tema de Chimo Bayo), la he visto chillando hasta en “Piratas del Caribe”. De verdad, me estresa mucho esta muchachita. Qué pulmones envidiables, eso sí.

Pues esta ha sido mi crítica (o algo así) a los actores españoles. Sigo recogiendo sugerencias.

lunes, 20 de agosto de 2012

Crónicas Felinas VIII: Una de gato asado, por favor

Meowww a todos!!!

En Bruja´s Manor están ocurriendo cosas muy raras últimamente. No, no hay fantasmas como sucedía en Guadarrama pero el fenómeno que estamos viviendo es igual de paranormal.

Por todos es sabido que los gatos somos seres frioleros por naturaleza. Allí donde haya algo calentito estamos nosotros como lapas, independientemente de la temperatura que haga. La bruja es poco felina en general (por más que ella se crea una gata) pero, si algo comparte con nosotros, es ese gusto por el calorcito. Casi nueve años hace que la conozco y en la vida la he oído quejarse de calor. De otras cosas sí. De muchas, en realidad, porque es muy cansina pero de calor, nunca.

Bueno, nunca hasta este fin de semana. No se ha despegado del ventilador en los dos días, mientras bebía cantidades ingentes de líquido y se dedicaba a lamentarse del calor que estaba sufriendo.

Nosotros, por otra parte, también estábamos asaditos y nos dedicábamos a tirarnos en el suelo cual alfombras de piel de oso pero con relleno, a ser posible debajo de una mesa o de la cama, que da como sensación de que uno está a la sombrita.

Pues así estábamos todos. Espachurrados. Sufriendo lo indecible. Con decir que anoche la bruja nos dio el antiparasitario y yo, que suelo montar la marimorena, del aplastamiento que tenía no tuve fuerzas ni para quejarme, lo digo todo.

El caso es que hoy lunes, cuando el brujo consorte ha llegado de trabajar, se ha puesto el ventilador y nosotros hemos hecho algo que no habíamos hecho nunca. Plantarnos delante. Qué gustito, oye… No conocía yo las bondades de este aparatejo al que, hasta hoy, tenía simplemente por una molesta máquina de hacer ruido. Ahí me he quedado con los ojos entrecerrados mientras el brujo consorte se dedicaba a llamar a la bruja al trabajo (así va el país) para contarle nuestra última monería.

De verdad, esta ola de calor que estamos viviendo tiene que ser mucha ola para que todos hayamos cambiado de forma tan radical nuestro comportamiento.

¿Qué va a ser lo próximo? ¿Que nos empiece a gustar el invierno?

Prrrrrrrr.


domingo, 19 de agosto de 2012

Anuncios Pesadillescos XVII: Ten amigas pa´esto también


De los genios creadores de “Pablito, el niño con el baño más popular del mundo” llega la continuación de la saga.

No sólo de un baño bienoliente vive el hombre. Lo fundamental en esta vida es que toda tu casa huela a gloria. El problema es que parece ser que hay gente que vive esta máxima in extremis, como nuestra simpática protagonista,  y es de esta manera que cuando una amiga rica la invita a conocer su nueva mansión con piscina (no la veo pero la adivino) y un salón minimalista decorado en blanco y que parece haber sido sacado de una revista de interiorismo (salón desangelado donde los haya pero fashion-fashion) ¿qué lleva la amiga invitada como obsequio por la inauguración del nuevo hogar? ¿Unas pastas? ¿Un jarrón de la dinastía Ming? ¿Una cajita decorativa de los chinos, aunque más no sea?

No.

Le lleva un puñetero ambientador que saca a traición de su bolso a la voz de “Qué moderno tu salón, aquí te va a quedar perfecto mi obsequio” (para que tu casa no huela a choto, le falta añadir). Sabiamente, no nos enseñan la cara de la receptora del regalo al enterarse de la contribución de su amiga a su nuevo hogar. No me extraña, esa cara tiene que ser un poema. Parece que la anfitriona aguanta el tipo y consigue no tirarle el ambientador a la cabeza de su, hasta entonces, amiga. Se sientan las dos en unas butacas con una pinta incomodísima y se dedican a esnifar el aroma diciendo “Mmmmm”. Todo naturalidad ellas.

Dado que estoy especializadísima en anuncios pesadillescos, me atrevería a aventurar que esta mujer que se dedica a regalar ambientadores a sus amigas debe ser prima de la que iba de visita a criticar vitrocerámicas ajenas. Y luego nos asombramos de la fama de arpías que tenemos las mujeres. Vaya fama nos dan, señores publicistas.

