Crónicas Felinas XLI: La hucha

Marrameowww!!!

He descubierto un nuevo lugar donde esconderme. Una hucha gigante.

A ojos de cualquier no iniciado en las costumbres de esta santa casa, bien podría parecer un sofá pero dado que el consorte gusta de tumbarse en el mismo con los bolsillos llenos de moneditas, éstas se van colando por los huequecillos por lo que el mueble alberga en sus entrañas un fondo de ahorros importante.

El caso es que el consorte decidió ayer por la tarde que era el momento idóneo para echar mano a ese plan de pensiones tan casero. Al desmontar los cojines, vi una gran ocasión para colarme en la estructura, descubriendo una caverna de buenas proporciones que, a juzgar por la cantidad de cosas que brillaban en su interior, bien podría haber sido la de Alí Babá.

Me pasé un buen rato ahí dentro metido. Más por fastidiar que por otra cosa, ya que una vez que has visto lo que hay dentro tampoco es que el sitio en cuestión tenga mucho más interés pero, dado que oía constantes voces de “Peque, sal de una vez de ahí”, más ganas tenía yo de quedarme dentro, aunque me aburriese. El caso es tenerlos entretenidos que por algo dicen que los gatos hacemos mucha compañía y que con nosotros nadie se aburre. Pues eso, hay que hacer honor al título de “animal de compañía”.

Cuando vi aparecer la aspiradora salí. Que eso sí que no me gusta nada y no era plan de hacerme el valiente solamente por echarme unas risas a su costa, que todo tiene un límite.

No obstante, sí que me divertí un rato largo viendo el brazo del consorte asomar por el agujero intentando en vano sacarme de allí. Al final, el título de “animales de compañía” se lo voy a tener que dar a ellos. Tengo que reconocer que nunca me aburro.

Prrrrrrr.