Escríbeme!!!

¿Sugerencias? ¿Comentarios? ¿Quieres venderme algo o cyber-acosarme? Escríbeme a plagiando.a.mi.alter.ego@gmail.com

sábado, 10 de marzo de 2012

Nunca bailaré a tu son


Hoy relato algo que me pone mala: La gente que va escuchando música en el móvil en cualquier medio de transporte público y no tiene la decencia de ponerse unos cascos.

Se ve que estos especímenes, muestra viviente de la falta de civismo, están muy orgullosos de sus gustos musicales y consideran un deber ciudadano compartirlos con el resto de la humanidad.

Curiosamente, los géneros musicales en cuestión suelen ser casi siempre los mismos: Chunda-chunda, reggaetón o flamenqueo. Nunca he visto un heavy-metal con el móvil a todo trapo (los habrá, supongo, pero no es una especie que abunde), mucho menos a alguien atronando en el Metro con música New-Age tipo Vangelis o Jean-Michel Jarre.

A ver, proyecto de ser humano. Sé que todo el mundo es libre de escuchar lo que le plazca y, quien más quien menos, todos hemos bailado (o perreado) alguna vez cualquier chorrada en una fiesta de pueblo pero no tengo el más mínimo interés en que compartas tus intereses artísticos conmigo, de verdad que no. Es evidente que lo haces para que te miren, para que vean lo cool que eres con tu móvil super fashion al que no te llaman más que tus acreedores, tus padres para preguntarte dónde narices te has metido o tus colegas para pasarte vídeos de caídas en youtube (ni se les ocurre preguntar qué tal te va la vida).

La escena más patética que he visto, fue un grupo de adolescentes-ya-saliendo-de-la-adolescencia, con las hormonas alborotadas, que, al ver a una chica muy mona que iba jugando con el móvil, pusieron el reggaetón a todos los decibelios que fuera capaz de aguantar su móvil y, no conformes con eso, ponerse a bailar en la plataforma que hay entre los vagones (para los que no sois de Madrid, tenemos por aquí algunos Metros cuyos vagones van unidos por una plataforma articulada, de tal guisa que todo el Metro parece una oruga donde hay un solo pasillo, dando la sensación de que es un único vagón enorme. No sé si los habrá en el resto de España, he de reconocer que no viajo mucho, así que lo explico por si acaso). Los miramos todos los del metro, partiéndonos la caja, claro está, salvo la chica, que estaba más interesada en evitar que la matasen los marcianitos.

Mi jefa se ha guardado “Rigoletto” en el móvil para ponerlo a toda castaña la próxima vez que se encuentre con alguno de estos pseudo-humanoides. Deseandito estoy que me lo cuente.

Es como volver a la famosa época ochentera de los “loros” pero esta vez en chiquitito. Con lo pequeños que soy hoy en día los auriculares (aunque esté de moda llevarlos más grandes que tu cabeza, como comentaba aquí) ¿qué necesidad tienes de torturarme? Que son más de las once de la noche, acabo de salir de trabajar, estoy hecha una piltrafa humana con el rímel en los tobillos, intento concentrarme en mi librito sin molestar a nadie y tú estás ahí con el “Ai se eu te pego”, dale que te pego, valga la redundancia, o la repugnancia, según el caso.

Encima yo soy muy tímida, así que no me atrevo, ya no digo a decirles algo, sino directamente a mirarlos con mirada asesina (mucho menos a ponerles “Rigoletto”), así que soporto estoicamente mientras me pregunto si habrá alguna farmacia de guardia para comprar tapones para los oídos.

Me he puesto a investigar en plan Félix Rodríguez de la Fuente y lo más curioso de todo es que estos cavernícolas con mononucleosis son territoriales. En el vagón donde hay uno, no hay otro. Menos mal, porque de otra manera eso ya sería un caos infernal y saldríamos de ahí necesitando una tortilla de ansiolíticos.

A lo mejor es que están mejor organizados de lo que pensamos y se lo montan en plan macro-discoteca. En un vagón, House; en otro, pachangueo; en otro, reggaetón y así hasta llegar al Hardcore. Visto así, el transporte no está tan caro, tienes transporte y rave todo en uno.

El único día que no me pongo de mala leche es los viernes por la noche. Ves ahí a los jovenarios que van de fiestuqui, compartiendo con sus compañeros (y con el resto de viajeros) su alegre musiquilla y oye, que hasta te dan ganas de irte de botellón con ellos. Es viernes por la noche y hay que ser más permisivo, que para cabrearnos ya tenemos el resto de la semana. 

14 comentarios:

  1. A mi también me pone de los nervios, por suerte no viajo en metro más que un par de veces al año, a veces ni eso. Eso que me ahorro.

    El motivo de porqué nunca encontrarás a nadie escuchando Heavy Metal o Jean Michel Jarré en el móvil es simple: Los móviles suenan como el culo. Alguien que de verdad aprecia la buena música se pondrá unos cascos para poder disfrutar de todos los matices del tema. Y no, no lo digo en coña, llevo 5 años currando en el Metal (y conozco algún que otro fan de Jean Michel Jarré) y son auténticos melómanos, impresionante lo que saben.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues tienes todas la razón. No había caído yo en ese detalle. Gracias por desvelarme el misterio... Besotes.

