Hoy le toca el turno a una app de entrega de comida a
domicilio. No sé muy bien cómo voy a conseguir darle una extensión adecuada al
post porque, en realidad, no hay demasiado texto. Simplemente cantan. La peculiaridad
de todo esto es que, quienes cantan, son los alimentos.
Sí, los alimentos. Creo que ya he comentado en alguna
ocasión que me da mucha grima cuando en los anuncios/pelis/lo que sea, ponen a
hablar o cantar a los animales. Lo que no me esperaba era tener que ver cantar
también a objetos inanimados. En este caso no me da grima pero el resultado es
bastante WTF.
Para que todos podamos seguir el ritmillo, han elegido la
melodía de “Mister Sandman” de las Chordettes.
La cosa parece que empieza normal cuando vemos a un grupo de
gente sentada a un sofá y uno de ellos toma el móvil en su mano. Pero acto
seguido, el móvil (a quien han dibujado ojos y manitas) empieza a canturrear,
animándonos a descargar la aplicación mientras un taco mexicano le hace los
coros. Se van sumando a la fiesta unas patatas gajo, unos noodles, una tortilla
de patatas (¿alguien pide tortilla de patatas en una aplicación de comida a
domicilio?), una hamburguesa, y un flan con nata que nos canta lo rápido que hacen
las entregas. No quiero imaginarme cómo puede llegar a nuestro hogar un flan
con nata después de un viaje en moto. Hay que aclarar que a todos ellos les han
dibujado también ojos y manos, para darles mayor expresividad.
También nos recomiendan sushi para el resacón. No sé si será
porque yo casi nunca bebo (y, cuando lo hago, lo hago con moderación porque tantos
años viendo anuncios han hecho mella en mí) pero creo que nunca se me hubiese
ocurrido comer sushi estando de resaca. Luego sale una pizza con cara de
mafiosa (ahí, sin estereotipos) que nos recomienda una peli mala, manta y siesta. Desconozco por
qué la peli tiene que ser mala. Supongo que será para tener menos cargo de
conciencia si te quedas frito.
Finalmente, todos a coro nos dicen que hagamos “cliqui,
cliqui” y ya podemos elegir nuestra comida preferida. Dicen “cliqui” en vez de “click”
porque era la única forma que tenían de hacer que rimase con el nombre de la
app, aunque fuese con calzador.
Y, una vez que se ve que se han decidido a hacer “cliqui,
cliqui”, vemos en la puerta al motero con su casco y la bolsa de comida en la
mano, haciendo “bom, bom, bom, bom…” para continuar el ritmillo atrapante. Porque
no me negaréis que, a estas alturas, todos estamos moviendo el piececito.
Y ahí nos dejan, sin tener muy claro qué leches
acabamos de ver y recordando vagamente la película “La fiesta de las salchichas”.
No sé si después de esto a alguien le entran ganas de pedir comida a domicilio
porque yo me imagino a mi cena cantando y ya no me dan ganas de comérmela.
P.S. Este anuncio ha sido ganador de la edición PAPA 2018 junto con este otro anuncio porque no habéis sabido determinar cuál es peor:
P.S. Este anuncio ha sido ganador de la edición PAPA 2018 junto con este otro anuncio porque no habéis sabido determinar cuál es peor: