Marrameowww!!!
¿Habéis oído hablar de los perros de Pavlov? Aquellos de los
que decían que, como estaban condicionados, babeaban sólo con que alguien tocara
una campanita. Confieso que nunca había creído demasiado en esa teoría porque
los perros babean todo el tiempo, por lo que es muy fácil demostrar cualquier
teoría si la prueba de que ésta se cumple es que el perro babee. “¡Mira, está
puesta la tele y el perro babea! Eso es porque está condicionado a babear
cuando se enciende la tele”. O, ““¡Mira, no pasa absolutamente nada y el perro
babea! Eso es porque está condicionado a babear cuando no pasa absolutamente
nada”. Vamos, que me parecía una teoría bastante endeble. Siempre decía que me
la creería si hubiesen condicionado a los perros a no babear. Eso sí hubiese
sido una prueba irrefutable de que el condicionamiento funcionaba.
Pero la vida me ha ido enseñando que, quizás, algo de verdad
en los experimentos de Pavlov sí que hay. Yo no babeo, porque los gatos somos
seres muy finos y ni se nos pasa por la cabeza eso de ir dejando charquitos de
baba por doquier pero sí he notado que me entra un hambre atroz cuando escucho
moverse un platito de plástico. ¿Por qué? Pues porque mis humanos usan platitos
de plástico cuando nos dan latitas o algún otro manjar exquisito. Tanto es así,
que ahora están germinando una planta en una bandejita de plástico y, cada vez
que la mueven para ver cómo van los brotes, tanto Munchkin como yo vamos
corriendo a ver qué es lo que suena, no sea cosa que sea la hora de la delicatessen y nos la vayamos a perder.
Creo que la planta también es para nosotros pero esto ya os lo confirmaré en
alguna entrega posterior. El caso es que vuelven a dejar la planta en su sitio
y nosotros nos quedamos con cara de frustración, comprendiendo que hemos estado
maullando un largo rato para no obtener a cambio ningún beneficio.
Otro factor de condicionamiento (aunque éste sólo me afecta
a mí) es cuando a la bruja le duele la cabeza. Puede parecer una banalidad y
estoy de acuerdo con vosotros en que bastante me importa a mí lo que le duela a
la bruja pero el caso es que, cuando le duele la cabeza, tiene la costumbre de
intentar poner remedio a su dolor, tomando alguna pastilla analgésica. La consecuencia
de esto es que, en cuanto la oigo trastear con el blíster para extraer un
comprimido, voy corriendo a su encuentro porque pienso que me va a dar el
antiparasitario. No me malinterpretéis, no es que me fascine tomarme el
antiparasitario pero sé que, una vez que me lo he tomado, la bruja me
recompensa con una latita, que vendrá precedida del correspondiente sonido de
platito de plástico (si encima le da por ir a comprobar la plantita, ni os
cuento).
Y así voy por la vida de decepción en decepción por culpa
del condicionamiento.
Maldito seas, Pavlov.
Prrrrrr.
es verdad, nunca he visto ningún gato babeando.
ResponderEliminareste verano he estado dando de comer a unos congéneres tuyos que había en el jardín de enfrente de nuestra casa. también usaba platos de plástico. y observé que eran poco dados a comer en el mismo plato. cuando uno se acercaba queriendo que le invitaran, el que estaba comiendo le pegaba un bufido.
en vuestro caso, ya sé que tú y munchkin coméis por separado. ;)
Bufarnos no nos bufamos porque sabemos que la comida no falta (yo le bufaba a Luhay al principio de los tiempos porque estaba acostumbrado a pelear por comida) pero tenemos que comer por separado porque el imberbe mete la cabeza en el plato de tal manera que no hay quien pille nada.
EliminarPrrrrrrrr.
Me ha hecho reir lo de los perros y sus babas..
ResponderEliminarComo estuve fuera prácticamente todo el fin de semana en el curso de fotografía le preguntaba a mi michi luego si me había extrañado (con vocecita de chiquilla, para hacerlo mas patético jaja). Y ninguna reacción, indiferencia total de su parte.. evidentemente no me extrañó. Un perro me hubiera demostrado cuanto me extrañaba en el lapsus entre entrar y salir del baño jaja.. pero bue, los michis igual son muuuuuuchoooo mas lindos que los perros, of course!!!
beso
De eso no cabe duda. Nosotros no es que no extrañemos, es que no lo admitiríamos ni bajo tortura.
EliminarPrrrrrrrrr.
Vamos que... a fin de cuentas no es tan distinto un gato de un perro... jojojojo
ResponderEliminarNo me pongo a enumerar diferencias porque nos dan aquí las uvas.
EliminarPrrrrrrrr.
jajaja yo tengo a Charlie y Umpa condicionados... Bueno... solo al Umpa (pero como Charlie hace lo mismo que haga el otro... pues...)
ResponderEliminarHace ya años que empecé a dar 4 palmadas (agruapadas de dos en dos) y después darle barrita (por ejemplo) Tardó poco en pillar que las palmadas = barrita.
¿Por qué? Pues porque el MUUUUUYYYYYYY se puede esconder por toda la casa y llamarle a voces, que cuando no quiere aparecer, no aparece... Y yo ya me imagino cosas extrañas (que ha abierto la ventana y ha saltado desde el décimo y después el otro ha cerrado la ventana por dentro... POR EJEMPLO) Conclusión... das las palmadas, y el tío aparece sin saber de dónde (como la lluvia de Rajoy, oye...)