      Eliminar
  2. Pues en México más que los pasajeros con sus teléfonos, son los conductores que van escuchando música a todo lo que dan sus potentes altavoces. A veces tiene uno suerte y tienen buen gusto musical, pero la mayoría de las veces es musica grupera: norteña, banda, cumbia, reggaetón, duranguense, y lo peor...narcocorridos, créeme, cuando hayas escuchado u día sí y otra también alguna de estas "joyitas" http://youtu.be/jz1cdAgw1K4 (revisar bajo tu propio riesgo),sabrás que aquello es el poco menos que el paraíso comparado con esto, jeje...¿sabes que es lo peor? darte cuenta que pese a que la odias con todo tu ser,que jamás en tu vida escucharias voluntariamente esto, que te resistes y levantas tus escudos para no dejarte colonizar, están logrando penetrarlos, pues un días descubres que te sabes las letras o vas moviendo el piecito al ritmo de esto!!! horror!! están en todos lados, en el bus, en el super, en las fiestas, pero aun no me han vencido, sigo resistiéndome.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja. Me has recordado a los autobuses en Montevideo. Son muy dados a la cumbia, también... Qué nostalgia, jajaja. Por cierto, gracias por el enlace, ha sido muy inspirador XD. Besotes, chamaca!!!

      Eliminar
  3. Mi álter ego: Pues fíjate lo que me puede impresionar todo ese ruido, yo no tengo móvil. Subo al autobús y todos los viajeros suenan menos yo, hasta el autobús te dice ya la hora. Entre que voy solo siempre y los ruidos de los demás casi añoro no ser sordomudo. No sé cómo nos las apañábamos para tomar el transporte público hace tan solo 10 años. Qué antiguo me están dejando estos tiempos, yo que conocí a los guardias de circulación rodeados de botellas de sidra el día último de año :_(

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es una cosa inaguantable. Que le suene el móvil a alguien, pues es normal, porque casi todos tenemos móvil pero es la llamada y ya, pero lo de ir compartiendo tu música con los demás, ya es muy fuerte. De todas formas, echo de menos la época en que nadie tenía móvil. Si te encontraban en casa, bien y, si no, pues ya volverían a llamar. Qué liberación. Un besito.

      Eliminar
  4. Pocas veces voy en metro, pero cuando voy aprovecho para leer, así que si me encuentro con estos especímenes, soy de las que les mira con cara de asesina.

    Buen domingo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo, como no soy capaz de mirar con cara asesina, ya he aprendido a abstraerme y soy capaz de leer con ese soniquete taladrándome el tímpano. Un beso y feliz domingo para ti también.

      Eliminar
  5. Además... si es que se oye distorsionado... a mí me jodería escuchar música que me gusta con tan poca calidad ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se escucha fatal. Yo creo que simplemente lo hacen en un afán de promoción. Si no, no me lo explico. Besitos.

      Eliminar
  6. Yo, como tantas otros detallitos cotidianos de nuestros vecinos y conciudadanos, no soporto esto de los nuevos "loros".

    Me siento carca cuando hablo de estas cosas, pero no hay educación.

    Hay que destacar que mucha culpa la tenemos los demás, los que nos creemos educados, por no decirles nada y tolerar estos comportamientos. Si la gente dijera lo que hay que decir y apoyara al que lo dice, otro gallo cantaría. A mí me parece que mirar para otro lado también está feo. Eso también me cabrea.

    Les apetece escuchar música y tú tienes que escucharla también a toda leche.

    ¿Y si a mí el cuerpo me pide mear y ya no me aguanto? ¿Verdad que no me meo encima de estos hijos de puta?

    Me ponen negro.

    Lo siento, es que me enciendo.

    Besos

    ResponderEliminar
  7. Esos chavales que velan porque estemos al día en tendencias musicales, ays! Yo tampoco les aguanto, la verdad, pero no te queda otra que aguantar y rezar para que su estación esté antes que la tuya, porque como se te ocurra decir algo puede que , además de su marca de calzoncillos, te deleite con su exiguo vocabulario, en el mejor de los casos.
    En una ocasión, un grupo de 4 o 5 de estos individuos, entraron en un vagón de la L5 y, además de deleitarnos con su repertorio musical, nos demostraron como hacer flexiones correctamente y como liarse un, ejem, "cigarrillo natural" y fumarselo. Una mujer le llamó la atención, se encararon con ella, éramos más viajeros con conciencia que ellos y defendimos a la mujer, y se bajaron en la siguiente estación.
    Hugo suerte, pero fue un poco tenso.
    Besines y perrea, perrea.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es algo alucinante. Espero que, una vez que se hagan más mayores, se acuerden de esto y se rían, pensando en la manera de hacer el ridículo que tenían ¿o lo contarán como una hazaña? Besos.

      Eliminar