Se abre el telón y vemos un dentista octogenario que ya
debía haberse jubilado hace tres lustros indicando a su paciente que, si le duele
algo, levante la mano. Está rodeado de tornos, ganchos y demás elementos de
tortura medieval que debieron ser el último alarido cuando él terminó la
carrera y recibió el título de la mano de Aristóteles.
El joven paciente levanta la mano sin dar siquiera tiempo a
que el experto dentista (tiene que ser experto, aunque más no sea por cansancio) le ponga un dedo encima de sus piezas dentales.
El abuelete se muestra extrañado y le pregunta al muchacho
qué le pasa ahora (se ve que es un poco quejica por naturaleza). Él le da
excusas peregrinas diciendo que no se trata del dentista, que es él, que van a
tener que dejar de verse por un tiempo pero que pueden seguir siendo amigos
(sí, debes tener tú mucho tema de conversación con ese señor. Esto es un abandono
en toda regla).
Este ser desalmado e infiel sale corriendo a una cadena de
clínicas y se abraza a una chica morena, joven, que seguro que le da muchas más
satisfacciones que el octogenario. Por lo menos le dará satisfacciones
visuales, supongo. La chica le devuelve el abrazo pero sin mucho entusiasmo,
poniendo los ojillos en blanco y como diciendo “la que me ha caído encima”.
Pues te chinchas, mona. Que por tu culpa el pobre abuelico
se ha quedado triste y ojeroso. Le van a forzar a jubilarse. Va a tener que
aguantar a sus nietos chillando y a la parienta viendo “Sálvame”. Su clínica
era su refugio y por tus curvas mortales, mala pécora, este buen señor ya no va
a tener excusa para ausentarse de casa. Cambiará la bata blanca por un chándal
de táctel y dedicará sus tardes a jugar a la petanca o al mus. Se dará al
chinchón o al anisete y todo será por tu inoportuna intervención.
Que sepas que mi dentista no me hace carantoñas. No me mima
nada. Me echa la bronca y yo soporto estoicamente porque no me vendo por unos
ojitos negros. Mi dentista tendrá sus problemas como cualquier hijo de vecino y
no seré yo quien venga a sumar una tragedia más. Quiero darle una alegría
cuando hinque en mis encías sus armas de destrucción masiva. Seré una mártir
por la causa.
Que vivan los dentistas de toda la vida, con su sofá
floreado en la salita de espera y sus revistas pasadas de moda.
Yo iba a un dentista que tenía las revistas de hacía 2 y 3 años, era como viajar al pasado, en mi familia decíamos:Gastas menos que Crispin en revistas.
ResponderEliminar(No se llamaba Crispin, aunque terminaba igual, es por mantener el anonimato del señor dentista)
Jajajaja. Ahora me dejas con la intriga... ¿Agustín? ¿Valentín? ¿Cariñín? No puedo con esta incertidumbre... Besotes!!!
EliminarJuas juas qué bueno!!! Que gracia me ha hecho lo del chándal de táctel y la petanca :P. Pobre dentista. A ver si el anuncio no es de dentistas y es que el jovenzuelo buscaba otra cosa ejejje.
ResponderEliminarCómo vas guapa?? Mañana es tu viaje!! Pásalo muy bien por allí, te voy a echar de menos. Besazossssssssssssssssss
Pues esta noche ya partimos para allá. Estoy de los nervios lo que en realidad me ayuda a pensar en cosas menos agradables... Un besote, guapa!!!
Eliminarhija, yo es que amo al mío. ya lo dije hace poco en un post y es tan, pero tan maravilloso que no le dejo ni por uno buenorro estilo anuncio. aparte de que no está mal mi señor dentista, todo hay que decirlo. pero ese no es el caso.
ResponderEliminarel anuncio una patata y además muy relativo. conozco gente muy descontenta con esa cadena de dentistas.
un beso.
p.d. ¿cómo estás de la pérdida de Luhay? yo lo llevaría muy mal y sólo quiero mandarte todo mi apoyo y un abrazo fuerte :)
La mía no es que sea para comérsela a besos pero tampoco está mal. Es majeta y no hace mucho daño.
EliminarCon lo de Luhay voy mejorcita. Tengo mis momentos pero la angustia inicial va pasando. Muchas gracias, guapa.
Un besote.
jejeje, toda una telenovela ese anuncio, hasta he sentido pena por el pobre dentista, teniendo que cerrar su consultorio a falta de pacientes porque todos se han ido a la dichosa clínica esa, y todo por una chica guapa, jejeje. Saludos.
