Marrameowww!!!
Una de mis mayores aficiones es tocarle las narices al
personal. Esto creo que ya lo sabéis más que de sobra pero, por si acaso, lo reitero.
Una buena forma de lograr este propósito la encuentro en el
sofá. No pongáis caras raras, que paso a explicaros, tranquilos, soy consciente
de que los humanos sois algo cortitos de entendederas y hay que daros todo tipo
de detalles para que captéis una idea.
Como soy un gato mimado (se piensan que así va a mejorar
algo la mala percepción que tengo de la bruja y el consorte) tengo muchos
juguetitos. Pelotitas, ratoncitos de peluche, ratoncitos de cuerda, ratoncitos
de cuero y un sinfín de otras cosas pequeñas con las que entretenerme dándoles
con la pata y persiguiéndolas hasta la extenuación.
La bruja o el consorte, indistintamente, me arrojan uno de
estos artículos al pasillo y ahí comienzan mis carreras y mi desesperación.
Podría dedicarme a mover el juguete pasillo arriba y pasillo abajo, o
llevármelo al dormitorio o a la cocina, donde podría jugar a mis anchas pero yo
prefiero llevármelo al salón. ¿Por qué? Pues porque ahí puedo ir dándole tutes
hasta que cuelo el objeto de mi divertimento debajo del sofá. Nada de un
golpecito suave, no. Cuanto más fuerte, mejor, para así asegurarme de que la
pelota, ratón o lo que fuere va a parar justo en el medio, donde no hay extremo
posible desde donde cogerlo como no sea moviendo el mueble.
Y la cosa va así: Me tiran el juguete al pasillo, corro, lo
recupero, lo llevo al salón y treinta segundos más tarde lo cuelo bajo el sofá.
Lo miro, miro al humano que tenga más cerca, maúllo, pongo ojitos de gato
bueno, vuelvo a mirar el juguete, vuelvo a maullar y espero pacientemente a que
vengan a mover el mueble. Y así hasta el infinito.
A la quinta vez en diez minutos, cuando ya están bastante
hartos de mover el sofá y veo que van a
pasar de mí, me tumbo al lado y empiezo a arañar con las patas traseras esa
área de descanso tan querida para ellos. Y, claro, exasperados por el ruido y
la grima de oír un constante “crsh, crsh, crsh”, al final ceden y vienen a
moverlo una vez más. Yo me “rescojono”, como dice el amigo Ferny.
Los días que estoy más inspirado, incluso llego a meterle
otro zarpazo al juguete en cuanto lo veo asomar por un extremo del sofá, así
tienen que seguir moviéndolo porque, el objeto antes visible, ha vuelto a
quedar sepultado bajo esa mole roja, negra y pesada.
Sí, lo sé. Soy muy perverso y blablablá. Pero es que es muy
divertido, leñe. Tendríais que ver lo que me río cuando veo a la bruja
intentando contestar vuestros comentarios en el blog, teniéndose que levantar
cada tres minutos para ejercer de estibadora. Si es que es la monda, oye. Voy a
ver dónde habrá quedado mi ratoncito, que ya me han dado ganas.
Prrrrrr.
Como les toques mucho las pelotas a tus dueños van a terminar descubriendo que son mucho más majos los perros y te vas a enterar.
ResponderEliminarBesos para la dueña y lo que sea costumbre para ti.
Estos con tal de no tener que bajar a la calle con el perro son capaces de aguantar cualquier cosa.
EliminarPrrrrrr.
Ahhh jajaja como me hace reir este forlan travieso! realmente que bueno que en estos momentos Simba esta lejitos y no aprende estos truquitos para volverme loca!
ResponderEliminarque pillin eres Forlan!
Es que tuve un buen maestro...
EliminarPrrrrr.
Valora a la bruja, que es una santa, conmigo tendrías que dar. Aquí están prohibidos los juguetitos, nada me da más rabia que ir viendo trastos por el suelo. Los hubo, cuando la seta era más pequeña y ellos también, ahora ya no.
ResponderEliminarMi hermana tiene tres y por su casa no se puede andar sin ir dando patadas a todo tipo de trastos, pelotitas, peluches...
Aún así cuando muevo el sofá debajo aparecen mis tesoros desaparecidos, boligráfos, mecheros, bolas del árbol de navidad, etc etc etc.
Besitos
¿Les tienes confiscados los juguetes? Eres como la Señorita Rottenmeier...
EliminarHoy no sé si ronronearte. No te lo has ganado. Pero tampoco te bufaré. Midamos fuerzas.