El anuncio es bastante cortito, lo cual no me sorprende, tampoco es que se pueda sacar mucho más tema a esta historia; esto provoca que el despelleje de hoy también sea cortito pero dada la profundidad de la trama he considerado esta pieza como digna merecedora de formar parte de esta sección. 

sábado, 18 de agosto de 2012

Vigesimonoveno premio: Blog con Alma


En este sábado de premio comparto con vosotros uno muy especial. Me lo entregó Sheol13, del blog “Sólo me molesta a mí… y otros cuentos” el pasado 13 de julio. Si no conocéis este blog no sabéis lo que os estáis perdiendo. Me encantan los relatos que escribe este hombre, todos con un deje de humor agridulce que me gusta muchísimo. Su saga de Pompilio me tiene enganchadísima…

Decía que el premio es especial. Y lo es porque lo hizo él con esas manitas que la naturaleza le ha dado, así que no sólo se agradece el detalle de haber pensado en mí como uno de los cinco blogs merecedores del galardón sino que también se aprecia el valor artesanal del mismo.

Dado que él está muy en contra de las penitencias, puesto que considera que un premio debe entregarse de manera altruista, por el simple hecho de considerar que el receptor lo merece y no pidiendo algo a cambio, y como es una persona consecuente el premio no trae ningún tipo de condición. Ni siquiera la de pasarlo. Eso lo deja a cada uno pero, eso sí, con la esperanza de que el premio se difunda y, en vulgus terminos, “rule”.

Dicho esto, procedo a repartir el premio a:





Os lo merecéis todos en general pero estos cinco son muy representativos de lo que es “desnudar el alma”.

viernes, 17 de agosto de 2012

De casas encantadas y demás fantasmadas

A Mo, de "Blogueando – de mi peque y otras cosas –" le han dado un premio.

Pues mira qué bien por ella, diréis. Pues sí. Muy bien por ella y muy bien por mí, que gracias a eso me ha surgido una idea para mi post de hoy.

El premio que recoge nuestra Mo conlleva como penitencia contar siete cosas sobre uno mismo y, en el punto 5, cuenta que vivió cerca de una década en una casa encantada.

Pues yo también.

No fue cerca de una década, fue sólo media pero me bastó para, por lo menos, sospechar que ese piso estaba encantado. No es que sea una persona extremadamente supersticiosa ni que me pase la vida buscando fenómenos paranormales donde no los hay pero cuando pasan cosas raras, pasan. Os lo cuento y a ver qué opináis.

Se trataba de un piso en la Sierra de Guadarrama. Lo raro de todo este asunto es que los fenómenos no comenzaron a manifestarse hasta que yo estuve viviendo sola en esa casa, que fue aproximadamente el último año. Los primeros cuatro años había estado o con pareja o con compañeros de piso y todo normal pero fue quedarme sola y empezaron a pasar cosas cada vez más evidentes, como si el fantasma fuese tímido y le costase romper el hielo.

El primero en percatarse fue Luhay (no, no digo El Gordi). Cada día me convenzo más de que los animales tienen una intuición especial para estos menesteres y ven cosas que nosotros no vemos. Dos por tres estaba yo en el salón y el gato se iba al pasillo y, de repente, volvía muerto de miedo, todo inflado, sin causa aparente.

Hubo un día en concreto en que lo vi en plena acción. Se quedó en un punto muy específico del pasillo, muy quieto, mirando algo (no sé qué y no sé si quiero saberlo), infladísimo y no podías intentar ni moverlo porque, del susto que tenía, hasta te bufaba. Estuvo así cerca de diez minutos y, de repente, se le pasó y se quedó tan normal. Como la niña de Poltergeist. Porque los gatos no hablan que, si no, me hubiese dicho el consabido “Ya están aquíiiiii”. Varias veces le pillé mirando ese punto determinado del pasillo. A saber.

Posteriormente ya fui yo la que fue notando cosas. Al principio era sólo como una sensación de desasosiego, como de sentirme vigilada sin motivo pero lo achaqué a que el gato me tenía sugestionada, así que no le di mayor importancia.

