Marrameowww!!!
Vengo hoy a contaros un relato espeluznante que me tiene
preocupado. A ver si vosotros, que me queréis más a mí que a la bruja, me dais
la razón y llamáis a la policía o a quien sea que haya que llamar en estos
casos.
Recientemente he descubierto una faceta de la bruja que
desconocía. Ya sabía que es fea, que no es muy lista que se diga, que es una
agarrada y muchas cosas más, todas malas, porque tras más de ocho años de
convivencia uno termina conociendo a los humanos que le han tocado en suerte.
Lo que no sabía es que también es una psicópata en potencia (o ya psicópata
consumada; eso lo juzgaréis vosotros).
Os cuento. El otro día estaba durmiendo apaciblemente una de
las múltiples siestas que me echo durante el día (algunas por aburrimiento y
otras para evadirme de la realidad que me ha tocado vivir con estos humanos).
El imberbe reposaba a mi lado y ahí estábamos, totalmente entregados a los
brazos de Morfeo cuando, de repente, fue como que sentí algo. Llamémosle
“presencia” o llamémosle “creo que esta cansina está por aquí”. Abrí un ojo y
¿qué me encuentro? Pues a la bruja mirándonos fijamente con esa cara que sólo
la gente desquiciada es capaz de poner. La cabeza formando ángulo de cuarenta y
cinco grados con su hombro derecho, los ojos brillantes con una mirada ausente
y juraría que estaba a punto de dejar escapar un hilillo de baba por la comisura
de los labios.
Efectivamente, nos estaba observando mientras dormíamos.
Decidme si no es lo más creepy de
todas las cosas creepy que habéis
visto u oído en vuestras vidas. Imaginaos despertar un día y encontraros a
alguien vigilándoos en vuestro sueño. Asusta, ¿verdad que sí? Pues figuraos
cómo ando yo, que no sé si dormir con un ojo abierto, si esconderme en algún
sitio para echar una cabezadita sin miedo a ser observado o si, directamente,
dormir sin hacer uso de la retractilidad de mis zarpas y dejarlas directamente
ya sacadas, como si fueran navajas de Albacete. Toda precaución es poca cuando
se trata de tu propia seguridad (el imberbe que se ocupe de la suya; no voy a
andar yo ejerciendo de guardaespaldas de nadie).
Otra opción sería dormir por turnos y que cada felino vigile
que no suceda nada durante el sueño del otro pero esto me supone un doble
problema. Primero, no confío en que Munchkin no se vaya a quedar frito en plena
guardia, porque él es muy de caer desmayado allí donde le pilla el sueño y,
segundo, eso supondría tener dos pares de ojos observándome mientras duermo.
Demasiada presión.
¿Huyo de esta casa sin mirar atrás? Y, en caso afirmativo,
¿a dónde? No es cuestión de irme a la calle con una pata delante y otra detrás
porque a ver de dónde saco yo el pienso y esas cosas que necesito para tener
una vida medianamente confortable.
¿Qué me aconsejáis? Tengo mucho miedo.
Prrrrrr.