Marrameowww!!!
Como os adelantaba en el capítulo anterior, Munchkin había
sentido un deseo irrefrenable de comer hierba y, ante su ausencia en este
nuestro hogar, nuestros humanos salieron disparados a comprar, no sea cosa que
el imberbe sienta algún tipo de carencia afectiva que le genere un trauma
irreparable de por vida. Para que después digan que el mimado soy yo. No tenéis
ni idea del infierno en el que vivo.
Pensaron los pobres ilusos que comprando las semillas,
plantándolas y dejando crecer la planta para deleite del interfecto, el
problema quedaría resuelto y podríamos recuperar la escasa paz que reina en
esta casa.
Pero nada más lejos de la realidad porque la adquisición de
las semillas no trajo sino problemas añadidos. Ya sabemos que los humanos no
tienen muchas luces por lo que el consorte, en lugar de dejar la bandejita
plástica en la habitación prohibida de los secretos misteriosos (que es como
llamamos nosotros al cuarto de invitados porque nunca nos dejan entrar ahí por
si viene de visita un alérgico; porque piensan los muy atolondrados que habrá
alguien deseando verlos), la deja en lo alto del mueble del salón, que es donde
estar.
El resultado es de fácil deducción. Mi compañero de batalla
se ha pasado días desquiciado, mirando hacia arriba y maullando, desoyendo los
comentarios acerca de la paciencia que supone la agricultura.
Creció. Un poco. Dicen los humanos que lo suyo sería esperar
un poco más pero columbro que ya empezaban a estar un poco hartos de tanto
maullido sin sentido.
Y aquí viene otro problema más. A mí no me vuelve
especialmente loco esa planta pero me gusta, así que si la bajan para que la
engullamos, yo también quiero engullir. Pero Munchkin desconoce el verbo
“compartir”, por lo que su técnica consiste en apoyar la pata encima de la
planta para no dejarme libre ningún hueco sobre el que pueda yo ejercitar mi
mandíbula. Lo único divertido viene cuando los humanos intentan retirarnos la
bandeja y el imberbe tira arañazos a diestro y siniestro para evitar que se la
lleven. No lo consigue nunca pero, al menos, desparrama por el suelo una
cantidad interesante de tierra y hasta alguna semilla no eclosionada, lo que
les obliga a barrer más veces de las deseadas (el número de veces deseado es
cero, por si lo dudabais).
Pero, quitando ese momento, he de decir que me fastidia que
no me deje comer. Yo soy muy bueno pero hasta que me tocan el hocico. Así que
me peleé con él. Últimamente andamos a la gresca todo el día. Bien sé yo los
motivos pero no los desvelaré porque luego la bruja me lee y prefiero que viva
comiéndose el tarro, pensando si la culpa la ha tenido ella por mala madre.
Torturar a la bruja ya cansa porque supone mucho ejercicio
de imaginación, así que he optado por dejar que se auto-torture y así ya me da
el trabajo hecho.
Ser maquiavélico y vago no son cualidades excluyentes.
Prrrrrr.
los humanos ya deberíamos saber que los sentidos de los gatos son más agudos. habría sido mejor dejar es planta fuera de la vista y el olfato de munchkin. no digo del oído, porque no creo que lleguéis a oír crecer la hierba, aunque quizá sí.
ResponderEliminarvenga, no te pelees con él, que tú tienes que ejercer de gato adulto y responsable. ;)
El consorte tiene la teoría de que oímos las semillas eclosionar. Lo dejaremos con la intriga de si será cierto.
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De vez en cuando hay que descansar, y así vienen ideas nuevas. Así que aprovecha si ahora está autotorturándose... Y a ver si le enseñas a Munchkin el significado de la palabra compartir...
ResponderEliminarBesotes!!!
Munchkin jamás conocerá esa palabra. Es un caso perdido.
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Hola! Y nos vas a dejar con la duda de saber que os pasa?? No hay ninguna manera de que la bruja no te lea, jajaja. Veo que últimamente dejas que sea ella misma la que se tortura y que te está funcionando. Ten cuidado no te quite el sitio para contarnos como se siente, jajaja.
ResponderEliminarBesos!
Pues claro que os voy a dejar con la duda, porque aunque no me leyese sois unos chivatos. Mejor mantener el secreto.
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jajajajajjaja me parto..
ResponderEliminarAquí otros a los que les mola la hierba... (la droja de moda en el mundo felino) pero tanto Umpa como Charlie consumen con moderación. Lo del imberbe llega a niveles de adicción.
Te sugiero que estés atento, Forlán... a la otra desesperación humana: a lo lento que crece la hierba... lo rápido que se estropea y se vuelve absolutamente inútil...
Aquí nos dura una semana y poco.
Y si a la bruja le funciona mejor... dile que me escriba, no seas tan malvado... que es por el bien de tus compis... Porque yo ya no sé cómo hacer.
Le diré que te escriba. Te veo perdidilla...
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La verdad es que te vas perfeccionando día a día. Vas a terminar siendo absolutamente insoportable. Te lo digo porque sé que no va a molestarte, sino todo lo contrario.
ResponderEliminarPues tienes razón. Ser insoportable es mi meta en la vida.
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"Ser maquiavélico y vago no son cualidades excluyentes" al contrario, es un ejercicio de optimización!
ResponderEliminarPor supuesto. Es lo que se conoce como multitasking.
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Esto último "ser maquiavélico y vago no son cualidades excluyentes" me ha flipado jajajajaja
ResponderEliminarBss
Es que soy un filósofo contemporáneo.
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Jajajajaja, muy buena esta crónica. Me río mucho, tanto por la habitación de todos los ácaros, como la repercusión de la hierba.
ResponderEliminarSi es que cuando el hambre aprieta...
Besos
No es la habitación de los ácaros. Es la habitación libre de pelos. Bueno, casi libre de pelos. Tener una habitación sin pelos en esta casa es misión imposible.
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Vaya efecto que produce esa hierba...!
ResponderEliminarEres un experto en maldad... juajuajua...
Munchkin tampoco se queda atrás, pero cada cual tiene su técnica.
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Vaya gatitos drogadictos. Un beso.
ResponderEliminarDe algún modo hay que sobrellevar esta vida que llevamos.
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Una panda de desagradecidos, eso es lo que sois... hombre Ya!!
ResponderEliminarAgradecidos tendrían que estar ellos por lo peluditos y monos que somos.
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Juas! Así que andas a la gresca con el pequeñajo!! Como se las gasta con las drogas!! Van a tener que regalaros una plantita a cada uno... juas juas!
ResponderEliminar^^
Se quedaría él con las dos. Es un egoísta.
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El incentivar remordimientos, culpas en los demás, es una forma de maldad. Así que podes quedarte tranquilo.
ResponderEliminarNo tanto con tu discipulo en maldad.
Sí, el chantaje emocional también funciona, eso está claro. Y es menos cansado.
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Tan fácil como que te compren una planta y la otra se la dejen al bicho. Todos contentos.
ResponderEliminarPrrrrr o algo así.
Pero es que el bicho se comería las dos, como si lo estuviera viendo.
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