Hasta que pasó la primera cosa rara: ¿Sabéis las placas estas de metal que se ponen debajo de los muebles de la cocina para que no se vean las patas? (deben tener un nombre técnico pero ya sabéis que yo para estas cosas soy muy desastre y todo es "la cosa", "el chisme", "el invento", "el artilugio" o "el cachivache") Mis gatitos tenían la manía de sacarlas por lo que la puerta de la cocina siempre estaba cerrada. Un día voy, abro la puerta de la cocina y me encuentro las dos placas en todo el medio de la estancia. Por aquella época yo ya estaba saliendo con el churri (aunque todavía no vivíamos juntos). Ese día estaba él en mi casa e intentó vanamente convencerme de que seguro que se me había quedado abierta la puerta, el Gordi había sacado las placas y, al cerrar la puerta, yo no lo había visto. Imposible, era una cocina diminuta. No hay manera de no ver dos placas de metal en mitad de la habitación. Una vez que ya estábamos viviendo juntos me confesó que él tampoco lo entendía, que sabía perfectamente que la puerta había estado cerrada en todo momento pero que no me quiso asustar.

La segunda cosa rara que pasó, cuando ya faltaba poco para que yo me mudase, sucedió un día que también estaba el churri en mi casa (ahora que lo pienso, el churri casi siempre estaba en mi casa cuando me pasaban estas cosas, a ver si va a ser que es una especie de médium o algo así). Estábamos en el salón y de repente el churri me dice que se va ya a su casa, que tiene un viaje largo hasta Madrid y que mañana hay que madrugar. Le digo que vale y voy a buscar su mochila al dormitorio. Voy a abrir la puerta del dormitorio y… no abre. Le vuelvo a dar y no, no abre. Era una puerta de estas que se cierran por dentro empujando el pomo y girándolo hacia el marco. El cierre se había echado por dentro. Solo. Tuvimos que abrir metiendo un clip por el agujerito que está pensado para tal fin con un poco de paciencia (y un acojone mayúsculo por mi parte, todo hay que decirlo). El churri nuevamente me salió con mil excusas: que si le habría dado yo sin querer al cerrar la puerta (¿cómo narices se hace para empujar un pomo y girarlo “sin querer”?) y no sé cuántas cosas más. Una vez más, también me admitió años más tarde que tampoco se lo explica. Milagrosamente, aquella noche conseguí dormir. Sola y en ese dormitorio que se cerraba por su cuenta.

Cuando ya estaba yo preparando la mudanza sucedió la última cosa rara de la que tengo constancia, aunque esto le pasó al churri y yo no lo vi. Se disponía él a desmontar una lámpara de techo subido a una escalera y, antes de subir, dejó el destornillador con el mango apuntando hacia él. Dice estar seguro de haberlo dejado así a propósito para no tener que estar haciendo contorsiones raras sobre la escalera. Pues bien, se sube a la escalera, quita la bombilla de la lámpara y, cuando baja la mirada para coger el destornillador, éste estaba mirando justo hacia el lado contrario.

Tengo que decir que, realmente, nunca me pasó nada malo en ese piso. Solamente pasaban cosas raras. No me aventuraría a decir que estaba encantado. Ni siquiera sé si realmente existen las casas encantadas pero sí sé que, a día de hoy, no le encontrado una sola explicación racional a nada de todo aquello. ¿Se la encontráis vosotros o mando la historia a Cuarto Milenio?

jueves, 16 de agosto de 2012

Y yo con estos pelos

Me ha dado hoy por rememorar la cantidad de cambios de look que he vivido en lo que a materia capilar se refiere (y los que me quedan).

Los cortes en sí no han variado mucho, fundamentalmente porque tengo cuatro pelos mal puestos y no es plan de ponerme a hacer locuras. He llevado melenita y el pelo un poquito más largo, como lo llevo ahora, aunque ando pensando seriamente en meterle tijera otra vez, pero poco más. No es que se puedan hacer virguerías con mi supuesta “melena”.

Pero lo que sí ha ido cambiando mucho con los años es el color. Todo tiene una explicación psicológica que paso a relatar aun a riesgo de parecer una desquiciada.

De natural soy rubia. Bueno, no os penséis que soy como Jean Harlow, soy más bien rubia-castaña-pelirroja. Un tono raro un poco indescriptible que se puede apreciar medianamente en las fotos que tengo a la izquierda, cuando era pequeña y la parafenilendiamina (tenía que haber incluído este palabro en mi post del viernes pasado) no había causado aún estragos en mi cuero cabelludo. El caso es que siempre se me tuvo más por rubia que por otra cosa.