Peor, si vienen los de protección, me quitan la custodia, pero es supervivencia, o ellos o yo.
EliminarTerminarán siendo ellos. Siempre somos nosotros. Somos una raza superior, a ver cuándo lo entendéis...
EliminarJaja, malo, malo!!
ResponderEliminarIngenioso, que no es lo mismo.
EliminarPrrrrrr.
Te vemos en tu salsa, no paras! xD
ResponderEliminarEs que si no me aburro...
EliminarPrrrrr.
No sé si es mimado o un coñazo, hay que hacer una gatera para que pase bajo el sofá a sus anchas y ahorrar estibamientos.
ResponderEliminar:)
El consorte ya ha dicho que el próximo sofá que compren no tendrá patas.
EliminarPrrrrr.
Jaja! Ese si que es un juego!!! Ciro también se lo pasa tirando cosas bajo el sofá, pero no espera a que se lo busquen. Igual cada tanto lo corro y rescato varios de sus chiches..
ResponderEliminarBeso!
Ya aprenderá a mirarte con ojitos suplicantes... Ésa es la parte más divertida.
EliminarPrrrrrr.
jajajajjaa eso, el próximo sofá sin patas jajajaja... te van a pillar el truco Forlán!!
ResponderEliminarBesos ;)
Ya lo ha dicho el consorte. Parecen tontos pero, en el fondo, van aprendiendo.
EliminarPrrrr.
la suerte que has tenido en caer en esa casa.
ResponderEliminarBueeeno. No sé yo si tanta...
EliminarPrrrrrr.
No tenses la cuerda, que se puede romper.
ResponderEliminarAquí , juegan con los de verdad pero fuera que si los llegan a meter debajo del sofá, ya había hecho sopa china hace tiempo. :P
Besazo
Yo con uno de verdad nunca he jugado. ¿Hacen ruidito?
EliminarPrrrrr.
Ay minino, minino como te pareces al mío! juguetón a tope y no os cansáis me pregunto yo?
ResponderEliminarUn beso guapo!
¿De haceros la vida imposible? Jamás...
EliminarPrrrrrr.
Vaya, Cloe hace exactamente lo mismo que tú pero yo le doy otro para que haga lo mismo, cuando muevo el sofá lleno la caja de los juguetes y empezamos otra vez...
ResponderEliminarConmigo esa técnica no funciona. Si quiero el del sofá, quiero ése y ningún otro.
EliminarPrrrrrr.
Has descubierto a mi hija gatuna Forlan! Ahora entiendo ese desespero por alejar de mi alcance cualquier pelotita/juguetito de su propiedad. Tendre que hablar seriamente con ella...
ResponderEliminarSi es que en el fondo todos nos parecemos mucho.
EliminarPrrrrr.
Jajaja, cada uno se divierte como quiere, oye. Pero tú vete buscando entretenimiento alternativo, que lo de los bajos del sofá no será eterno y ahora, algunos, vienen sin patas :P
ResponderEliminarYa ha amenazado el consorte con comprar uno con patas. Tendré que ir pensando algo nuevo para entonces.
EliminarPrrrrrr.
Hay que jorobarse que mala leche gastas!!!
ResponderEliminarY lo que te tienes que divertir. No si... cualquier día te veo cobrándoles el gimnasio por el ejercicio hecho
Besos
Eso, eso. Que la bruja está echando mucho culo de estar frente al ordenador todo el día.
EliminarPrrrrrr.
Ay forlancillo no escondas el juguetillo!!
ResponderEliminarLa suerte de mover constantemente el sofá es q no das pie a perder algo, creerlo desaparecido y encontrarlo meses después.
Si yo tuviera q mover el mío con lo que pesa!!! Creo q dejarías de jugar si o si!!
Besos
Algunas cosas sí desaparecen mucho tiempo. Las que meto bajo el mueble del salón, que ése no tienen lo que hay que tener para moverlo tan fácilmente.
EliminarPrrrrr.
Jijiji... como sos!!! Me encantas!!! Pero yo, en el lugar de la bruja, ya hubiera puesto cualquier cosa de pata a pata para no tener que moverlo (léase contrachapado mismo... juasjuas...) y es que no tengo tanta paciencia y mis riñones no están para tanto trote... Te tienen en el paraiso!!!
ResponderEliminarDe momento, hasta que haya que cambiar el sofá y opten por uno que vaya hasta el suelo, ahí les tendré esclavizados....
EliminarPrrrrrr