Ya había traído en una oportunidad un anuncio de una casa de
apuestas. No recuerdo si era la misma porque a la abuelita ludópata no la he vuelto a ver (por suerte, porque la cosa tenía tela marinera) pero,
con esto del Mundial de fútbol, las casas de apuestas están haciendo su agosto,
aunque estemos en junio, y por tanto no paran de anunciar todas las posibles
combinaciones de acontecimientos estrambóticos por los que se puede apostar. Me
apuesto lo que sea, valga la redundancia, a que se puede apostar cuál será el
próximo peinado de Neymar.
Pues bien, este es muy cortito pero digo yo que se lo podían
haber currado un poco más. Vemos a un montón de aficionados sentados a la barra
de un bar, con sus bufandas de la Roja, gritando desaforados ante una jugada
de peligro. A juzgar por la reacción de
los asistentes, o bien el equipo contrario ha marcado gol o bien el equipo de
sus amores ha fallado una posibilidad de gol. Todos ponen cara de fastidio y
hacen el típico sonido de “Ohhhhh” que todos (o casi todos) hemos hecho durante un partido.
Salvo uno.
El “uno” en cuestión, se desliza tumbado de lado sobre la
barra, apoyando la cabeza en un brazo y con el móvil en la mano que no sujeta
su cabeza canturreando “Gané, gané, gané…” (la letra de la canción sólo
consiste en ese palabra; no creo que el protagonista del anuncio haya tenido
que invertir demasiado tiempo en aprenderla… o sí, quizás la hicieron así de
simple porque ya veían que no iban a obtener buenos resultados con algo más
complejo) con la musiquilla de “Power of Love” de Huey Lewis and the News, cuya
letra no tiene nada que ver con el fútbol en concreto ni con el deporte en
general pero habrá sido la primera que les ocurrió o alguna para la que no
tenían que pagar derechos de autor.
Un letrero sobreimpreso en la pantalla nos informa que lo
mejor de ganar es contarlo. O sea, que no sólo eres un traidor que apuesta
contra su propio equipo sino que, encima, te recochineas delante de la afición
porque te has llevado unos eurillos a cambio de tu deslealtad.
Le desearía que se piñe al llegar al otro extremo de la
barra y no haya nadie para sujetarlo pero creo que no me va a hacer ni falta porque,
a juzgar por las caras de los concurrentes en el bar, tiene pinta de que no le
va a quedar un solo hueso sano al acabar la jornada. Oye, apuesta lo que te dé
la gana pero no te mofes delante de los sufridos espectadores del partido,
que son unos soñadores que aún piensan que su mayor recompensa es ver los
colores de su equipo alzarse con la Copa tras ganar la final.
No es que esté a favor de la violencia en los deportes pero
es que tampoco estoy a favor de los fantasmones.