Para los que no lo sepáis ya, aquí una servidora estudió Periodismo (a original no me gana nadie, no) y supe tener un profesor de Prensa que no sé si tenía algo personal contra las rubias o si era misógino así en general. El caso es que era buen profesor pero a mí me daba especial caña porque, por estas cuestiones azarosas de la vida, consideraba que yo era guapa (para gustos, colores; yo ahí no me meto). El asunto es que siempre me devolvía los artículos llenos de tachones y de notas al margen en un tono rojo bermellón tan intenso que había que ponerse gafas de sol para ver qué me había querido corregir. Entremedias de todo esto, tuve que escuchar perlitas tales como “A esta muchacha, el día que le den un trabajo en un medio va a ser para mostrar la face, porque es muy bonita pero de mujeres bonitas el mundo está lleno” o “Si te doy tanta caña es porque quiero que saques lo mejor de ti. Sé que puedes dar más y no quiero que la gente te termine conociendo como la rubia tonta que sale por la televisión”.

No me teñí el pelo inmediatamente por aquello de que una tiene su orgullo y no quería hacerle ver que sus palabras habían hecho mella en mí pero el caso es que la hicieron. Así que, a lo largo de los años, he sido morena-violeta, morena-azulada, morena con mechas violetas, morena azabache, pelirroja y ahora, que una ya tiene unos años y no estamos ya para esos atrevimientos, llevo un discreto castaño cobrizo. Ya me lo cambiaré de todas formas porque me aburre mucho verme siempre igual. El caso es que, mientras tantas y tantas mujeres en el mundo se dedican a aclararse el pelo, yo me he dedicado toda mi vida a oscurecerlo. El tinte es para mí esa “inteligencia artificial” que tanta falta me hacía.

No me siento tonta. Nunca me he sentido así pero sí pequé de un poco atolondrada en algo. En tener miedo de que la gente pudiese tener un preconcepto de mi persona basándose únicamente en el color de mi pelo. ¿Significa esto que la primera que ejerció una auto-discriminación fui yo? Con los años ya se me hizo costumbre y, hoy por hoy, me costaría mucho volver a mi tono natural porque tengo que reconocer que me gusta mucho más cómo me quedan los colores oscuros.

Tengo que aclarar que, tras varios años de ostentar mi bien merecido título (de periodista, que no de rubia tonta), me encontré nuevamente con mi profe cuando yo estaba trabajando como redactora y correctora de estilo en un periódico pequeño especializado en construcción. Daba la casualidad de que este buen hombre había trabajado con mi entonces jefe en sus años mozos. Tuvimos una amena charla. La verdad es que el hombre nunca me cayó mal pero sigo preguntándome qué trauma puede haber tenido en el pasado con alguna mala pécora rubia.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Consejitos variados

Indignada es lo que estoy. Vamos, que no me voy a Sol porque ya se ha pasado la moda y porque eso de dormir a la intemperie no me atrae nada, que si no…

No voy a contar nada nuevo así que supongo que a nadie le pillará por sorpresa pero, por si acaso, quería compartir con vosotros la información que he ido recabando en estos días con respecto a las estafas que están teniendo lugar en lo que a ofertas de empleo se refiere.

Me parece increíble que, en tiempos de crisis, con aproximadamente cinco millones de personas en el paro aun existan crápulas capaces de sacar tajada de esto. No sé qué hago asombrándome de la falta de escrúpulos de algunas personas en estos tiempos que corren. Ya debería estar acostumbrada pero no, no me acostumbro.

Así que, quienes estéis buscando trabajo tened mucho, mucho cuidado si:

1) Os piden dinero para lo que sea. Este “lo que sea” puede abarcar desde comprar los materiales para trabajar desde casa, por ejemplo hasta que os pidan dinero para realizar supuestos trámites (esto último se da mucho en búsquedas de trabajo en el extranjero. Ha habido varios casos sobre todo dentro del gremio de las au-pairs).

2) El trabajo parece demasiado fácil. Se están dando casos donde te piden el número de cuenta bancaria para hacerte un ingreso y tú debes hacer una transferencia al extranjero, quedándote con un porcentaje que oscila entre el 10 y el 20 por ciento del dinero que transfieres. Ojo, éste es un sistema encubierto de blanqueo de capitales y se puede terminar teniendo un problema legal por culpa de estos facinerosos.

3) El trabajo consiste, básicamente, en  realizar una inversión y captar más gente que la realice para reportarte a ti una comisión. La inversión puede hacerse en cursos, productos, servicios o lo que sea. El sistema siempre es el mismo y es la típica estafa piramidal, que ha existido de siempre pero está retomando fuerza con la crisis.