ResponderEliminarMala persona es lo que es la morena. Mala persona.
EliminarBesotes!!!
Ayyy no me hables de dentista que tengo que ir el viernes...y voy a ver la estrellas, lo sé.
ResponderEliminarÁnimo, guapa!!! Tú puedes con eso y mucho más. Besotes.
EliminarMe imagino claramente tu suposición del diploma entregado x Aristóteles . Me he reído mucho
ResponderEliminarQue anuncian, una clínica dental con escort services?
Pues se ve que sí. Es un servicio completo, completo. Jajaja. Besotes!!!
EliminarEl anuncio es horrible. Nadie en su sano juicio siente ese cariño por un dentista, jajaj.
ResponderEliminarPero yo como tú, me quedo con el de toda la vida.
Besines.
Pues claro que sí, que vivan los dentistas de siempre. Un besote!!!!
EliminarJajajajaja. Debo confesar que yo la última vez me pasé a una clínica de estas que parece ser que te abrazan, aunque a mí en vez de achucharme me sacaron la pasta que no veas.
ResponderEliminarEso sí...pude comer mejor después..
Alpaca se despide con:
Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino.
Autor: Henry David Thoreau
Mooogggaaaksrfff
Es que el cariño también se paga con dinero, querida... Besotes!!!!
Eliminarjajajaja lo vi ayer y me acordé de ti... telepatía... Mi dentista afortunadamente es guapísiisisisisisismo y super simpático, vale que está casado, pero oye, mientras él le da al torno y no me entretengo mirando esos ojazos verdes!! ainsssss
ResponderEliminarJo, yo quiero conocer a tu dentista. Jajaja. Besotes!!!
EliminarEstoy de acuerdo contigo, y he de decirte que con lo que me gustan los anuncios, me encanta tu forma de describirlos. Espero ansiosa el próximo :D Biquiños!
ResponderEliminarPues a ver si llega pronto el próximo, que estoy recién aterrizada y me va a costar retomar el ritmo, jajaja. Un besote!!!
EliminarYa, ya... Pero si el dentista fuera hermano gemelo de Stephen Amell o Hugh Jackman. ¡Otro gallo no cantaría! jaja
ResponderEliminarJajajaja. Ya te digo... Un besote.
EliminarMe mondo y me troncho¡ ;-) Que bueno¡
ResponderEliminarPobre sr.dentista, relegado por una morena¡
Pasatelo genial en tu viaje, ya nos contarás a la vuelta¡Te viene bien que sea ahora, así te animarás.
Besotes¡
Sí, la verdad es que el viaje me ha sentado de perlas... Lo malo es que ahora tengo que actualizar el blog y el jet-lag me está matando. Jajaja. Iremos de a poquito. Un besote!!!
EliminarA mí los dentistas me dan mucho yuyu, me daban, he descubierto una que es un sol, la amo, me ha quitado toda la fobia que tenía, eso sí, me duerme para todo.
ResponderEliminarEl anuncio no lo he visto, prestaré atención.
Muchos besos
Jajajaja. Claro, los trances pasan mejor cuando estás drogada. Jajaja. Un besote, guapa!!!
EliminarQue vivan!! El mio tampoco me hace carantoñas, ni dos besos me da! Lo único que hace es echarme la bronca para que deje de fumar, que tengo alquitrán en los dientes, que si el hilo dental, y tal y cual. Oye, pues que le adoro, llevamos 20 años juntos y sin ninguna intención de dejarnos.
ResponderEliminarUn besote.
Qué historia tan bonita, Bionda... Se me escapa un lagrimón. Jajaja. Un besote!!!
EliminarJajajaja, qué bueno! Pobre Sr. dentista, tendrá que hacerse una operación de pechos y un lifting para ver si sobrevive a esa competencia desleal. Agggg, qué imágen me ha venido a la mente!
ResponderEliminarAy, y tú que me has evocado la misma imagen... Muchas gracias, Berlín... Podía vivir sin esto. Jajajaja. Besotes!!!
EliminarJaja, aunque, siendo sincero, no tengo nada de qué quejarme sobre ellos, prefiero no pasar cerca de ningún consultorio.
ResponderEliminarLo mejor es no tener que ir, sin duda. Bienvenido y en cuanto tenga un ratito me paso a conocerte.
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