Nota para la bruja: si quieres que esto funcione para hacerlos llamar... lo de los plásticos y eso... de vez en cuando recomenpénsales de verdad... o se acabó el condicionamiento... jajaja =)
Y te lo pasarás tú muy bien dando palmaditas y engañando al pobre Umpa. ¿No veis lo crueles que sois?
EliminarPrrrrrrrr.
Hola! ¿No te has planteado que lo hagan adrede para molestarte? Deberías pensar alguna travesura por si fuera así, porque además, siento decirte que... la planta no va a ser para ti. No me gusta ser portadora de malas noticias, pero ya verás como no te van a dejar tocarla :(
ResponderEliminarBesos!
Sí nos dejan tocarla. Resulta que sí era para nosotros. Algo bueno tenía que tener vivir en esta casa...
EliminarPrrrrrrrrrrr.
Anota Pavlov: "Cuando a las brujas les duele la cabeza, los gatos babean".
ResponderEliminarQue nosotros no babeamos!
EliminarPrrrrrrrrr.
Jajaja, pues ahora entiendo yo las reacciones de mis gatos. En casa la latita la damos sobre papel de aluminio, porque uno de los gatos no la come de otra manera, suponemos que es una costumbre del tiempo que el pobre vivió en la calle y al final todos la quieren de ese dichoso papel y no usan el cuenquito que tengo para tales menesteres. El caso es que cuando cojo el papel de aluminio para envolver algo ya los tengo remoloneando a mi alrededor creyendo que voy a darles lata.
ResponderEliminarUn besito y vosotros seguid acudiendo a, movimiento de la plantita que a lo mejor se apiadan. Por cierto, con mis gatos no hay soborno posible para compensar el antiparasitario, los tengo que dopar a lo bruto, jejeje, aunque luego los recompenso.
Con Munchkin no hay manera de que se lo tome. Hay que llevarlo a que le pinchen. No es más tonto porque no entrena.
EliminarPrrrrrrrrrrr.
Creo que es un plan maquiavelico de Mialter para vengarse de todas vuestras trastadas juas juas juas
ResponderEliminarP.D: Te comerás la planta fijo. Fantasma se comió hasta el cáctus XD
La bruja no es capaz de tramar nada. No le dan las neuronas.
EliminarLa planta ya la hemos degustado. Está buena.
Prrrrrrrr.
Juas juas juas... ¡esos instintos básicos os dan una mala vida que no veas!
ResponderEliminarRascaditas
^^
Ayyyy, ¿por qué nos toca estar sujetos a las pasiones?
EliminarPrrrrrrrrr.
Jajajaja tranquilo Forlán si te sirve de consuelo, Mixa -mi gata- en cuando oye un armario que se abre empieza a chillar como una histérica y va corriendo del armario abierto a su lugar de comida una y otra vez
ResponderEliminarBesikos
¿Y eso por qué? Esa gata tiene que tener algún trauma...
EliminarPrrrrrrrrr.
Bueno tiene bastantes :) En verano no podemos dejar ninguna ventana abierta porque si la ve corre y se tira a la calle. Le encanta esa comida blanda barata del DIA pero no le podemos dar cada día porque es viejita y su estómago luego se resiente y se cree que dentro de los armarios es un dispensador de comida del DIA así que chilla y chilla y chilla aunque también chilla si el agua no está fresquita, si le queda poco pienso, si me tumbo en la cama, si voy al sofá...
EliminarDebe volverse senil la pobre.
Madre mía... Menos mal que aún soy joven. Aunque, bien pensado, si ser viejo me sirve para poner más histérica a la bruja...
EliminarPrrrrrrrr.
Como te comas la planta de doy!
ResponderEliminarBesos, malvado.
Nos la estamos comiendo. Resulta que sí era para nosotros, envidiosa.
EliminarPffffffffff.
maldito!
ResponderEliminarPero qué maja, ella.
EliminarPffffffffff.
Lo tuyo no es la empatía, Forlán. Pero tengo que admitir que tu teoría sobre el babeo perruno me ha encantado. Paulo también me cae mal a mí.
ResponderEliminarEs que los perros babean todo el tiempo. Vaya forma tonta de demostrar una teoría.
EliminarPrrrrrrrr.
A nosotros nos hacen ruido con las latitas para que pensemos que hay manjar. Sois lo peor.
ResponderEliminarPrrrrrrrr.
Las latitas son lo mejor que hay. Un beso.
ResponderEliminarTodo lo comestible, en realidad.
EliminarPrrrrrr.
jajaja que malcriado te tienen jajajaja
ResponderEliminarMalcriado, no. Yo lo valgo.
EliminarPrrrrrrrr.
Jajajaja...pues sí, el perrito trae de cabeza todo experimento que se precie y es que ya se ha ganado la fama a pulso.
ResponderEliminarAy! los sonidos, yo reconozco que tambien tengo un oído fabuloso para algunas cosas.
Y la bruja. Eso no es muy bueno porque enseguida se entera cuando tiramos algo, por pequeño que sea.
EliminarPrrrrr.
Jajaja te lo mereces por gruñón. Eres un consentido de lo peor y todavía te quejas.
ResponderEliminarCariños al bicho.
No soy consentido. Me merezco todos y cada uno de mis privilegios (que no son suficientes)
EliminarEl bicho es la bruja, ¿no?
Prrrrrrrrr.
Genial. Por un momento me pareció estar leyendo a Elvira Lindo.
ResponderEliminarGracias!! Eso es todo un halago para un felino como yo.
EliminarPrrrrrrrrr.