4) Al llamar al teléfono de contacto del anuncio, salta un contestador remitiéndoos a un teléfono de tarificación adicional. La broma puede llegar a costar hasta cincuenta euros si consiguen reteneros en un teléfono de esta índole durante treinta minutos.

5) Y, en general, todo lo que huela a chamusquina. Ofrecen un dinero desmesurado para el tipo de tarea requerida, la oficina tiene pinta de “tapadera” con pocos muebles o cosas así, en la puerta no figura el nombre de la empresa, no os explican claramente en qué consiste el trabajo… La intuición dice mucho.

No quiero parecer alarmista pero creo que es una información que vale la pena compartir, aunque sea poca la gente que no la conozca. Bastante fastidiada está ya la cosa como para que encima vengan a aprovecharse de nosotros. Lo que yo recomendaría (como ciudadanita de a pie) es informarse primero en Internet sobre la empresa. Cotillear un poco la página web, buscar opiniones… Si se dedican a algo raro fijo que habrá gente poniendo sobre aviso en algún foro. Así que, si a pesar de todo vais a parar a alguna entrevista donde se note que el asunto va de cualquier cosa menos de un trabajo serio, no dudéis tampoco en publicarlo en Internet, para alertar a  las personas que vayan a esas entrevistas en un futuro.

Hala, vaya chapa he soltado. Ha sido un servicio a la comunidad prestado por este vuestro blog.

martes, 14 de agosto de 2012

Ustedes Dirán IV: Mis rincones en Madrid (sugerido por Valeria)


Valeria, del blog “Mi voz en off”, me sugirió un tema para esta vuestra sección mediante un comentario. Ya paso de decir que mandéis las propuestas por mail, esto se ha ido de madre así que mandadlas por paloma mensajera si os place… Esto en Alemania no pasaría. Nos pierde el carácter anárquico latino.  En fin, que me desvío para no variar. Valeria, mexicanota de pro, sueña con viajar a Europa y me pedía que hablase de lugares a los que me gusta ir en Madrid, sin ser los típicos lugares turísticos.

Pues ya la hemos liado. Cuando viene gente de fuera los llevo a lugares turísticos y yo soy muy caserita así que me está costando un triunfo escribir esto porque los lugares de los que más asidua soy en Madrid son mi casa, la casa de mis amigos y mi trabajo. Como que no da para un post. Pero bueno, yo solita me metí en este berenjenal y yo solita tendré que salir.

A bailar y cosas de esas voy poco, lo confieso. De jovenzuela sí iba mucho y salía por la zona de Huertas o los bajos de Argüelles. Ambiente universitario donde los haya. Yo no hice la carrera en España pero mis amigas sí, así que me dejaba arrastrar.

Ahora que se me ha quitado la tontería (al menos en lo que a discotecas se refiere) prefiero planes tranquilitos, como ir a cenar o a pasear a algún sitio chulo. Me gusta mucho la sierra de Guadarrama y, al despuntar el otoño, mis amigas las brujas, yo y nuestros respectivos consortes solemos ir a Rascafría, que es un pueblo de montaña que se pone precioso en otoño, con todos sus arbolitos de mil colores. Vamos cerca del mediodía, comemos por ahí alguna comida hipercalórica típica de pueblo y damos un paseo rodeados de naturaleza. Es una preciosidad. Obligado comprar chocolates en “Chocolate Natural San Lázaro” (Avda. El Paular, 35), donde hacen un chocolate artesanal que está para morirse. Mis favoritos, el de plátano y el de cereza. Nunca volvemos a casita sin nuestras bolsitas de chocolate. Al caer la tarde volvemos a la ciudad. Me encanta hacer el camino de vuelta viendo el atardecer rodeados de árboles por la carretera.

Si estamos en la ciudad, me gusta ir al parque del Retiro algún domingo. Dar una vueltecita y ver a los malabaristas, los magos, los titiriteros… Por el Retiro pululan personajes con unas habilidades increíbles y ahí los tienes, para verlos gratis o por las monedillas que les quieras dar si te ha gustado su espectáculo. Una forma económica y amena de pasar un domingo por la tarde.

