Marrameowww!!!
Sé que la bruja anduvo hace poco quejándose del tiempo y,
aun a riesgo de que parezca que estoy de acuerdo en algo con ella y de que este
blog termine convirtiéndose en algo que pueda utilizarse como referente a la hora
de explicar el clima en Madrid, yo también lo voy a hacer.
Vaya por delante que la coincidencia de opiniones no está
generada por los mismos motivos. A ella lo que le gusta es poder salir a la
calle sin abrigo y lucir sus trapitos primaverales, como si con eso fuese a
estar más guapa o algo. De verdad os digo que le hace un favor al mundo cuanto
más se tape pero bueno, allá ella con su sadismo hacia el resto de la
humanidad. Cada cual utiliza sus técnicas de tortura hacia el mundo que le
rodea como mejor puede. A ella le toco ser fea, así que está bien que lo
explote, digo yo.
En nuestro caso, tengo que decir que el calor no nos gusta
demasiado porque en esta santa casa, cuando hace calor, hace calor de verdad y
eso nos obliga a pasarnos el día despatarrados en el suelo y obligados a hacer
un esfuerzo únicamente para respirar y mantenernos con vida.
Pero estos días en los que, una vez más, ha vuelto a bajar
la temperatura, tampoco nos agradan demasiado. El motivo es que el descenso
térmico no nos deja más opción que acurrucarnos junto a los humanos, con el
asquito que eso nos supone. También a veces nos acurrucamos entre nosotros pero
hay que reconocer que los humanos son una buena fuente de calor si somos
capaces de tolerar la repugnancia y sus consiguientes náuseas, lo cual no es
nada fácil pero, con el paso de los años, uno va haciendo callo.
A todo esto hay que sumarle el viento. No sé a otros felinos
que habiten en vuestros hogares pero, en nuestro caso, el viento nos afecta en
gran medida. Escuchamos ese ulular constante y ese temblequeo de ventanas y nos
entra un ansia irrefrenable de correr y dar saltos por toda la casa, intentando
tirar la mayor cantidad de cosas posible en nuestra carrera. Y eso, como os
podréis imaginar, es muy cansado. Desconozco el porqué de esta reacción (a
veces debo admitir que no soy tan listo) pero es algo inevitable para nosotros.
Como siempre hay que verle el lado positivo a todo para no
querer colgarnos de los bigotes, me consuelo pensando que, cuando nos
acurrucamos junto a (o sobre) los humanos, limitamos en gran medida su
capacidad de movimientos, consiguiendo una incomodidad sin precedentes o, en el
mejor de los casos, el adormecimiento de algún miembro. Es muy gracioso cuando
los ves intentando liberar el miembro aprisionado sin molestarnos “porque
estamos tan monoooos”.
Por otra parte, nuestras carreras y saltos por el hogar,
consiguen ponerlos bastante de los nervios, lo cual también es de agradecer.
No se consuela el que no quiere. Será que me hago mayor.
Prrrrrr.
P.S. Dice la bruja que, si no habéis votado aún en la primera
fase de los PAPA 2017, tenéis hasta las 23:59 de mañana martes para hacerlo
pulsando aquí.