No soy mucho de museos, lo admito pero sí me gusta mucho el Museo de la Ciudad, donde te van contando la historia de Madrid y tienen expuestas cosas graciosísimas como farolas antiguas, paradas de autobús según han ido pasando los años, asientos de autobús (en las fotos que tengo a la izquierda, hay una donde estoy sentada en un asiento de autobús de los años cuarenta. Es la tercera foto, no sé si se ve mucho pero a mi derecha tengo unos asientos más recientes que seguro que todos conocemos (los que hemos montado en un autobús en Madrid alguna vez, claro). Merece mucho la pena conocer ese museo.

Bueno, y esto ha sido todo. Como decía, no es que sea yo mucho de salir así que espero que a Valeria le sirva. Podéis seguir dejando vuestras sugerencias por el medio que os dé la gana… ¡Si es que no puedo con vosotros!

lunes, 13 de agosto de 2012

Crónicas Felinas VII: Mismo perro con distinto collar


Meowww a todos!!!

Me acabo de dar cuenta de que, por más que nos hayamos cambiado de hábitat, las costumbres maliciosas continúan impertérritas.

El sábado pasado sacaron el transportín azul (el mío es verde, así que supuse que la cosa no iba conmigo y sí con Forlán). Lo metieron en el transportín y se lo llevaron. Me quedé solito en casa pensando “¿A dónde se llevan ahora a éste? No iremos a mudarnos de nuevo y quieren llevarnos escalonadamente. No nos irán a separar rollo Tú a Boston y yo a California. ¿Me tocará Boston o California? Prefiero California. En Boston hace frío”.

No mucho rato más tarde, lo suficiente para una siesta corta (los gatos medimos el tiempo en siestas) aparece nuevamente el transportín azul con Forlán en su interior. Forlán sale del transportín. Me acerco, lo huelo. Ese olor me resulta familiar y no me gusta nada. Huele a ambiente aséptico. Tú has estado en el veterinario, no me digas que no.

Y sí, había estado en el veterinario. Lo llevaron a traición a vacunarse. Yo me he mudado ya dos veces y, con cada mudanza, tengo la esperanza de que se vaya a terminar el tema este de ir al veterinario pero se ve que en cada barrio hay uno, bregando por hacernos perrerías y amargarnos la existencia.

Nos regalaron unos ratoncitos de juguete. Si se piensan que me van a comprar con eso van listos. A mí todavía no me han llevado pero escuché a la bruja comentar algo de que me toca en octubre. No sé si para eso falta mucho o poco porque no sé cuántas siestas puedo echarme de aquí a octubre pero que no piensen ni por un momento que yo voy a ser tan buenecito com es Forlán en el veterinario, que ni maúlla. Lo mío es montar el número, maullar, patalear, gruñir, bufar, tirar zarpazos. Que sepan que he estado ahí. El pinchazo me lo llevo igual pero la cara de susto que se les queda a los veterinarios no tiene precio.

Iré practicando. No saben la que les espera. Criaturicas. 

domingo, 12 de agosto de 2012

Anuncios Pesadillescos XVI: Guerrero del Pijama vs. Moco Verde


Y me vais a perdonar lo escatológico del asunto pero, oye, yo no soy más que una simple mensajera observadora de la realidad (¿paralela?) que nos rodea.

Creo que ya no lo echan o, al menos, he tenido la suerte de no verlo últimamente. Tal vez cuando vuelva el invierno comenzarán nuevamente a atormentarnos con esta abominación.

Vemos un señor intentando dormir en su cama. Se oye la campana de un ring de boxeo y, con un mariachi como fondo musical, una especie de mono envuelto en una masa verde gelatinosa que me recuerda sospechosamente al Blandi Blub, y que pretende ser un moco gigante, salta sin piedad sobre el pecho de nuestro pobre hombre. Pasamos la conexión a nuestro corresponsal en el Bedroom Arena. Rick, ¿qué puedes contarnos sobre el combate?

- Buenas noches, Álter. Tras la brutal embestida del moco, Guerrero del Pijama le propina un empujón a Moco Verde enviándolo contra las cuerdas o, lo que es lo mismo, contra la estructura de forja de la cama. Consigue ponerse en pie, señores, pero Moco Verde, aprovechando un error de cálculo de su contrincante que comete el fallo de intentar ponerse las gafas para ver qué es lo que le ataca, se lanza contra su pecho aferrándose a él como si no hubiese un mañana. Qué tensión, señores espectadores. En todos mis años como locutor de lucha libre nunca había visto un combate tan sucio como el que presenciamos esta noche en directo desde el Bedroom Arena. El pobre Guerrero del Pijama se levanta como puede y parece estar planificando su próximo ataque. Con Moco Verde aún sujeto a su pecho se dirige al baño y abre el botiquín. No quiero ni mirar. Guerrero del Pijama es famoso por sus ataques químicos y esto tiene muy mala pinta para Moco Verde. Guerrero del Pijama abre el botiquín, alcanza el anticongestivo. No sé cómo ha hecho para llenarse un vaso con agua y echarle su arma química con Moco Verde pegado a él como una lapa porque no hemos podido verlo, tal es la velocidad legendaria de este gran luchador. Parece que se lo va a beber y… ¡Se lo bebe, señores aficionados! Se lo ha bebido y Guerrero del Pijama ya puede irse tranquilamente a dormir, aunque Moco Verde intente despertarle con vanos intentos. Nuestro campeón de la noche se lo quita de encima de un manotazo, como quien espanta un mosquito y ya recogerá su cinturón de oro mañana, que ahora hay que dormir. Aunque, ahora que lo veo, ya es de día. Un increíble combate que ha durado toda la noche y, con la tensión del momento no me había dado ni cuenta. Estoy que me salgo. Álter, te devuelvo la conexión a estudios centrales. ¿Álter? ¡Álter!

- Zzzzzzz. ¿Eh? Ah, sí. Muy emocionante, Rick. Muchas gracias. Zzzzzz…

sábado, 11 de agosto de 2012

Vigesimoctavo premio: Liebster Award


La ola de calor me va a matar (increíble que esté diciendo esto yo, con lo bien que soporto el calor) así que hoy no esperéis un despliegue de creatividad literaria por mi parte. No soy capaz de hilar dos pensamientos seguidos con un mínimo de coherencia.

El pasado 11 de julio, Mo de “Blogueando (-de mi peque yotras cosas-)” se acordó de este despojo de ser humano aturdido por el calor y me entregó este premio. No tiene preguntitas ni cosas raras. No hay que pasarlo saltando a la pata coja ni grabarse bailando una jota aragonesa. Sólo hay que pasarlo a cinco blogs con menos de 200 seguidores.

Los míos vienen siendo estos:

Irene de “Cartas a un Umpa Lumpa” que anda pasándolo fatal en Bruselas y quiero solidarizarme con ella.

Tequila, Limón y Sal de “…Y apaga la luz…” porque acabo de conocerla y espero que lleguemos a conocernos más.

Katrina Jackson de “Una Más” para que siga pensando que lo que no te mata te hace más fuerte.

Valeria de “Mi voz en off” para que su Lunita se recupere pronto.

La Gata de “Maullando por los tejados” que también anda un poco chof, a ver si la animamos un poquito.

Muchas gracias a Mo por haberme hecho entrega del premio. Cómo me alimentan estas cosas. Jajaja. 

Y esto es todo por hoy. Me voy a arrastrarme cual babosa acalorada. 


viernes, 10 de agosto de 2012

Parole, parole, parole


Hoy, una entrada ligerita por ser viernes (y porque la ola de calor me está derritiendo lentamente las neuronas). Procedo a escribir un listado de palabras que, por su sonoridad me hacen gracia.

Acémila

Alhaja

Apolillar

Birlibirloque

Caleidoscopio

Chancleta

Churruscar

Colibrí

Coliflor

Cuchufleta

Fruslería

Libélula

Malandrín

Metacrilato

Peliagudo

Polluelo

Prolegómeno

Purrusalda

Resquebrajar

Soniquete

Soplagaitas

Torniquete

Zote

Pues esto ha sido todo por hoy. Si un día estoy inspirada escribiré una entrada incluyendo estas palabras. ¿Cuáles son las vuestras? ¡Buen fin de semana!

jueves, 9 de agosto de 2012

De aquellos barros vienen estos lodos

A raíz de este post de Porfinyomisma (nena, eres fuente de inspiración constante) he de confesar que me quedé dándole vueltas al tema de que los programas infantiles de hoy en día no hay quien los entienda y que, claro, así andan ellos sacando de quicio a sus padres con frases incomprensibles y en un estado de atolondramiento que no parece ni medio normal. Y me empecé a explicar muchas cosas. Y empecé a entender a Super Nanny.

Pero luego, me dio por rememorar los programas de nuestra infancia. Y no sé yo qué es peor. A saber:

Barrio Sésamo

Según la época, el anfitrión pudo haber sido una gallina hiperdesarrollada, un… un… ¿ser indefinido con gorro de paja? o un erizo gigante con voz de pito.

Los coprotagonistas fueron, entre otros: un vampiro que en vez de dedicarse a ligar como en Crepúsculo o a intentar alcanzar el poder político como en True Blood, se dedicaba a contar todo lo que se encontraba; un tío con cabeza de plátano y otro con cabeza de calabaza cuya única misión en esta vida era incordiarse mutuamente y observar a unos seres diminutos que habitaban las plantas de su ventana y que se hacían llamar “nabucodonosorcitos”. Muy normal todo; un bicho azul que vivía en la basura y se ponía ciego a galletas, aunque se le escapaban todas porque nadie tuvo narices a plantarle un agujerico en el fieltro para que, al menos, pudiese deglutir; otro bicho azul más estilizado con más paciencia que el Santo Job que nos repetía incansablemente la diferencia entre “cerca”, “lejos”, “dentro”, “fuera” y demás conceptos espacio-temporales (y que a veces se convertía en super héroe) y una rana hiperactiva que nos mantenía informados de la actualidad.

Salpicando todo esto teníamos mini sketches donde, por dar un par de ejemplos, un niño iba al dentista con una llama mientras Tío Pepe y Tía Pepa liaban la de Dios para llenar un puñetero cubo de agua. Repito. Muy normal todo, sí.

Un día, Barrio Sésamo terminó y apareció un extraterrestre peludo con antenas de pluma en la cabeza más ñoño que… que… bueno, muy ñoño. Fue el comienzo de Los Mundos de Yupi, al que he de reconocer que seguí poco. No sé si porque yo ya estaba más talludita o porque mi nivel de tolerancia a las idas de olla ya había alcanzado su cota máxima.

Los Fraggle

Reconozco que los repusieron teniendo yo ya como dieciocho años y los volví a ver. Y los volvería a ver aun hoy. Me alucinan. Pero parémonos un poco a analizar. Unos seres que viven bajo tierra y están siempre de fiesta, riéndose de los pocos que trabajan (Los Curris) y comiéndose sus construcciones para ir luego a bañarse a una piscina natural. Cuando necesitan consejo místico acuden a  una montaña de basura que tiene a dos ratas por ayudantes. Sospecho que la famosa montaña son desechos radiactivos que provocan alucinaciones auditivas y visuales a quienes anden en sus inmediaciones… Junto a la montaña de basura viven otras cosas gigantescas, llamadas Goris, que odian a muerte a los Fraggle y les roban los rábanos. El padre y la madre tienen delirios megalómanos y se definen como emperadores del Universo, arrastrando en sus desvaríos a su hijo, a quien hacen creer que es el heredero al trono y que va a tener muchas horas de terapia por delante. ¿He dicho ya lo normal que era todo?

Sin embargo, para mí la palma se la llevan dos programas:

La Bola de Cristal

Puro espíritu ochentero de movida madrileña llevado a la pequeña pantalla y adaptado para niños, a fin de adoctrinarnos en el espíritu rebelde y libre pensador. En la primera parte del programa nos deleitábamos con los Electroduendes, que eran capaces de proyectar imágenes por sí mismos, escuchar cualquier sonido y reproducirlo o escacharrar electrodomésticos a placer (cada electroduende tenía su habilidad particular, que hay que aprender a trabajar en equipo). Querían convertirnos en futuros “indignados” con frases como “Viva el mal, viva el capital”. Y se ve que lo consiguieron. Seguro que todos los que estuvieron en Sol habían visto alguna vez este programa.

En la segunda parte del programa veíamos el “Librovisor” donde Alaska contaba una historia y Pablo Carbonell y Pedro Reyes la interpretaban o hacían lo que buenamente les daba la gana. Al final no te enterabas de nada pero ¿y las risas que te habías echado?

Todo muy normal aquí también.

El Planeta Imaginario

Tengo su tema musical como tono de llamada en el móvil así que con eso lo digo todo. No podría decir de qué se trataba. Era como una droga catódica para niños. Te sentabas delante del televisor y ahí veías pasar una secuencia de imágenes inconexas que te llevaban a un estado catatónico que perduraba hasta que sonaba la melodía de cierre. Nuestros padres, encantados con el programa, claro está.

Lo curioso es que, aunque recuerdo que me encantaba, no puedo explicar nada de lo que sucedía en el programa. Si cierro los ojos para intentar recordar, la única imagen que me viene a la mente es un monedero gigante con piernas persiguiendo a alguien.

Qué normal todo ¿no?